Esta es una película más de este llamado universo cinematográfico, para esta cinta tanto la protagonista Gal Gadot como la directora Patty Jenkins están de regreso con la historia que nos lleva ahora a la década de los años 80, en una época crucial en la historia de los Estados Unidos pero que la película sólo usa como pretexto para enfocarse en el enfrentamiento entre Diana, Max Lord y Cheetah.
En la sinopsis oficial de la trama, Diana de Themyscira (Gal Gadot) entabla amistad con Barbara Ann Minerva (Kristen Wiig), una arqueóloga que trabaja para Max Lord (Pedro Pascal), megalómano empeñado en recopilar artefactos antiguos con la creencia de que estos le harán tan poderosos como un Dios. Un noble regreso para nuestra amazona favorita. El problema con esta secuela es que, cuando quiere ser una película de superhéroes al cien por cien, se estrella en partes; al guión se le notan momentos de aceleración excesiva.
Entonces, ¿por qué defender esta cinta? Pues porque cuando realmente funciona es cuando se convierte en una mirada satírica hacia la década de 1980, a su cine, su ideario y a esa nostalgia que paraliza la cultura pop. A partir de una interesante premisa con un artefacto perdido, y con una fotografía que renuncia por fin a las grisallas y el color lavado, Patty Jenkins demuestra que conoció la época de primera mano arreando collejas tanto en lo estético como en lo ambiental.
Lo mejor: Gal Gadot y su ya icónica y bella presencia. Lo peor: resulta ser una película más pretenciosa que su predecesora. En el primer episodio, el tándem formado por Patty Jenkins y Gal Gadot se encargó de perfilar al personaje de “Wonder Woman” hasta el punto de convertirlo en un elemento totémico. Su influjo y personalidad lo dominaban todo y quizás por esa razón, lo demás terminaba dando un poco lo mismo.
En esta ocasión las cosas mejoran en muchos sentidos. Hay una mayor coherencia narrativa y visual, un conflicto moral más poderoso, mejores villanos con los personajes de Maxwell Lord y Cheetah, y un trasfondo político y social que conecta inevitablemente la Norteamérica de la era de los presidentes Ronald Reagan con la de Donald Trump y nos conduce al total colapso de la civilización a causa de la megalomanía, la ambición y el poder en los deseos personales.
Mi nueve de calificación para la cineasta Patty Jenkins en la dirección y para Gal Gadot como Diana Prince que están otra vez al frente del proyecto que trae de vuelta al cine a la más importante superheroína de los comics. A exactamente tres años de la primera entrega de la saga, la historia de la amazona experimenta un importante salto en el tiempo, ya que la acción y aventura pasará de la Primera Guerra Mundial (1917) a los últimos años de Guerra Fría (1984).