CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Los esfuerzos por vender el avión presidencial en México parecen ir por buen camino, pero un esfuerzo simultáneo para vender billetes de lotería con la imagen de la aeronave no del todo.
El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo el lunes que sólo cerca de una cuarta parte de los seis millones de billetes han sido vendidos, una cantidad baja que se debe en parte a que los vendedores no han podido recorrer las calles ante la pandemia del coronavirus.
Los efectos económicos del cierre parcial de actividades aparentemente también han ocasionado que menos mexicanos estén dispuestos a pagar los 22,50 dólares que cuesta cada billete, cerca de una semana de salario para los trabajadores con menos ingresos.
Con el sorteo de la lotería a menos de dos meses, el 15 de septiembre, López Obrador enfrenta la posibilidad de que se pierda dinero en vez de alcanzar los fondos que se fijaron como objetivo para la compra de equipo médico.
Con tan solo 1,5 millones de billetes vendidos, lo recabado actualmente apenas cubre cerca de 38% de la bolsa garantizada de 90 millones de pesos. Otros costos administrativos podrían hundir aún más al gobierno. El premio será dividido en 20 partes iguales.
El presidente lanzó un exhorto a los empresarios a que compren planillas de billetes y los distribuyan entre sus empleados o en escuelas, y a que los sindicatos los repartan entre sus agremiados.
“Ya falta poco para el día 15 de septiembre, y tenemos que vender los boletos”, subrayó López Obrador, de pie frente al jet en un hangar del aeropuerto internacional de Ciudad de México. La fecha del sorteo coincide con el Día de la Independencia de México.
López Obrador prefiere viajar por carretera o en vuelos comerciales, tal como lo hizo cuando visitó Estados Unidos a inicios de julio para reunirse con el presidente Donald Trump.
El gobierno mexicano calcula que el avión vale 120 millones de dólares; no ha revelado quiénes son los potenciales compradores. La aeronave fue comprada en 2012 por unos 200 millones de dólares. Los expertos consideran que resulta demasiado caro reacondicionar el avión para un cupo de 300 pasajeros que tendría una versión comercial.