diciembre 12, 2024
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agosto 31, 2020 | 230 vistas

Rubén Jasso.-

Indudablemente, la Librería y Papelería Tamaulipas es parte de la historia de miles de estudiantes tamaulipecos y de otras entidades que hoy en día son profesionistas, muchos jubilados incluso, que guardan gratos recuerdos de ese lugar al que acudían a surtir el material escolar y otros artículos en tan emblemático negocio de la Capital del estado.

Al cruzar sus puertas, de inmediato se vienen a la mente infinidad de recuerdos, de sentimientos y también mucha nostalgia, porque la gran mayoría de quienes realizaron sus estudios desde 1960 y por lo menos durante los 40 años siguientes, alguna vez acudieron, muchos de la mano de sus padres, a comprar lo que necesitaban.

Sin embargo, hoy en día las cosas son distintas para “La casa del maestro y del estudiante” ubicada en la calle Ocho, entre Guerrero y Bravo, pues con la llegada del Internet a la par de que inició el presente siglo, las nuevas generaciones optaron por otros métodos para cumplir con su formación académica, dejando de lado muchos recursos que antaño eran infaltables en un salón de clases.

Al respecto, Roberto Martín Alba Salinas, quien tomó las riendas del negocio tras el fallecimiento de sus padres, nos habla de este “gigante” de cinco pisos que sigue en pie de lucha, que luce rebosante de mercancía y que se niega a despedirse de los victorenses y tamaulipecos, pero sobre el cual habrá de tomarse una decisión terminando este 2020.

 

DESDE 1960

Pero la historia de la conocida papelería y librería es tan amplia y con tantos capítulos, que Roberto Martín refresca su memoria y nos relata los inicios de esta casa comercial que fundó su padre en 1960, cuando la Capital era pequeña pero el bullicio comercial era muy importante justo en la zona donde decidieron ubicarse.

“Esta papelería la iniciaron mis padres Roberto Alba Ibarra y Graciela Salinas González, mi madre era originaria de Ciudad Victoria y mi padre era de Torreón, los dos ya fallecieron, cuando ellos se casaron pues mi padre ya trabajaba en algo de libros y le interesó poner aquí la papelería, estaban aquí al lado por los años 60’s”, dice.

La visión que tenía don Roberto era tan amplia, que hacía todo lo que estaba a su alcance para acercar a los autores de los libros de aquel entonces con maestros tamaulipecos como una forma de motivarlos.

“Hay que recordar que siempre se vendieron los libros de secundaria y preparatoria y al ver esa necesidad, mi padre siempre fue creando espacios con los maestros, trayendo a los autores de los libros a que les dieran conferencias a los maestros para motivarlos más en esas épocas”, recuerda el hijo del fundador.

Además, la labor que hacía don Roberto Alba Ibarra no se limitaba a Ciudad Victoria, pues le gustaba visitar todas las escuelas del estado para tener un contacto directo con maestros y estudiantes y ofrecerles los mejores precios y novedades de la época, pues su principal interés era que todos estuvieran actualizados y que además encontraran todo en un mismo lugar.

Fue por ello que el fundador de esta casa comercial siempre procuró que su negocio tuviera un amplio surtido de material escolar y el suficiente inventario para satisfacer las necesidades de los estudiantes y maestros de aquella época.

“A través de los años mi padre siempre fue buscando que la gente llegara y encontrara las cosas, hay que recordar que anteriormente era más difícil que llegaran las cosas, entonces mi padre hizo cinco pisos de bodegas los cuales hasta ahorita se encuentran repletos de mercancía y ahorita es la tercera generación que está aquí al frente, se llama Roberto Gerardo Alba Reyes, es mi hijo y él tiene esa labor de empezar a vaciar lo que es la Librería”, dice Roberto Martín.

 

LARGAS FILAS

Otro episodio que guarda en su memoria, son las largas filas que se hacían para poder ingresar a la papelería, y aunque él era un niño, también le entraba al trabajo porque sus padres no se daban abasto atendiendo a tanta clientela.

“Aquí se hacían filas de dos cuadras (señala hacia el sur) para poder entrar en la temporada escolar, era una cosa de volvernos locos… gracias a Dios”, refiere, y también recuerda que en aquel entonces no había ni tiempo de acomodar muchos de los libros que llegaban, pues así como abrían las cajas, así era como se vendían.

Lo que también recuerda perfectamente, es que llegaron a tener y tienen actualmente un amplio surtido de libros de todos los géneros y para todas las materias y profesiones.

“De lectura general tenemos más de 25 mil títulos ahorita todavía y (también tenemos) desde maternal hasta carrera universitaria, se han estado vaciando, se han estado acabando gracias a Dios”.

