diciembre 14, 2024
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noviembre 1, 2019 | 231 vistas

Shalma Castillo.-

Cd. Victoria, Tam.-
Aprender por el mundo profesionalmente y personalmente, es algo que Roberto Reyna Manzanares ha logrado a sus 31 años.

Perder el miedo para irse a la aventura de “mochilazo” y también para estudiar una maestría.

En sus tiempos libres aprende idiomas, una herramienta importante que abre las puertas para aprender de otras culturas. Además del español, se suma a la lista el inglés, portugués e italiano.

Actualmente estudia de intercambio académico la maestría en Dirección Empresarial en la Universidad de São Paulo, Brasil.

Es Contador Público y originario de Ciudad Victoria, Tamaulipas.

 

APRENDIENDO EN EL MUNDO

El bichito de la aventura por viajar y conocer nuevos lugares, es algo que Roberto trae ya desde hace tiempo, primero lo hace por placer y después para crecer profesionalmente.

Desde que inicia la maestría en la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), tiene la intención de realizar un intercambio académico a un país de Latinoamérica, ya que comúnmente la mayoría de los estudiantes eligen el continente europeo.

Elige Brasil por dos razones: tiene amigos brasileños y la Universidad de São Paulo está catalogada como una de las mejores de América Latina.

LA ADAPTACIÓN A UNA CULTURA DISTINTA

Aunque habla un poco de portugués, las cosas no son tan sencillas como imagina.

“Una cosa que es difícil y pasa, es que cuando llegas a un país donde aplicas lo que sabes, cambia el acento y al principio sí batallo para entenderlo y tienen que hablar más despacio”.

Platica que los brasileños son muy afectivos y amigables, te hacen sentir como en casa a pesar que hay un choque de idiomas ellos hacen lo posible para entenderte.

Los brasileños son muy calurosos con los extranjeros y les interesa saber sobre la cultura de ellos; desde cómo es ese país, qué comen, cómo es la gente y todo lo típico de esos países.

En cuestión de la comida brasileña, Roberto confiesa que no es mala, pero al igual que cualquier otro tamaulipeco en el mundo, considera que como la mexicana, no hay dos.

En la región sureste de Brasil, lo básico en las comidas como lo es la tortilla para el mexicano, allá es el arroz y frijoles. Lo típico es un platillo que lleva arroz, frijoles, verdura y carne, ya sea de pollo o res.

También consumen mucho la farofa; es un acompañamiento en las comidas, el ingrediente principal es maíz seco.

Algo diferente a México, es que por las calles de São Paulo puedes consumir bebidas alcohólicas sin problema con la autoridad.

Sobre la cultura vial, ahí Brasil sí es como otro México, no hay respeto por el peatón, “si no te paras, te van a llevar”.

Aunque como en todo, en algunos lugares sí hay más consciencia: “la universidad está enorme, hay avenidas dentro de ella y en los cruces peatonales la mayoría de las veces sí se detienen, pero en la ciudad no, ahí cuídate aunque esté en verde de cruce”.

Algo muy distinto, es que tienen una cultura financiera, aceptan pagos con tarjeta de crédito o debito en todos lados, desde un centro comercial hasta un tianguis en la calle; en las estaciones de metro, tiendas, lugares para comer, entre otros.

También por las calles de este país ves muchos grupos que tocan música de estilo samba, los puedes encontrar en barrios de clase alta, media y baja.

Por ahora, en Brasil se encuentran en primavera, pero São Paulo es como tipo la Ciudad de México, algunos días está fresco y otros hace calor.

 

LAS CLASES EN SÃO PAULO

Roberto toma clases en Laboratorio de Innovación y Finanzas para el Emprendimiento lo que le resulta interesante el cómo mezclan la investigación con lo teórico y lo aplican con la práctica.

