Chantal Martínez Díaz.-
Alvaro Ibáñez Doria, ciudadano del mundo y tamaulipeco (como se hace llamar), lleva diez años fuera del estado y hoy, desde Sao Paulo, Brasil, que es la tercera ciudad más poblada del mundo, nos comparte una nueva óptica para darle la vuelta a la negatividad y darnos la oportunidad de transitar por estos días de confinamiento de la mejor manera.
Es consultor en el área de Desarrollo Humano, tanto para pequeñas, medianas y empresas multinacionales; además, aquí en la Capital de Tamaulipas (junto con sus hermanos) cuidan la finca de su abuelita ubicada en el corazón del Paseo Méndez, y que hoy la han convertido en una apacible, confortable y práctica villa departamental que acoge a varias familias.
Alvaro hoy se suma a la lista de nuestros “Tamaulipecos por el Mundo” y nos cuenta que hace una decena de años llegó hasta Brasil por el amor de una mujer que “lo prendió” y que hoy se ha convertido en la madre de sus dos hijos.
Trabaja básicamente “con lo que no se ve, pero se siente: el alma y el corazón” de los trabajadores o funcionarios. Desarrolla cursos en temáticas como competencias, gestión del cambio, trabajo en equipo, romper los paradigmas interiores, el proyecto de vida, el propósito, sentido y significado de la existencia, por mencionar algunos.
Y en ese tenor, es que hoy nos envía un mensaje social que permita mantenerse en un nivel de equilibrio o con una visión diferente a propósito de cómo ha impactado la covid-19 a los seres humanos.
¿Cómo vive estos tiempos de cuarentena?
“Aquí en Brasil concretamente en el estado de Sao Paulo, fue decretado “Estado de Calamidad Pública” por el gobernador. Cuando se declaró esto se cerró absolutamente todo, lo único que funcionan son farmacias, hospitales y supermercados, las personas están siguiendo las instrucciones, porque realmente es un virus que por las evidencias y estudios está duplicando los casos de muerte.
“Yo aquí estoy confinado con mi familia y ha sido un tiempo de aproximación con mis hijos, mi esposa; ahora las reuniones son ‘home office’, hemos vuelto a retomar lo que antiguamente era el estudio. Aquí la casa se convierte en cancha de futbol, sala de estudio, sala de juegos o el espacio donde tenemos conversaciones o momentos de oración, etcétera”.
¿Cuál es el mensaje para los tamaulipecos? Respecto a las enseñanzas que dejan este tipo de circunstancias.
“Tenemos diferentes antecedentes de innumerables crisis en la historia como pestes y pandemias. Creo que tenemos algunos antecedentes de los cuales podemos aprender.
“Cada uno de nosotros tenemos diferentes dificultades económicas o de salud, esa es una cuestión natural del ser humano, y las emociones que estamos viviendo son contrastantes, porque en este confinamiento se viven algunos momentos de soledad, de incertidumbre, sobre qué es lo que va a pasar en el futuro, el miedo, la angustia, a veces la desesperación, pero frente a esta realidad pues tenemos dos opciones: o solamente dedicarnos a traer miedo y a estar parados o angustiados, y la otra es ver esto deportivamente y frente a la situación ver cuál es nuestra decisión para ver la realidad de una forma diferente; es decir, en este tipo de confinamiento puedo estudiar, leer, acercarme a la familia, aprovechar para conocerme mejor, para preguntar ¿qué he hecho yo, quién soy y cuál es mi sentido de la existencia?, ¿Cuál es mi propósito, qué valores quiero cultivar en la familia? Pienso que toda esta cuestión, a pesar de toda la cuestión negativa desde el punto de vista económico, de salud y de muertes, nos tiene que llevar a una gran reflexión desde el punto de vista humano y pienso que esta crisis nos debe llevar a ser unos seres humanos más solidarios, darnos cuenta de lo que realmente es esencial en la vida.
“Yo me doy cuenta, a veces abro mi clóset y me doy cuenta, digo, no es que tenga muchas cosas: tengo cuatro o cinco pares de zapatos y me pregunto si realmente necesito eso, y me doy cuenta que no, con dos es suficiente, cuatro o cinco trajes es lo importante”.
Y es que, añade que “ahorita todos los que están teniendo diferentes riquezas se dan cuenta que eso no sirve de nada, que realmente lo importante es lo que construimos, la empatía que tuvimos”.
