diciembre 14, 2024
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noviembre 10, 2020 | 216 vistas

En mi personal opinión “Las Brujas” no es un desastre, aunque, inexplicablemente algunos críticos quieran demostrar lo contrario. Es una película familiar muy entretenida, de esas que últimamente obran el milagro en una taquilla escuálida y, solo por eso, merecería más precaución y respeto por parte de los que nos dedicamos a escribir sobre cine.

En la sinopsis oficial de la trama que cuenta la conmovedora historia de un pequeño huérfano que, a finales del año 1967, se va a vivir con su querida abuela a Demopolis, un pueblo de Alabama. El niño y su abuela tienen extraños encuentros con algunas brujas absolutamente diabólicas.

Por eso, la abuela decide quitarse de en medio y llevarse al chico a un hotel de lujo en la costa. Por desgracia, llegan exactamente al mismo tiempo que la Gran Bruja que ha reunido a sus compinches de todo el planeta, que van de incógnito, para llevar a cabo sus horribles planes. Esta es una adaptación del libro “Las Brujas” del novelista Roald Dahl.

 

La interpretación del director Robert Zemeckis de la célebre novela de Dahl realoja a la abuela y al nieto protagonistas, en esta ocasión afroamericanos, en la sureña Alabama. Lejos queda la ciudad de Noruega de jerseys de lana imaginada por el escritor británico, con las trenzas rubias y los conjuros paganos. En “Las Brujas”, Octavia Spencer y Jahzir Bruno bailan al ritmo de la música de la compañía discográfica Motown de la década de los años 60.

En lo que respecta al guión, la adaptación del director de “Regreso al Futuro” parece más un remake de “La Maldición de Las Brujas” que una reinterpretación de la obra de Dahl. Coescrito con Guillermo Del Toro, sigue de cerca la estructura de la producción de Jim Henson, separándose de ella en escasas ocasiones y, cuando lo hace, no siempre es acertando. ¿Quién pensó que el hechizo de convertir a una niña en gallina daba más miedo que el atraparla en un cuadro?

La verdadera diferencia entre ambas películas reside en la dirección. Si la de Zemeckis es convencional y hasta rutinaria, la de Nicolas Roeg sigue siendo hoy un canto al poder de la imagen. Mi ocho de calificación a este filme que es un más que buen y correcto remake que si bien no llega a superar a la cinta original, también apuntaba en esa dirección. A su manera, esta adaptación respeta la esencia sobre todo de la novela de Dahl y nos da una versión fílmica más glamurosa, aunque eso sí, menos aterradora que la original.

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