Chantal Martínez Díaz.-
Tamaulipas cumplirá los dos meses de haber dejado las aulas a consecuencia de la pandemia por covid-19. Las escuelas están vacías, los maestros (la mayoría) hacen un gran esfuerzo por llevar la docencia “en línea” y salvar el ciclo escolar. A partir de ahora el festejo oficial a la docencia no volverá a ser lo mismo y eso lo saben las autoridades educativas, padres y el alumnado.
Este 15 de mayo se cumplen 102 años del primer festejo a los maestros y maestras de México. El entonces presidente, Venustiano Carranza, decretó en 1917 que se les reconociera. En 1918 las celebraciones llegaron a las escuelas desde entonces.
Un siglo y dos años después la conmemoración se da fuera de las aulas, las ceremonias en su honor, los mariachis, comidas, los ramos de flores, las manzanas en los escritorios, las cartitas de los alumnos y hasta los premios y bonos pareciera que no llegarán o al menos cambiarán, a pesar del mérito.
Las felicitaciones en las redes sociales comenzaron desde el jueves. Había WhatsApp, memes y post (publicaciones), unos en honra y reconocimiento y otros, hasta aludían a la distancia por la cuarentena más que al reconocimiento mismo a los maestros y maestras. Pareciera que los padres y madres son quienes más les extrañan.
Desde publicaciones románticas y amorosas, creatividad multimedia y las inolvidables mañanitas. Pero había otras, sobre todo los memes, que proyectaban en algunos casos la desesperación de los padres por hacerse cargo total y completamente de la educación de los hijos.
Así es como las maestras y los maestros llegan a su día en este 2020.
La misión de enseñar y el amor por el servicio destacan, sobre todo en aquellos docentes que han sido ejemplo y se desviven a pesar de las desigualdades entre sus alumnos. En estos días son evidentes las necesidades y que la educación a distancia es todo un reto.
Las redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter, TikTok, Youtube, Whatsapp y otras, han recorrido el mundo. Hemos visto casos “chuscos” en los que maestros y maestras han sido expuestos porque a algún familiar salió en ropa interior o, incluso, porque en materia de uso de tecnologías y aplicaciones hay alumnos que superan a los docentes, y otros porque han hecho gala del ingenio y el humor para poder enseñar.
En pleno pico de la pandemia que sigue sacudiendo a nivel mundial, circulan noticias de gran alcance. De maestros pasaron a ser youtuber’s o los mejores en TikTok. Lo cierto es que hay casos en los que las condiciones sociales y hasta políticas de los lugares en que viven los alumnos rebasaron las necesidades que requiere una educación de calidad.
Y eso lo viven tanto alumnos como maestros, quienes destacan que a pesar de lo adelantado de la tecnología, nada se compara con estar frente al grupo dando una clase.
Para la maestra Gloria María Arriaga Valera, quien lleva diez años de ser docente y proviene de una familia en la que su madre lleva 40 años en el servicio educativo, destaca:
“La docencia es una forma de vida en la que no solo transmito conocimientos a los niños, sino que día a día yo también aprendo de cada uno de ellos, con sus estilos de vida, de aprendizaje, la manera en que ellos ven el mundo, es como volver a la infancia”.
La maestra Gloria actualmente da clases de tercer grado en la Escuela Enrique C. Rébsamen, turno matutino, tiene un solo grupo y cuenta que en esta cuarentena enseñar es un gran reto para los maestros, sobre todo porque justamente no todos los alumnos cuentan con los recursos para estar en contacto todos los días o para poder conectarse en una videollamada.
“Ha sido la verdad un descontrol, tanto para ellos como para nosotros. Tenemos que estar al día buscando estrategias para nivelar y tratar que todos aprendan a la distancia”.
La comunicación con el alumnado es a través de WhatsApp y mediante un grupo de Facebook. Para dar las explicaciones de matemáticas les agrego videos.
En su caso, es una maestra joven, es de la generación Millenial, y eso incluye un amplio manejo de redes sociales, tendencias en aplicaciones y las tecnologías de la información y comunicación; es decir, el manejo de esas plataformas en su caso no es problema, el problema son las desigualdades sociales.
“Si tan solo todos los alumnos tuvieran los recursos, me gustaría utilizar la plataforma classroom, pero debido a que no todos pueden hacerlo, solo utilizo estos medios”
Su grupo es de 32 y, a pesar de las condiciones, les ha dado seguimiento. Incluso, ellos mismos –los que han podido- le envían videos de las tareas, incluso hay algunos muy divertidos.
De su salón, el 32 por ciento no tiene acceso a las tecnologías; es decir, diez de ellos no lo tienen a la mano, para estar al frente de una pantalla.
