diciembre 12, 2024
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agosto 4, 2019 | 312 vistas

Shalma Castillo.-

Kimberly Avalos Hernández es maestra de Educación Primaria y a sus 27 años lleva ya dos intercambios binacionales en el Programa Migrante. Es originaria de Ciudad Victoria, pero trabaja en el puerto de Tampico.

En el 2018 por primera ocasión participa en el programa en Nyssa, Oregon. En el 2019 viaja hasta California, para enseñar el patrimonio, cultura y tradiciones de su país y estado.

También ha realizado viajes a Canadá, uno de ellos para estudiar y perfeccionar el idioma inglés. Ella nos comparte la experiencia de trabajar con niños que con su familia buscan el sueño americano…

ENSEÑAR ES SU VOCACIÓN

La educación es lo que realmente la llama, Kimberly es una mujer que disfruta lo que hace, trabajadora, que sus días laborales son de domingo a domingo.

De lunes a viernes, por la mañana, trabaja en la Coordinación de Inglés de la Secretaría de Educación de Tamaulipas, en el municipio de Tampico.

Por las tardes es maestra frente a grupo, sábados y domingos trabaja en la iniciativa privada, en una universidad.

 

LA PRIMERA EXPERIENCIA

Para sacarse “la espinita” de ir a otro lugar a realizar alguna actividad, Kimberly decide aplicar en la convocatoria de la SEP que lanzan a través de internet, presenta el examen de inglés y de reconocimiento, y queda seleccionada.

Así es como inicia la travesía del Programa Migrante en el 2018.

Kimberly, se describe como una persona fácil de adaptarse, ya sea a lugares, personas o circunstancias, entonces al llegar a Oregon no se le dificulta relacionarse.

“Al llegar todo es nuevo, pero bonito, porque te tratan como la maestra binacional, te reciben con los brazos abiertos”.

En esta ocasión dice que ella crea su propio programa que habla de México y Tamaulipas, con un enfoque pedagógico, pero histórico.

“Hasta tú te enamoras de lo que vas contando, les dices cómo es tu país, en dónde vives, tu estado, su cultura, cosas que a veces nosotros olvidamos y no apreciamos”.

Diariamente atiende a 120 alumnos, desde preescolar hasta segundo grado de primaria; les enseña contenido a través de vídeos, canciones, historias y festivales mexicanos.

En esta ciudad, Kimberly platica que solamente atiende a niños hispanos, hijos de padres mexicanos.

“Ahí es un mini México, es una escuela de verano para niños migrantes, sus padres son jornaleros y se dedican a la pisca de fresas y otras frutas. Todos los niños tienen que tener un papá que se dedique a eso para pertenecer al programa”.

Las clases son en español e inglés, porque en cada salón hay niños que no dominan los dos idiomas y debe adaptarse a ellos.

PROGRAMA MIGRANTE 2019

La segunda ocasión para aspirar a la convocatoria es a través de currículum, y depende de lo que pide el Gobierno de Estados Unidos, seleccionan a las personas.

Ahora es en California, y aquí es totalmente distinto, son niños migrantes recién llegados de México.

El trabajo es en cuatro escuelas; en el primero imparte un taller para jóvenes con un pasado migrante que están estudiando para ser maestros de alumnos migrantes.

“En el taller les hablo del sistema educativo mexicano porque al tener niños que van llegando de México, tienen que tener conocimiento de cómo es la escuela mexicana. Les comparto también mi experiencia personal y en el taller les brindo estrategias para poder hacer sentir parte a los niños que van llegando”.

Para ir a la segunda escuela, primero llega al Consulado donde les hablan del estatus que ellos mantienen en el país, que aunque van de intercambio les hacen saber sus derechos.

Ya en el centro de trabajo es una escuela con 60 alumnos y tres grupos; “ahí tienen a los maestros más fabulosos del planeta entero”.

En esta escuela los maestros tienen mucha disposición con los binacionales y comprensión con los niños migrantes recién llegados.

Kimberly dice que además de ser maestra y enseñar, también tiene que ser un cobijo con aquellos niños que apenas van llegando y todavía no se adaptan, para ayudarlos a entender la identidad binacional.

En la escuela Cali Calmecac que maneja también el español como segunda lengua, ahí tiene nueve grupos con 118 alumnos; el tema es patrimonio, les habla de cultura y de Tamaulipas; “a ellos les hablo del patrimonio musical de nuestro estado, y les pongo puras canciones de Tamaulipas en el festival”.

Platica que en esta escuela son dos programas distintos, tiene alumnos que están únicamente en clases de inglés y otro de regularización de matemáticas.

En uno de ellos por las mañanas dan clases a los maestros sobre cómo enseñar inglés, ahí también participa; “es un trabajo difícil y pesado, pero la experiencia de marcar la vida de los niños, no se compara con nada”.

 

EL CAMPAMENTO

Kimberly, comparte la experiencia del campamento que realiza en medio de la nada.
Sin señal e incomunicada, la describe como una experiencia única; “el campamento lo forman dos programas, el de migrante y una asociación que ayuda a personas en situación de calle, ambos pagan el programa e invitan a sus alumnos. Al llegar tienes estudiantes migrantes que van llegando y no se han podido adaptar, otros hiperactivos. Por parte de la asociación son niños que no tienen un hogar, a quienes Gobierno les da la oportunidad de vivir en una casa que comparten con más personas, otros perdieron su hogar en los incendios de California, entre muchas situaciones difíciles. El campamento es para empoderar a los niños y que vean que hay más allá de todo eso que pasan.”.
También les hacemos una fiesta con piñata, pizza, juegos, para que convivan, ya que sin niños que no todos los días lo van a tener.

 

ANÉCDOTAS PARA RECORDAR

Kimberly comparte que una ocasión estando en Oregon, al término del festival llega la mamá de una alumna y le dice: “maestra, es que usted no se imagina el cambio que hace en mi familia, a mi hija no le gustaba ir a la escuela, ahora que la conoce a usted ya viene con gusto todos los días, llega a la casa y busca vídeos de México, pone canciones de México”.

La señora le dice que ella no tiene mucho, pero en ese momento se quita un collar y se lo da… “con todo lo que me dice, me parte el corazón”.

“Hasta en Facebook me publican agradecimientos, y me dicen que los hago reflexionar, y eso te hace dar cuenta que es algo que marca”.

Aunque cada lugar tiene algo en específico; “en el campamento hay un niño que antes no era aceptado por el resto. En el festival me dedica una canción, y me pongo a bailar con él y que se regresa llorando a su lugar porque dice que antes nadie lo quería, y ahora la maestra hasta baila con él.

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