Rogelio Rodríguez Mendoza.-
Cd. Victoria, Tam.-
Frente a la nueva realidad social que generará la pandemia del covid-19, los sistemas de justicia deben darse prisa en la implementación de un modelo de desahogo a distancia de los procesos, mediante el uso de las tecnologías de la información, advirtió José Antonio Caballero, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
“El reto que se espera de la justicia es que tenga la capacidad de recibir el impulso que ha generado la crisis en la que estamos, y tratar de canalizarla para asegurar una justicia eficiente, eficaz, accesible y, desde luego, independiente”, señaló.
Y añadió: “La tecnología siempre aparece como un hito que ofrece y genera muchas expectativas, y efectivamente en estos momentos estamos viendo que nos puede dar mucho más. En circunstancias ordinarias hubiéramos sido mucho más conservadores respecto a la forma en que íbamos a entrarle a este tipo de cuestiones”.
El investigador detalló que para el sector justicia la pandemia ha mostrado que hay una crisis importante, porque mucha gente está esperando a que sus casos se resuelvan, y además existe la necesidad de proveer justicia en situaciones donde no hay mucho tiempo que perder.
Ante ese escenario, insistió en que el uso de las tecnologías de la información es una herramienta que podría dar respuesta al reclamo social de agilizar la justicia.
“Ya se habían hecho algunos experimentos, audiencias a distancia utilizando la videoconferencia; sin embargo, eran esfuerzos muy cautelosos, rodeados de muchísimos formalismos. Ahora que la pandemia nos ha puesto en estas condiciones, la situación se ha modificado y parece que hemos relajado algunas cuestiones”, indicó.
Consideró que además no parece haber otra alternativa, porque sería muy ingenuo pensar que vamos a salir de esta pandemia y retomar las cosas con absoluta normalidad.
Reconoció, sin embargo, que las judicaturas deben trabajar ardua y rápidamente en encontrar la forma de salvar algunas desventajas en el uso de esas tecnologías, para desarrollar los procesos a distancia.
Por ejemplo, las limitaciones en las capacidades tecnológicas podrían ser un obstáculo para garantizar la transparencia, la inmediatez y la publicidad de las audiencias, porque muchas veces la poca banda ancha disponible impide que las personas tengan acceso a las transmisiones.
“Muchas veces la gente está dispuesta a conectarse, pero no hay condiciones en el ancho de banda para hacerlo”, refirió.
Insistió, sin embargo, en que “lo que veíamos con temor hace algunos meses, sobre la perspectiva de la comunicación a distancia, lo estamos reduciendo”.
Otro reto tiene que ver con la realización del trabajo, porque se empieza a demostrar que probablemente las condiciones de trabajo cotidianas pueden ser sustituidas por trabajo a distancia.
“Creo que no deberíamos tener tanto miedo. Ciertamente hay problemas clásicos como la supervisión del trabajo; sin embargo, la supervisión tampoco ha logrado ser resuelta completamente con los mecanismos que existen en estos momentos”.