Agencias.-
Lágrimas, aplausos, música, baile y duelo. El negro de luto y los brillantes colores azul, rojo y amarillo de la bandera colombiana, todo eso se mezcló en una marea humana que, proveniente de todos los estratos sociales y rumbos de la zona metropolitana de Monterrey.
Ciudad en la que se congregaron miles de personas, específicamente en la explanada de la Basílica de la Virgen de Guadalupe para despedir los restos del acordeonista y cantante Celso Piña Arvizu, el más grande ídolo de la música regio-colombiana.
Con el templo lleno, en punto de las 12:00 horas inició la misa de cuerpo presente en memoria del fundador y líder de la Ronda Bogotá, que de forma sorpresiva murió el pasado miércoles de un infarto fulminante en el hospital San Vicente de la ciudad regia.
Al finalizar la misa, el contingente hizo causa común para despedir al músico, niños menores de diez años y mujeres septuagenarias recorrieron unos tres kilómetros hasta llegar cerro arriba a la casa de los padres de Celso, en la calle octava de la colonia La Campana, donde se forjó como músico.