Algo que lo distingue, es la perseverancia, porque cuando una puerta se le cierra, toca otra para abrirla.
Pedro Castillo, tiene la idea de hacer un intercambio internacional en la universidad y a pesar que no se da a la primera, insiste una y otra vez hasta lograrlo.
La primer movilidad la realiza a Madrid, España, ahí cursa un semestre en el Instituto Católico de Administración y Dirección de Empresas (ICADE) la Universidad Pontificia Comillas.
Aprovecha para irse a la aventura del viaje y conocer siete ciudades en cuatro países.
Es originario de Ciudad Victoria, Tamaulipas y egresado de la carrera de Derecho en el Tecnológico de Monterrey.
Por cuestiones laborales también le toca viajar a Europa y Estados Unidos. Pedro tiene la firme convicción de que “lanzarse sin miedo” es la forma que lo lleva a lograr lo que se propone.
INTENTARLO HASTA QUE SE HAGA REALIDAD
Pedro, desde hace muchos años mantiene el interés por hacer un intercambio internacional, estando en la universidad busca la oportunidad y aplica para irse a España, sin embargo en esa ocasión no es aceptado, pero decide intentarlo nuevamente en el siguiente semestre. Presenta para un programa especial, tampoco es seleccionado, sin embargo mantiene firme las ganas de hacerlo y lograrlo.
“Una chica fue seleccionada en un programa y deja una vacante de intercambio, mi directora de carrera me dice que aplique en ese espacio. Todo fue muy circunstancial, una serie de circunstancias me lleva a ser el afortunado de ocupar ese lugar para irme a otro país, siempre con el apoyo de mis padres”.
El intercambio lo realiza a Madrid, España, que a pesar que es el mismo idioma, la cultura es totalmente distinta.
LA ADAPTACIÓN
Al llegar a Madrid, le toca vivir con otros tres mexicanos, pero ellos van a un programa que solamente es de mexicanos, sin embargo, Pedro va a la universidad donde cursan españoles e internacionales.
El idioma no es una barrera, y el trato de la gente es bueno en general, con algunas excepciones de racismo en el tema de extranjeros. El costo de vida es alto, y para el presupuesto de Pedro debe ajustarse en tema de salidas y gastos innecesarios.
La escuela son dos mundos; los españoles y el grupo de internacionales, con éste último hace buena relación y se adapta fácilmente. “Todos tenían un concepto de México muy bueno, de la gente y del país; los extranjeros me recibieron muy bien en sus círculos de amigos, que finalmente es una red de apoyo y que siempre tienes alguien con quién platicar. Con los españoles no me familiaricé tanto, pero igual hay una apertura de escucharte y decirte buenos comentarios”.
Madrid, es muy accesible. En cuestión de movilidad, el transporte público es buena opción, ya sea en metro o camión las rutas son fáciles y las indicaciones que hay en la ciudad son muy claras.
En el tema de seguridad, te sientes tranquilo: “yo nunca me sentí vulnerable, puedes moverte con confianza ya seas mujer u hombre. Nunca me sentí inseguro en la ciudad ni de día ni de noche”.
El choque cultural más fuerte, es la claridad y sinceridad del español, que lo que piensan lo dicen pero ni con poco tacto. “Tuvimos un par de fiestas, y al siguiente día a las ocho de la mañana, la vecina estaba tocando la puerta diciendo que ya no lo hiciéramos. Te dicen qué es lo que haces mal y el por qué de ya no deberlo hacer, conflicto pero en buen sentido”.
Los horarios laborales son muy respetados, por ejemplo, la hora de la comida que es de dos a tres de la tarde, encuentras todas las tiendas cerradas y a las cinco de la tarde cierran, no importa que haya clientes esperando, a la hora exacta cierran y abren, eso te obliga a planificar hacer el súper o una compra.
La cultura peatonal está muy marcada, el conductor se detiene en cada cruce peatonal y baja la velocidad en las esquinas. Aunque los españoles son un poco fríos, no son tan cálidos y serviciales como los mexicanos.
El festival tradicional que recuerda, es el “Fallas de Valencia”, es una fiesta declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, consiste en un desfile de figuras gigantes que pasan por toda la ciudad, a esas figuras les llaman “fallas”, eligen a las mejores y el ganador es el único que se salva del fuego, el resto son quemados. “La ciudad se paraliza, en todos lados hay cohetes y gente quemando las figuras”.
