Social Mask es un nuevo modelo de mascarilla transparente que no es un simple cubrebocas, pues entre otras cosas, analiza el aire para detectar patógenos como el covid-19 y casos asintomáticos.
Es obra del ingeniero rumano, Burzo Ciprian de 26 años. Esta idea lo hizo acreedor del galardón del certamen ‘Pandemic ResponseCoLab’ del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en un desafío que proponía reinventar las mascarillas.
Ciprian explicó que, «Los principales materiales utilizados para producir la máscara son el policarbonato y el polipropileno. El marco está realizado mediante impresión 3D con filamento ecológico. El frente de la mascarilla contiene un dispositivo modular que se puede quitar o reemplazar. Este dispositivo integra los sensores (biosensor, Bluetooth) y una salida de aire».
El usuario puede utilizar los respiraderos para hacer ejercicio. En la parte lateral, ahí se encuentra un filtro de aire para una mejor ventilación, un sensor de temperatura y una pequeña pantalla led para mostrar la temperatura corporal del usuario.
La mascarilla y sus biosensores son capaces de analizar las partículas del aire para detectar a personas asintomáticas contagiadas de covid-19.
el uso de un sensor Bluetooth permite que el dispositivo inteligente se conecte con el teléfono móvil y a través de una aplicación, conocer la temperatura corporal del usuario y el análisis de las partículas del aire al respirar.
En caso de detectar indicadores de contagio, como partículas patógenas en el aire como un incremento de la fiebre, la aplicación avisa al usuario de que se ponga en un contacto con un médico y expresa mediante un porcentaje las posibilidades de que esté contagiado de coronavirus.
La mascarilla presenta un funcionamiento de rastreo de contactos cercanos. Para de esta manera detectar otras mascarillas a una distancia de hasta 300 metros y si sus usuarios tienen fiebre o no, así como informar a las personas en caso de contacto de riesgo.
Con información de: milenio.com