diciembre 14, 2024
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octubre 21, 2019 | 260 vistas

Rubén Jasso.-

Cd. Victoria, Tam.-
Es amigo de todos, pues tiene un carisma y una “estrella” tan especial que nadie se resiste a saludarlo, aun sin conocerlo.

Francisco Rafael Estrada Torres, mejor conocido como Paquito, ya es parte de Correcaminos, pues su cariño por el equipo azul naranja es tal, que es uno de los pocos aficionados que desde hace 12 años, cuando lo llevaron por primera vez a un juego, ha estado en las buenas, en las malas y en las peores con el equipo.

La imagen de Paquito ya es parte del entorno de la tribuna de Plateas; su madre, y en otras ocasiones su padrastro, son quienes lo trasladan desde su casa al inmueble de la calle Carrera Torres, recorriendo una distancia aproximada de un kilómetro.

SU AMOR POR EL ‘CORRE’

Su apoyo es por igual para el conjunto que milita en la Liga de Ascenso, así como para los “chavos” de Segunda División, de ahí que cada semana está presente en el estadio Marte R. Gómez, pues no le gusta perderse ningún juego, y cuando se puede, también acude a los entrenamientos.

Cuando es día de partido, el rostro de Paquito se ilumina conforme se acerca al estadio, avanza y saluda, con una sonrisa incluida, a las personas que se van cruzando en su camino.

Llega a su lugar, el pasillo desde el cual observa las acciones, y entonces saca toda su energía. Grita, alienta, celebra, da indicaciones, muestra nerviosismo, se lamenta, y cuando así lo considera, pide un mayor esfuerzo de los jugadores en la cancha, todo esto mientras recorre un tramo de varios metros sobre su silla de ruedas.

Así es Paquito, un joven entusiasta de 24 años, a quien el amor por el futbol le ha ayudado a sortear las adversidades de la vida.

Una tarde de sábado, en el lugar que viene a ser como su segunda casa, nos platica de su afición por el balompié y ese cariño tan especial que siente por Correcaminos, ese equipo que le ha dado alegrías y también muchos sinsabores.

“Tengo prácticamente 12 años de venir, me gustó cuando vino la Jaiba Brava del Tampico Madero (2007), desde ahí me empezó a gustar el futbol”, señala.

Desde entonces, Paquito ha vivido un sinfín de emociones, buenas y malas, como aquel sentimiento indescriptible que vivió en diciembre del 2011.

“En el campeonato del 2011 estuve feliz, contento, gracias al equipo y gracias a la directiva también”, señala, aunque también recuerda episodios amargos.

“Sí, se siente feo llorar, se rompe uno el corazón, pero aquí estamos echándole ganas y apoyando al equipo”.

De aquellos campeones recuerda especialmente a tres jugadores, “Me acuerdo del ‘Parejita’ López, de Diego Olsina y Nicolás Saucedo”, mientras que de años posteriores dice acordarse mucho del “Samba” Rosas y de los jugadores actuales, admira a Matías Britos.

Sus buenos recuerdos son bastantes, porque además de haber disfrutado de ese título en el 2011, tuvo la fortuna de sostener en sus manos el trofeo de campeón.

“Se siente muy padre, abrazarlo, besarlo, sentirlo, llevarlo a dar la vuelta olímpica… me sentí ‘uhh’ hasta lloré por ese campeonato”, afirma.

AMIGOS DE VERDAD

Con los jóvenes que forman parte de Correcaminos Premier (Segunda División), Paquito también mantiene una amistad y un cariño recíproco, recordando el gesto que tuvieron con él hace unos días.

“El viernes pasado me festejaron por mi cumpleaños, gracias a ellos estoy aquí”, dice en referencia al pastel que le hicieron en las instalaciones del Ceffut al concluir el entrenamiento de los canteranos azul naranjas.

Además, también es protagonista al iniciar los encuentros de la Liga Premier, pues es quien entrega el balón al silbante, como lo marca el protocolo de la Liga.

Y es todo ese afecto lo que hace a Paquito un joven feliz con la vida, pues más allá de algunas carencias económicas que también padece, el futbol es un bálsamo que lo llena diariamente de entusiasmo.

“Siento mucha felicidad, me siento muy contento, gracias al cuerpo técnico, a los jugadores y a toda la afición”, dice con sinceridad.

 

UN ALEGRE GUERRERO

Acerca de su condición, que le obliga a desplazarse en una silla de ruedas, Paquito refiere que ha sido una lucha de 24 años, pues los mismos doctores no le daban muchas esperanzas de vida al nacer, pero su alegría por vivir es tal, que sigue disfrutando de lo que más le gusta.

“Yo tengo una discapacidad y aparte tengo una bolita en mi cabeza y no puedo mover mis piernas, yo nací así, de hecho a mi familia le dijeron que me quedaba un solo mes de vida, pero gracias a Dios estoy aquí, soy alegre, me gusta el futbol y la música”, afirma.

Y aunque no ha ido recientemente al Hospital Infantil, que es donde se atiende, el joven aficionado al futbol dice que necesita recursos para una pomada que debe aplicarse en un costado, además de otros artículos necesarios para él.

Con una franca sonrisa, Paquito acepta que es muy “amiguero”, de ahí que cuenta con el afecto de muchas personas que no dudan en estrechar su mano cada semana o al menos cada 15 días en el estadio Marte R. Gómez.

En cuanto a su simpatía por otros equipos, refiere que le va al Barcelona, mientras que de la Liga mexicana apoya incondicionalmente a un conjunto que ha vivido episodios muy amargos desde hace bastantes años.

“Le voy a la Máquina del Cruz Azul, sí me ha tocado (sufrir), pero no me rajo”, dice con orgullo.

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