Helen y James Hartley, residentes de Lincoln, Inglaterra, llegaban exhaustos tras un largo día de trabajo, cuando observaron a su mascota Poppy, con su lengua atrapada en el pequeño orificio de una pelota de goma con la que se cree que se encontraba jugando.
Después de varios intentos lograron sacar la lengua de su perro del orificio, pero al hacerlo notaron que el animal tenia molestas en su legua y al momento de observarla notaron como esta se encontraba de un color rojo con una tremenda hinchazón.
Al paso de los días el tejido de la lengua se volvió necrótico y se cayó, a lo que parecía que la lengua de Poppy parecía un pedazo de carne a punto de desprenderse.
Desesperados decidieron llevarlo de inmediato al veterinario, donde fue intervenido de emergencia, durante la operación tuvo que ser extraído todo el tejido muerto y coser la lengua del can.
Tras la operación el perrito, el perrito pudo volver a comer y beber, todavía se encuentra en recuperación, con notorios avances.
Con información de: debate.com
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