Chantal Martínez Díaz.-
La Plaza San Marcos, ubicada en la calle Porfirio Díaz y bulevar Praxedis Balboa, al paso de los años se sumó a la lista de proyectos fallidos que nacieron con la intención de ordenar el comercio en el centro de Victoria.
Hoy el lugar está sumido en el abandono; a plena luz del día los puestos sobreviven básicamente por el vaivén de mujeres, niñas, niños, jóvenes y hombres, quienes hacen parada obligada para acceder a las diferentes rutas del transporte público.
Ahí los establecimientos, puestos y vendedores de a pie apenas si logran sacar el día. Por las mañanas enfrentan la suciedad de las calles, el correr de las aguas negras, los accidentes ocasionados por los micros y la indiferencia de la gente y más la de la autoridad.
Por las noches, a la lista de problemáticas se le suma la penumbra que envuelve esta parte del centro y que llega hasta el Mercado Argüelles y sus alrededores.
Los testimonios son muchos, sin embargo pocos son los que acceden a la entrevista, los que sí, lo hacen por el hartazgo y otros (quienes prefieren no opinar) lo hacen porque se van temprano o por no tener confianza de externar lo que piensan en estos tiempos de riesgos mayores.
Justo en la Plaza San Marcos los comerciantes piden que reconozcan la importancia a este lugar que genera una concentración diaria de miles de victorenses y que –dependiendo de la perspectiva– es la entrada (o salida) de la zona comercial más importante en el primer cuadro de la Ciudad.
Claman para que –sobre todo– les llegue el servicio de alumbrado público pues el lugar es altamente atractivo para delincuentes de todo tipo.
Los de mayor riesgo, coinciden, son las mujeres y más las adolescentes y jóvenes, quienes acuden al sitio para tomar un microbús.
LA COORDINADORA QUE NO COORDINA
Se sabe que el lugar cuenta con una persona encargada de la organización de los vendedores; sin embargo, brilla por su ausencia.
La encargada tiene conocimiento de cada una de las necesidades que ahí se tienen, pero nada hace para que se reparen.
Inclusive, el colmo se presenta cuando los propios puesteros o comerciantes tienen que instalar focos para poder tener un poco de luz.
¡A LAS SEIS, FUGA!
En esta temporada se puede ver y sentir el nerviosismo y desesperación por levantar los puestos a su hora. Trabajadores y dueños actúan en automático, ordenan y cierran lo más rápido que pueden porque dicen: ¡A las seis (de la tarde), fuga!
Y es que, aseguran que más vale quitar el puesto o bajar la cortina a esa hora, que quedarse bajo su propio riesgo.
Aunque ahora mismo no hay una banda delictiva que los azote, coinciden en que sí hay riesgos, inclusive hasta de Protección Civil, máxime que en la oscuridad, no se ven los hoyos, el piso disparejo o la basura.
En el menor de los casos se presentan caídas (ha habido gente que ha sufrido lesiones); en el peor, ya hubo un adulto mayor atropellado justamente en la esquina de la calle Siete y el Bulevar Praxedis Balboa y todo, porque no fue visto por la oscuridad.
TODO QUEDA EN INTENCIONES
Este lugar ha tenido diversos intentos de ordenamiento y atención; inclusive, se habló ya de un proyecto en el que se convierta la calle únicamente en peatonal, lo que generaría mayor seguridad y más espacio a los oferentes.
No obstante, hasta ahora no hay nada en concreto y el desorden y abandono, prevalecen.
VOCES DE LOS TRABAJADORES
“Aquí es necesario que nos alumbren está muy oscuro. Aquí sí hay las lámparas pero no prenden. Nos urge la luz, se hace de noche, la gente pasa pero de nada sirve porque no se ve nada. Ahora, ahí están los postes, dijeron que los iban a arreglar y nada… esos ya están gastados a través del tiempo, pero el problema es que se gasta y se acaba, pero nunca lo reponen, es lo que sucede aquí”.
Pedro Mendieta Flores
Vendedor de frutas y verduras.
“Es difícil andar en esta plaza porque está bien oscuro, el presidente (Xicoténcatl González Uresti) no pone atención, buscó que le diéramos el voto y nunca ha vuelto, es fecha que no se ha parado. Ha habido riesgos, en una ocasión le quisieron quitar la mochila a una muchacha, yo aquí vivo en este edificio y les digo: necesitamos un alumbrado para que se vea más la plaza, para que no corramos riesgos. Las farolas no funcionan, uno tiene que poner el foco para que puedan alumbrar un poco la plaza. Es el colmo del presidente, porque así como pidieron el voto de confianza queremos que vengan a apoyarnos.”
Magdaleno Ramos Cerda
Vecino y comerciante
“Es crónico el problema, más que nada está muy descuidada la plaza porque es fácil que se dé la delincuencia, es muy fácil. Hasta ahora no han arreciado los hechos delictivos, pero sí hay accidentes y acosos hacia las mujeres, así como los estudiantes. Es una plaza muy recurrida y lo tienen que considerar. Ahora, nada más pasan haciendo encuesta de qué se ocupa y coincidimos en el alumbrado, porque oscurece y ya para las cinco o seis se retiran porque ya está oscuro, pero solo vienen a preguntar cuando son épocas de elecciones”.
Sergio Rosales
Atiende los baños
“Aquí está muy mal, por ejemplo las farolas no sirven, hay muchos puestos y si llega a haber alguna funcionando, los mismos puestos la tapan. Yo creo que todo el que por ahí transita corre riesgos, más que nada los ciudadanos porque el comercio cierra temprano”.
Alejandro
Vendedor de celulares
“Lleva más de 40 años en este lugar, gobiernos entran y salen y no lo resuelven. Desde diciembre que estamos así a oscuras, es peligroso porque ya a las seis está oscuro y más noche peor, en el bulevar se pone muy difícil.”
Francisco Gámez
Vendedor de comida.