diciembre 12, 2024
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agosto 23, 2019 | 329 vistas

Agencias.-

Este viernes llegó a los cines del país una película que es, a toda vista, una verdadera declaración de amor al cine. El director Quentin Tarantino vuelve a traernos un ejemplo de lo que es hacer las cosas con amor a través de su noveno filme llamado “Había una vez en Hollywood”.

Esta cinta, llena de artículos y artefactos de otra época, nos ofrece el marco de una historia extraordinaria, en la que se funden de manera ideal realidad y ficción. Una realidad, de paso, que no podría tener otro instrumento que el lenguaje del cine (todas sus posibilidades) para ser representada.

Como Tarantino ama profundamente al cine (al cine que tiene a Hollywood como palanca que pone en marcha al mundo) también lo hace con los tres grandes personajes de su nueva película. En ellos (trabajadores auténticos, en definitiva, de esa fábrica de sueños) queda bien a la vista ese enamoramiento, que se instala en 1969.

En la historia conoceremos a Rick Dalton (Leonardo DiCaprio), una estrella del cine de género (policial, western) en los años 50, consciente de su ocaso sin resignarse a ese destino. Está también Cliff Booth (Brad Pitt), su doble de riesgo, chofer, confidente, amigo. Un cowboy moderno con problemas legales.

Y está Sharon Tate (Margot Robbie), la chica que vive el sueño de convertirse en estrella y ser reconocida como tal en un mundo que necesita esa clase de figuras aunque no lo reconozca. Tarantino elige un esquema narrativo que al principio podría desconcertar, pero que alcanza la plenitud narrativa, visual y dramática cuando cada uno de ellos tiene el momento de demostrar lo que siente.

 

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