marzo 29, 2024
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septiembre 19, 2020 | 116 vistas

Antonio González Sánchez

El Señor Jesús, Dios hecho hombre vino al mundo a revelar que el Padre Celestial, es Padre, y rico en misericordia.

En su caminar por el mundo el tema central de su predicación que se encuentra en el Evangelio es el Reino de los Cielos, y lo predica por medio de Parábolas

Y en texto evangélico de este domingo, escrito por san Mateo, 20, 1 – 16, la siguiente parábola: “El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabadores para su viña. Después de arreglarse en pagarles un denario por día, los mandó a su viña” y la parábola cuenta que aquel propietario estuvo saliendo a buscar trabajador a diferentes horas del día. Incluso salió al caer la tarde cuando ya quedaba como una hora de trabajo.

Cuando se llega el momento del pago al final del día inicia con los que llegaron al final, y recibieron un denario. Cuando llegaron los primeros pensaron que iban a recibir, pero recibieron lo mismo. Y ellos le reclamaron. Pero el dueño le respondió a uno de ellos: “Amigo yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario?”.

Enseñanza de este texto es: que lo que importa seguir a Jesús, no hay escalafones. Hay unidad de corazones llenos de amor. Lo que importa es responder que Él hace. El propietario de la viña que obviamente representa al Padre celestial no se guía por criterios de justicia, e invita los creyentes a seguir esos mismo principios.

Por eso el profeta Isaías dice en la primera lectura de este domingo: “Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, sus caminos no son mis caminos, dice el Señor”.

Por eso todo creyente en Jesucristo debe sentirse llamado por Él para construir el Reino de los cielos, viviendo el amor a los demás.

Se puede orar con palabras del Salmo 144: “Bendeciré al Señor eternamente. El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas las creaturas”.

Que el buen Padre Dios haga sentir su amor, su misericordia y su paz.

 

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