LA UNIVERSIDAD
La gran sorpresa de Pedro al llegar a la escuela, es ver que venden cerveza dentro de las instalaciones, algo que probablemente nunca encontraremos en México.
En las escuelas de nivel superior, en este caso privada y católica, no hay tanto “paternalismo”, o sea, que el profesor ande atrás del alumno para que asista a clases, cumpla con los trabajos y tampoco el pase de lista.
“Recuerdo un examen en el que llegamos a ser el doble del grupo, o sea que esa otra mitad nunca iba a clases, algo que no pasa en México”.
Eso sí, los maestros nunca faltan, las cátedras son magistrales y la mayoría de ellos tienen experiencia internacional, han trabajado en otros países y conocen especialistas de otras partes del mundo. En México, e incluso en el Tecnológico de Monterrey es poco común tener maestros de derecho con experiencias internacionales.
“Una maestra trabajó en la ONU en Viena, un profesor de la clase de Derechos Humanos y que conoce jueces de cortes internacionales y estuvo en Medio Oriente viendo temas de protestas, otro profesor organizó un seminario internacional con un científico reconocido y la mayoría ha tenido experiencia laboral o de estudios en otros países, esa fue la gran diferencia. Los profesores del Tec han tenido buena trayectoria pero en México”.
De su grupo de compañeros con los que forma una amistad son de Bélgica, Holanda, Dinamarca, Francia y Estados Unidos; comparten culturas, hábitos, diferencias de sus países con España. “Pero lo que más me gusta, es el interés que tienen por conocer otras culturas”.
ETAPA LABORAL
Por motivos laborales viaja nuevamente a Europa, a un foro internacional, World Justice Forum del World Justice Project en La Haya en Holanda, también aprovecha para vacacionar y reunirse con algunas amigas del intercambio.
El evento foro es de diversas temáticas de investigaciones o reporte de investigaciones sobre los niveles de impunidad y justicia de otros países, y otros temas como de anticorrupción, periodismo y gobierno abierto.
“Aproveché para llevar a mi mamá y viajamos a algunos países, el tema de movilidad es muy fácil en Europa, no es difícil viajar. El único incidente que tuve, es que me robaron la cartera cuando llegamos a Paris, hicieron como que me ayudaron a cargar las maletas y me sacaron la cartera, pero de ahí en fuera, todo estuvo bien”.
Aunque también tiene la oportunidad de conocer diferentes ciudades de México, ya que por viajes de trabajo tiene la posibilidad de turistear.
Ha recorrido algunas ciudades principales de Italia, Francia, Inglaterra, España, Holanda, y la ciudad que más le gusta es Amsterdam, porque considera que es una ciudad grande que no ha dejado de dar importancia al tema de las áreas verdes y todo mundo va a los parques.
Actualmente trabaja en una Asociación Civil que se llama Renace, ahí es líder del proyecto Reinserción Social: la idea es que 500 personas pasen por un modelo de intervención, esas personas están en centros penitenciarios en Nuevo León, se les evalúa para ver si se les puede tramitar un beneficio preliberacional, que salgan antes de cumplir la sentencia; por temas de buen comportamiento, si es el primer delito y no es grave, la reparación de daños es baja y si cumplen, se les apoya con el trámite jurídico y una vez que salen, es estar en un tratamiento de siete a diez meses, de psicología y formación.
PARA RECORDAR
Uno de los viajes que hace por primera vez, es solo y de “mochilazo”, se va en tren a Amsterdam y le toca trasnochar en una estación de tren, y ahí no tiene rentado un hostal donde quedarse, entonces decide dormir en la estación del tren.
“Es de lo que más recuerdo, porque me preguntaba: qué es lo que estás dispuesto a hacer con tal de conocer otra ciudad, y decía, pues aunque tenga que dormir en la estación, quiero conocer”.
También el viajar con uno de sus roomies, recorrer las ciudades acompañado y compartir gustos uno con el otro.
“Pero lo que siempre voy a recordar, es el apoyo de mi familia, porque sin eso no hubiera podido tener la confianza de salir”.