En Portugal, una fiesta clandestina fue suspendida y a la postre provocó al menos 90 contagios de COVID-19, en un suburbio de la provincia de Lagos.
Un reporte a la policía local advirtió de una reunión con música y presuntamente aglomeración masiva de gente, cuando los elementos llegaron al lugar, una especie de bodega, donde descubrieron una fiesta con más de mil asistentes, mismos que fueron retirados y obligados a realizarse pruebas de coronavirus.
Dos semanas después, las autoridades sanitarias portuguesas revelaron los 90 casos positivos, en su mayoría asintomáticos y residentes en Lagos, situación que obligó a reforzar las medidas de aislamiento en gran parte de la población.
Por su parte, los organizadores de dicho evento podrían ser imputados por negligencia y desacato, con una pena de 5 a 10 años en prisión o una fuerte multa económica.
Con información de: elsoldelalaguna.com