mayo 20, 2024
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agosto 21, 2020 | 1003 vistas

Francisco Ramos Aguirre.-

Desde 1939, el Estadio Marte R. Gómez ha sido catedral del deporte tamaulipeco y testigo de triunfos y fracasos deportivos. Varias ocasiones, escenario de acontecimientos políticos, festivales artísticos, campeonatos de atletismo, exhibición de rondas infantiles, reuniones de estudiantes, pista de caminadores mañaneros y templo de asambleas religiosas para iglesias.

Obra excepcional de ingeniería, fue construido por el arquitecto Mario Pani (cachorro de la revolución) a sugerencia del profesor Isidoro Salazar Cárdenas durante una visita a Victoria de su amigo el presidente Lázaro Cárdenas. Por muchos años, se comentó que el estadio era inspiración o tenía detalles estéticos del estadio de Berlín, sede de las olimpiadas alemanas donde Adolfo Hitler en actitud nacista, desdeñó públicamente el triunfo del corredor negro Jesse Owens.

La construcción del Parque Deportivo Victoria se inició meses después de una convocatoria a ingenieros y arquitectos, publicada por el Departamento de Educación Física y el Gobierno de Tamaulipas en junio de 1937. El proyecto del complejo deportivo, contemplaba un estadio olímpico con pista atlética de 400 metros con seis carriles, espacios para salto de altura, garrocha, salto triple, lanzamiento de jabalina, bala, martillo y una cancha de futbol. En el resto del terreno que comprendía dos manzanas, indicaba la construcción de un “Diamante para beisbol, dos mesas para tennis, dos mesas basquetbol y dos mesas para volibol.”

En cambio la tribuna techada de atletismo y futbol, tendría capacidad de cinco mil espectadores, con ampliación para diez mil. En la parte baja se proyectaron oficinas, enfermería, sanitarios, taquillas y almacén. Además del estadio de beisbol que se construyó en el gobierno de Praxedis Balboa, el complejo deportivo incluía: “Gimnasio 15 X 26, anexo baños, vestidores y excusados. Alberca, plataforma y trampolines olímpicos, Tribuna para alberca techada, capacidad mil espectadores, debajo se instalarán los vestidores y excusados.”

El recinto generó entre los jóvenes, una enorme expectativa sobre la práctica  de atletismo y otros deportes mencionados. Pisar la pista de arcilla y escuchar los aplausos de la concurrencia, era uno de los mayores anhelos de los estudiantes de las escuelas Normal, Preparatoria, Industrial Álvaro Obregón y Normal Rural de Tamatán. Este escenario generó un ambiente de competencia donde surgieron estrellas locales, ganadores de competencias nacionales y latinoamericanas. En todo esto contribuyeron los profesores de educación física Isidoro Salazar Cárdenas, Edmundo Castro Medina, Eugenio Alvizo Porras, Santiago Durham y otros.

El año de inauguración, el estudiante Eugenio Alvizo Porras quien también practicaba basquet y voleibol, se convirtió en subcampeón nacional de 400 metros con obstáculos. Cosas de la vida, para su desventura faltando menos de 80 metros para coronarse campeón, se desató una agujeta del zapato por lo cual se coronó en segundo sitio. La emoción fue intensa.

Las crónicas deportivas registran los primeros lugares en competencias nacionales del jaumavense Cecilio Becerra Vázquez: 800, mil 500 y cinco mil metros planos recorridos a paso de gacela, sin que sus adversarios le vieran el polvo. Por sus habilidades deportivas ganó la representación de México en los Juegos Centroamericanos de Barranquilla, Colombia en 1946.

Julio Alvizo Porras era experto en  garrocha pero una disentería le impidió participar en competencias internacionales. A esa camada de jóvenes atletas pertenecieron Américo Villarreal Guerra, Sergio Higuera Gil y Jorge Aguilera Noriega, quienes obtuvieron importantes triunfos deportivos y después marcharon a la capital del país, donde configuraron una carrera profesional y política. En ese tiempo, Aguilera participó en competencias internacionales en salto de garrocha y estuvo a punto de asistir a las olimpiadas de Helsinki en 1952.

Juan Manuel “El Flaco” Dávila, atleta de primer nivel, se forjó en el estadio Marte R. Gómez. A pesar de la pista terrosa y algo desnivelada, obtuvo el primer lugar en salto de altura (1.80 m) para asistir a los Juegos Centroamericanos de la Ciudad de México (1954). Manuel Villasana, de los longevos de Tula, obtuvo campeonatos nacionales en salto de longitud, lanzamiento de jabalina y cien metros planos. Igual destacaron Santiago Durham y Salomón Robinns. Fue una generación de caballeros en los estadios  y en la vida.

El estadio fue escenario popular en la toma de protesta de los gobernadores: Magdaleno Aguilar Castillo, Praxedis Balboa Gójon y Enrique Cárdenas González. De igual manera, Horacio Terán Zozaya rindió un informe de gobierno y Treviño Zapata inauguró la Unidad Deportiva presidente Adolfo Ruiz Cortines, quien influyó para llegar a la gubernatura de Tamaulipas. El doctor hizo algunas mejoras al estadio, entre ellos la instalación de alumbrado. En 1960, se realizó un magno festival para celebrar el 50 aniversario de la Revolución. Cuando el presidente López Mateos visitó Ciudad Victoria, inauguró obras aledañas al estadio.

La inauguración de la cancha de futbol, sucedió la tarde del domingo 19 de diciembre de 1940 entre los equipos Asturias de la capital del país y una oncena de Tampico: “Se dice que jamás en la vida deportiva de Ciudad Victoria, se ha tenido un match de tanta significación como la que vamos a presenciar el próximo domingo”.

Hogar de los equipos Cuerudos y Correcaminos, los aficionados al futbol recuerdan el ritmo musical de los Catarrines Boy’s,  mientras festejaban desde la tribuna las jugadas magistrales de los ídolos del momento: “El Chino” Béjar, Manuel Sevilla, Rogelio González, Chavalo Álvarez, Plascencia, Eduardo “El Puskas” Alva, “Chessman” Montes, Tapia y otros, bajo la dirección del griego Ángel Papadopulos. Ahí mostraron su señorío contra Tepic, El Nacional, Madero, Querétaro, Pachuca, Poza Rica y otros equipos.  Sin olvidar la generación de jugadores de los años setenta, acaudillados por Salvador “Chava” Reyes leyenda del balompié nacional.

Considerando el crecimiento de la población, en 1988 el gobernador Américo Villarreal Guerra aprobó la ampliación de graderías, nuevas instalaciones eléctricas,  vestidores y  pista de tartán. Para entonces el Club Correcaminos, se preparaba para ingresar a la Primera División y hacer historia en la temporada 1994-1995, cuando al final del partido el entrenador naranja alineó a Humberto Filizola contra el América. A sus 44 años de edad, el rector de la UAT estuvo a punto de marcar un gol a las Águilas, según comentó después: “Le pegué de marunga”, con los tres dedos externos del pie. Cruz Valadez, “El Qué Pasó”, festejó el intento vendiendo más tacos, tachones, burritos y flautas mágicas.

A casi siglo de su inauguración, el tiempo y nostalgia siguen presentes en su arquitectura, considerada patrimonio tamaulipeco. Es un estadio funcional y gran utilidad para los victorenses. Finalmente, no todo es futbol en ese lugar. Anterior a estos tiempos de pandemia, cientos de andarines y corredores ejercitaron su cuerpo en la pista de tartán, con la esperanza de sumar más años a su vida.

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