Acerca de algunos aparatos que hoy en día ya no se utilizan, Roberto Martín Alba Salinas destaca que en la Librería y Papelería Tamaulipas aun cuentan con productos que la gente ya no encuentra por ningún otro lado y pone de ejemplo las cintas para las máquinas de escribir.

“Ya son prácticamente obsoletas, pero hace unos días pasé por ahí a una tienda y vi que tenían una máquina de escribir y les digo: ‘todavía contamos nosotros con cintas porque ya no las consiguen ese tipo de cintas’… los mimeógrafos (con el cual sacaban copias) también se dejaron de usar totalmente”.

Otros artículos que pueden parecer del pasado pero que siguen a la venta y tienen buena aceptación son los pirógrafos, además de estuches de dibujo y todo lo referente a lo que es una papelería.

“Vendemos desde cartoncillo, plumas, lápices, sacapuntas, carpetas, sobres, cuadernos, vendemos otro tipo de artículos como por ejemplo para invitaciones”, añade.

Con toda franqueza, Roberto Martín hace la invitación a los victorenses para que vayan y conozcan la gran cantidad de mercancía que tienen a la venta, incluso pueden pedir información de algún producto sin ningún compromiso.

“Invitamos a la ciudadanía a que venga, aquí no nos molestamos si hay que quitarle la bolsa al libro para ver su contenido, que lo hagan con gusto, independientemente que lo compren o no”.

Actualmente y con motivo de la contingencia por el covid-19, “La casa del maestro y del estudiante” abre a las ocho de la mañana, pero cierra a las cinco de la tarde, aunque existe la facilidad de pedir alguna información por medio de la red social Facebook e incluso pueden llevar algún pedido a domicilio.

En ese sentido y asumiendo la responsabilidad como un negocio que se preocupa por sus clientes, Alba Salinas refiere que cuentan con todas las medidas establecidas por las autoridades de Salud y cumplen con los horarios que les indican “para que todo esto funcione de la mejor manera”, comenta.

 

INTERNET CAMBIÓ TODO

Continuando con el presente, Roberto Martín reconoce que la tecnología y el acceso al Internet les ha ganado terreno a las papelerías y librerías, aunque lo más preocupante es que las actuales generaciones de estudiantes han dejado de hacer cosas que hacían los niños y jóvenes de antes.

“La tecnología es muy buena sabiéndola aplicar, pero también viene un retroceso porque en el copiar y pegar ya no leen como anteriormente nosotros hacíamos de leer la biografía, redactarla, copiarla y luego pegar una estampita”.

Por ese y otros motivos como la pandemia del covid-19, reconoce que las ventas han bajado, pero mantiene la esperanza de que aun y cumpliendo con el ciclo escolar en casa, los padres de familia y estudiantes acudan a conocer y comprar la gran variedad de material que está disponible.

“Vuelvo a hacer hincapié en la invitación a las (nuevas) generaciones a que se den una vuelta, tenemos mucho material a precio muy accesible todavía, material en buen estado, no estamos hablando de desecho, aparte el material antiguo tenía una mejor calidad que el actual, entonces que nos visiten, que vean todo lo que tenemos”.

Al cuestionarlo acerca de ese camino que ha recorrido junto a muchos clientes desde los años 60’s, 70’s y épocas posteriores, Roberto Martín toma aire y expresa con cierta nostalgia, pero a la vez con alegría, que es una gran satisfacción ver a personas que hoy en día acuden con sus hijos y les muestran el lugar donde ellos compraban sus útiles escolares cuando eran niños.

“Muchas, muchas veces, hemos llorado con los clientes, hemos hecho esa catarsis de (ver) que les muestran ellos a sus hijos el edificio que es enorme, que a ellos los traían sus papás, las filas que hacían, como acababan sudados… siempre mi padre aportaba algo más, siempre había presentes, sorpresas para esos jóvenes y que ahora les digan a ellos y ver dos o tres generaciones… si nos ha tocado ver ese tipo de clientes, he sido parte y testigo de esa historia”, dice con orgullo.

Por último, Roberto Martín Alba Salinas prefiere poner una pausa al tema del cierre definitivo de la Librería y Papelería Tamaulipas como se ha escuchado en semanas recientes y en cambio, comenta que las puertas seguirán abiertas ofreciendo atractivos descuentos y dentro de unos meses tomarán la decisión al respecto.

“Pues probablemente de aquí a diciembre tratemos de sacar todo lo más que podamos, luego en diciembre ya nos sentaremos a platicar toda la familia haber que vamos a seguir haciendo”, concluye.

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