En pocas palabras: “Es una oportunidad muy bonita para acercarnos de las personas de las que estamos lejos y de acercarnos a través del internet, de una llamada telefónica para tener una relación más íntima y no estar en esa correría del día a día”
Y, ¿cómo explicarle esto a las personas que están verdaderamente pasando una situación difícil, por la situación económica, cómo explicarles, cómo decirles que es por ahí el camino, cómo cambiar eso?.
“Cuando se está viviendo la situación a veces es extremamente difícil poder encontrar una salida. Yo he tenido momentos de crisis, ansiedad, depresión, tristeza, pero nuevamente eso es natural y humano. Lo importante es ¿qué hago con esos sentimientos que tengo?, si les doy un gran espacio o les doy una atención. Hay un autor del cual podemos aprender mucho, el cual ya falleció (vivió durante la Segunda Guerra Mundial) el psiquiatra Víctor Frankl, quien vivió cuatro años en los campos de concentración (en una realidad completamente diferente, si bien era un confinamiento, por lo menos nosotros estamos en el confort de nuestra casa), él decía cosas muy interesantes, decía: “La vida tiene sentido independientemente de las condiciones en las que vivamos”.
Este hombre, a pesar de que vivió las situaciones más atroces que pueda vivir un ser en un campo de concentración (con poca comida o días sin comer, en donde todos los días había muertos, en donde estaban restringidos en una galería 100 o 200 personas que no tenían un cobertor, en el frío extremo en el que para calentarse tenían que abrazarse prácticamente desnudos), decía otra frase: “Todo, absolutamente todo, puede serle arrebatado a una persona, excepto una cosa: la libertad de cómo ella va a escoger su actitud en cualquier circunstancia de la vida”. Es una frase altamente poderosa, porque me pueden poner en la oscuridad, amarrar con cintas, en un cuartito de un metro por un metro, sin acceso a nada, pero yo tengo la libertad interior, la libertad de escoger cómo voy a tomar la situación por más dura que sea. La puedo tomar como un momento de catástrofe en donde lo que haría es suicidarme, o decir: esta experiencia qué me puede dejar para la vida
¿Cómo vivir en la celda de la propia casa? –añade– pues aunque no somos monjes tibetanos, o monjes de clausura, podemos aprender mucho de ellos y una cosa es que ellos evitan ‘matar el tiempo’ y ser selectivos en los contenidos que se consumen tanto en medios como en libros, así como hacer conscientes en la dosis que quiero recibir.
Asimismo, se puede hacer ejercicio, aprovechar el tiempo para conocerse mejor y para tener una comunicación más íntima y profunda con los amigos. Aprovechar para hacer cuestiones espirituales como buscar la paz del alma, amarse, una libertad interior y oxigenarse reflexionando en el silencio de la soledad individual, para escuchar nuestras voces, nuestro interior”.
¿Cómo se observa Tamaulipas desde allá?
“Finalmente todos somos autoresponsables y también por las próximas generaciones, estamos luchando con un enemigo desconocido que es un virus, tenemos la decisión de escuchar o ser omisos o ignorar las recomendaciones, la opción está en cada persona. Yo tengo contacto con tíos, primos, amigos, trabajadores de Tamaulipas y con el contacto que tengo diariamente lo que me comentan es que no sienten mucha rigidez en relación al seguimiento de las recomendaciones; al parecer hay muchas tiendas abiertas, las aglomeraciones continúan”.
Además de este mensaje, a sus amigos, a su gente, ¿qué les diría por este medio?
“Les mando un fuerte abrazo con mucho cariño, diría que tenemos que mantener la calma, la paz, ¿por qué, no? Orar (no a una creencia en particular), es un momento de hacer una oración colectiva para que esto pase. También acreditar que contamos con la ciencia y es un elemento que nos han proporcionado y confiar en la ciencia. Existen los milagros, acredito en Dios, en la Virgen de Guadalupe, pero también hay que creer y acreditar en las recomendaciones sanitarias, creo que podemos salir adelante como en decenas de crisis por las que hemos pasado”, concluyó.
Alvaro Ibáñez Doria estudió Pedagogía en la Universidad Panamericana en la Ciudad de México y en Guadalajara, el posgrado que tiene que ver con el sentido de la vida, en Brasil.