Por primera vez, la reina Isabel II de Inglaterra apareció públicamente con cubrebocas desde que comenzó la pandemia del coronavirus Covid-19, cuando asistió esta semana a una breve ceremonia en la Abadía de Westminster para conmemorar el centenario de la tumba al Soldado Desconocido.
La monarca, de 94 años de edad, ha aparecido en público en varias ocasiones en los últimos meses, hasta ahora no se la había visto con cubrebocas.
El miércoles, durante su primera aparición en Londres desde marzo, llevó una mascarilla negra con ribete blanco.
El doctor David Hoyle, deán de Westminster, señaló que fue maravilloso ver a su Majestad de tan buen humor y buena salud.
Al acto asistieron solo el deán y el asistente de la Reina, el teniente coronel Nana Kofi Twumasi-Amkrah.
La soberana dejó un ramo de orquídeas y mirto basado en el ramo que llevó en su boda, en noviembre de 1947. La monarca inclinó la cabeza tras una plegaria del deán.
La monarca había solicitado que se celebrara una ceremonia después de que la pandemia frustrara los planes para el centenario del sepelio del Soldado Desconocido.
En el lugar yace un soldado británico no identificado que murió durante la I Guerra Mundial. Su cuerpo fue repatriado desde el norte de Francia y enterrado en la Abadía de Westminster el 11 de noviembre de 1920.
La ceremonia se celebró el día antes de que entrara en vigor una cuarentena de cuatro semanas en Inglaterra.
Además del cierre de muchos negocios, la medida impone límites a los lugares de culto.
Las autoridades requieren que la gente se cubra el rostro en espacios cerrados como el transporte público, comercios y templos.
También recomendaron las mascarillas en espacios cerrados cuando el distanciamiento social sea complicado y la gente entre en contacto con personas a las que no suele ver.
Algunos otros miembros de la familia real han aparecido de forma habitual con el rostro cubierto durante la pandemia. La reina fue criticada el mes pasado por no llevarla cuando visitó el Laboratorio de Ciencia y Tecnología de Defensa en Port Down, en el sur de Inglaterra, junto con su nieto, el príncipe Guillermo.
La monarca aprovechó su poco habitual viaje a Londres para visitar el Palacio de Buckingham, su residencia oficial en la capital.
Antes de la cuarentena impuesta por el Gobierno británico el 23 de marzo, la reina y su esposo de 99 años, el príncipe Felipe, se trasladaron al Castillo de Windsor, que está unos 40 kilómetros (25 millas) al oeste de Londres.
Con información de: noticieros.televisa.com
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