México, 22 Ago (Notimex).- La falta de hidratación puede conducir a menores a presentar problemas de concentración, memoria, destreza y capacidad de respuesta intelectual en su regreso a las aulas de clases, aseguró Carmen Ruiz Monroy, especialista en Nutrición.
“Esos síntomas son reflejo de una mala hidratación y el niño puede quedarse en desventaja con respecto a otros de sus compañeros que van mejor hidratados”, apuntó la expresidenta de la Asociación Mexicana de Nutriología.
El cerebro es uno de los órganos que más agua demanda para tener un buen funcionamiento porque, de lo contrario, el proceso de aprendizaje comienza a mostrar efectos negativos en los menores de edad, remarcó.
Ruiz Monroy dijo a Notimex que la falta de agua ocasiona desde un dolor de cabeza, sequedad en boca y piel, cierta picazón en ojos y nariz y hasta tensión en las articulaciones, como si éstas emitieran un “ruidito” o “tronido”, aunado a náuseas, vómito, mareos irritabilidad, fatiga, agitación e incluso estreñimiento
Lo anterior ocurre porque el cuerpo carece de la sustancia (suero) necesaria para llevar los nutrimentos a todos los tejidos del organismo, de ahí la importancia de adquirir una bebida a base agua con contenido de glucosa y sodio.
“Es importante con esos elementos para facilitar el proceso de hidratación a nivel celular, lo cual permite tener un proceso de absorción mucho mayor y que el agua simple no lo logra”, sostuvo la experta en Dietética y Nutrición.
“Mientras en la etiqueta nos diga que es un suero rehidratante, es lo más importante al ser la base de la hidratación”, reiteró Ruiz Monroy, quien recomendó verificar el aval y certificación de la Secretaría de Salud y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
De acuerdo con las recomendaciones del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), los niños de uno a tres de edad- deben ingerir entre 1 litro a litro y medio del líquido.
Por su parte, los de cuatro a 13 años de edad requieren consumir de uno y medio a tres de litros de agua por día.
En la adolescencia -de 14 a 18 años- es pertinente tener una ingesta diaria de 2 y medio litros para las mujeres y tres litros en los varones.
La especialista aclaró que en esas mediciones se debe incluir el agua proporcionada por los alimentos, tanto frescos como cocidos, y ejemplificó que una sopa aporta entre 200 y 300 mililitros de agua.
Lo mismo ocurre con pepinos, sandia, jícama, naranja y otros productos con alto contenido del líquido.
Ruiz Monroy reiteró que los papá deben poner mucha atención en la hidratación de los menores y dejar a un lado aquellos pretextos como “la falta de tiempo o dinero” para ello, pues “la inversión en la alimentación es lo que nos ahorra en enfermedades”.