“Las clases están geniales, nos enseñan cómo hacer la evaluación de un proyecto de inversión que puede ser innovador. Toman información de la parte teórica y la adaptan para crear un modelo de evaluación en la práctica. Es bien chido que mezclan algo teórico que a veces no empata con lo práctico, peor lo conjuntan en un proceso que te enseñan cómo hacer la evaluación respaldado con evidencia científica”.

También en la evaluación de empresas, que de un modelo contable lo pasan a uno de mercado.

En Brasil los estudiantes son muy participativos, en la clase el profesor no parece el profesor, porque todos están debatiendo, aportando ideas e interrumpen para opinar.

Dice que la facultad se preocupa mucho por cierto tipo de estudiantes, hay muchos europeos y de América del Sur, Roberto es el único mexicano en esa maestría.

 

 

ANÉCDOTAS PARA RECORDAR

“Después de un largo y cansado viaje, el primer día que llego a São Paulo mi reserva de hostal no es un cuarto, sino que una casa de campaña en lo alto del hostal. Con frío, porque en ese entonces es invierno, y con mucha hambre, voy al supermercado a comprar galletas, pan y un “jugo”. De lo tan cansado que estoy, que además soy muy distraído, de vuelta al hostal me voy tomando el jugo, el cual está horrible, y al final me doy cuenta que es un concentrado para hacer agua y no jugo. Son de esas cosas tan insignificantes que te pasan, pero que del cansancio ya no sabes si reír o llorar”.

Otra de las que recuerda, es cuando empieza buscar departamento para rentar; “Yo soy pésimo con las ubicaciones y sin exagerar, nueve de cada diez veces que salgo, me pierdo. Ese día voy tan metido en el GPS, que entro a un barrio que se ve peligroso, pero aquí en SP hay barrios feos pero “seguros” y barrios feos y peligrosos. Después, me entero que salir de ahí con celular, cartera y todos tus órganos ya es ganancia ¡Tuve suerte!”.

También, platica que otra experiencia “chida” es conocer a muchos mexicanos en ese lugar.

“La primera semana de mi estancia, para empezar a socializar voy a una cena de mexicanos. Ahí conozco a gente muy chida que hasta ahora seguimos en contacto, e incluso salimos a fiestas y eventos. Nos echamos la mano cuando lo necesitamos”.

“Aquí en Brasil, no sé porqué, tengo demasiados problemas para sacar dinero de los cajeros automáticos. Al llegar solo tengo diez reales conmigo (50 pesos mexicanos) y un camarada mexicano que está aquí, me echa la mano”.

Roberto, dice que no conocer la cultura puede ser tan divertido como peligroso. “Es divertido cuando por ejemplo, comes pizza con las manos y la gente se te queda viendo un poco raro. Las primeras veces, aunque ya lo sé, mi costumbre es comer la pizza con las manos (como en México). Aquí en Brasil la gente come con cubiertos (sí, también la pizza)”.

“Es peligroso cuando a una persona negra le dices “preto”. Llamar de negros a los negros en Brasil, no es racista. Se les puede llamar “negros” o “morenos”; pero decirles “pretos” puede ser inclusive un crimen de odio. Solo entre negros se pueden llamar “pretos” (cuestión cultural)”.

Y algo que le sorprende, es que aunque hay accesibilidad para pagar todo con tarjeta, es demasiada burocracia. “Si creo que México es burocrático, Brasil nos gana por mucho. Piden gran cantidad de documentos que muchas veces es para algo sin importancia. En la Universidad todos los que venimos de intercambio hemos pasado por procesos largos, confusos, tediosos y muchas veces para documentos que solo vas a utilizar para nada”.

 

EL CONSEJO

“Da miedo salir cuando es la primera vez, pero el miedo crea más problemas en tu cabeza que en lo que realidad es. Entonces hazlo con miedo que eso se va perdiendo poco a poco”.

A corto plazo, Roberto piensa viajar a Perú y Argentina, para seguir conociendo más países.

 

 

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