Kristal y Diego son una pareja de residentes de Temecula, California, los cuales estaban muy emocionados por la noticia de que iban a tener su primer bebé. Sin embargo, lo que era una linda historia de amor, acabó siendo una tragedia terrible, que después de dos años, Kristal se atreve a hablar del tema a través del portal Love What Matters.
Esta anécdota empieza en 2017 cuando la pareja después de enterarse de que serán padres, deciden hacer una fiesta en abril de ese mismo año, para revelar el sexo del bebé, un varón.
Kristal cuenta que durante el primer trimestre no se presentó ninguna complicación, llegando a los cinco meses, empezó a experimentar dolor y molestias en su vientre, tras varios días se dio cuenta que lo que significaban es que se encontraba en labor de parto.
Después de los primeros síntomas, la pareja decidió acudir al médico, su doctora les indico que volvieran al día siguiente, para poder hacer el ultrasonido y así saber que estaba pasando.
“Ella dijo: ‘¡Genial! Dependiendo de ese ultrasonido sabré si algo está mal y podemos ir desde allí’. Dijo que probablemente solo estaba experimentando dolores de crecimiento ya que tenía casi 21 semanas. Fui a trabajar, pero le dije a mi jefe que me sentía incómoda y lo tomé con calma.”
Inesperadamente, a la mañana siguiente amaneció con dolores fuera de lo normal en el abdomen, optó por no ir a trabajar y volver a recostarse, cuando se levantó en la tarde, los dolores agudos volvieron y sus familiares decidieron llevarla a urgencias.
“La enfermera entró para preguntarme qué estaba sintiendo, por qué había venido, abrió mis piernas, miró y de inmediato dijo: ‘Voy a buscar a un médico’. El médico vino, miró también, y ahí es cuando mi corazón se rompió en un millón de pedazos.”
Lo que sucedía es que Kristal se encontraba en labor de parto, pero lo preocupante era que su cérvix se encontraba abierto y la placenta había estado en contacto con el canal de parto, lo cual provocó una infección.
El médico le presentó dos opciones, acelerar el parto o dejar que su cuerpo lo resolviera, optó por la segunda y esa misma tarde se rompió su fuente y enfrentó el acto más caótico de su vida.
Entre llantos y mucho dolor, el parto fue un desastre, el bebé nació muerto y era tan pequeño que se le resbaló de las manos a la doctora al salir.
“Estaba tan conmocionada que el obstetra que recibió a Ian lo dejó caer cuando salió, y me decía: “Está bien, eres joven, tendrás más, TÚ estás bien”.
Esa misma noche la doctora la llamó para disculparse por no reconocer a tiempo que se encontraba en labor de parto. Tras varios estudios descubrió que tenía un cuello uterino muy frágil, el cuál era el causante de la infección.
“Esta es mi historia, real y cruda. Espero que, si alguien más tuvo o está experimentando la pérdida de un bebé, de parto prematuro o un aborto espontáneo, que nunca te sientas sola. Espero que la historia de mi Ian Max ayude a otras y aliente a otras a compartir su historia.”
Con información de: noticieros.televisa.com
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