Paralelamente a las actividades a distancia, las maestras y maestros tienen la opción de realizar cursos, algunos de derechos humanos, otros de tecnologías de la información. En su caso tomó uno que se llama “Estrategias de evaluación para el aprendizaje a distancia”.
A propósito de ello, aunque no han dado a conocer expresamente y la instrucción es seguir haciendo los trabajos para completar los contenidos y la carpeta de experiencias.
DE LA COMUNICACIÓN A LA DOCENCIA
Norma Adriana Urbina Andrade es comunicóloga y dejó una de sus pasiones (la radio y los medios) para dedicarse al servicio de la docencia.
Y aunque apenas es su primer año de maestra, la experiencia como tal en el Sistema de Telebachillerato Comunitario es el arranque de una carrera en la docencia de gran valor.
Ella está en el Telebachillerato 024 de el ejido Saucillo municipio de San Carlos, Tamaulipas, lo cual implica que entre semana viva en esa región para impartir las materias de Comunicación y Lengua Adicional, que es Inglés.
“El trabajar en una comunidad alejada permite comprometerte a que los alumnos reciban educación de calidad en el tiempo que se tenga, pues ahí en el plantel continuamente hay cambios”, refiere.
Estar en la docencia no lo planeó, estuvo tres años en Texas estudiando y después descubrió una desviación de columna y en lo que se recuperó llegó la invitación por parte de una amiga, envió sus documentos y en tres días ya estaba trabajando.
En esta cuarentena “ha sido muy difícil poder trabajar con todos los alumnos, ya que el acceso a internet en ese lugar es muy limitado, al igual que en las afueras de la comunidad; me cuentan que están restringiendo salir de casa por la pandemia y que el saldo en internet es insuficiente para hacer investigaciones y enviar los trabajos. Solo algunos los que no quieren perder su diez son constantes”, advierte.
No obstante, para aquellos a los que las posibilidades en que viven no les permiten el uso de las tecnologías, también hay trabajo, les llama por teléfono o por WhatsApp les deja tareas y explicaciones.
Destacó que dada esta circunstancia el Telebachillerato implementó un programa de radio en Radio Tamaulipas los martes y jueves, el cual les permite realizar actividades y tomar notas.
En total cuenta con 40 alumnos en los distintos semestres (segundo, cuarto y sexto), de ellos, solamente la mitad se ha reportado.
Aun con este panorama, quiere pensar que todos escuchan los programas de radio y que tendrán el registro en sus cuadernos al regreso a lo que se llamó “la nueva normalidad”.
Norma se declara lista para irse los lunes a las seis de la mañana y vivir allá hasta los viernes, para cumplir con lo que hoy dice que es su misión.
“Siento la necesidad de aportar todo el conocimiento y un poco más a los jóvenes, porque algún día ellos también deberán servir a la nación siendo hombres y mujeres de bien, como profesionales o como padres responsables de familia. Esta etapa es muy importante y necesita que el docente, además de aportar información, brinde confianza y corazón. Los chicos se enfrentan a cambios físicos y emocionales, todo el tiempo están en constante cambio y su frase más utilizada es: “Nadie me entiende”; es por ello que además de las clases que imparto, también tomo un poco de tiempo para realizar dinámicas a de conocimiento personal y revaloración”.
DESPUÉS DE SEMANAS, LA TECNOLOGÍA DEJÓ DE SER ‘UN MONSTRUO’
Para Frida Zamorano Castillo, maestra de la clase de Inglés en el Colegio Nuevo Santander, después de semanas de clases en línea, ahora el uso de la tecnología es más fácil, los padres y madres se encuentran más relajados y en su caso, no hubo baja de alumnos a pesar de las condiciones por la pandemia.
Cuenta que comenzó en la docencia desde hace ocho años. Los primeros trabajos que tuvo fue como maestra sustituta, posteriormente ingresó al sistema de Inglés en la escuela Primaria en Tamaulipas, donde atendió a varios grupos.
La cuarentena les ha dejado mucho, sobre todo la experiencia de enfrentarse al reto de la educación a distancia. Y es que reconoce que en la escuela sí utilizan las tecnologías, pero no es lo mismo a dar todos los cursos a través de las tecnologías.
En su caso, utilizan la plataforma Zoom para atender a los dos grupos que le corresponde enseñar la materia de Inglés.
Y aunque trabaja en el sector privado, tuvo casos en los que los padres o madres no cuentan con las habilidades tecnológicas o el tiempo para apoyar a sus hijos, y no por ello hay que dejarles de lado.
“En el salón hay dinámicas, puedes hacer juegos, aquí es más tardado. Tenemos más de un mes dando clases virtuales, ahora nos sentimos más relajados, nos estamos acostumbrando, tenemos que adaptarnos, es algo que estamos haciendo.”