Rogelio Rodríguez Mendoza.-
Cd. Victoria, Tam.-
Durante el 2020 se han registrado en Tamaulipas mil 094 delitos sexuales.
Estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), señalan que el abuso sexual es el delito de mayor incidencia.
Las agencias del Ministerio Público iniciaron 493 carpetas de investigación en el periodo comprendido de enero a noviembre pasado.
Las fiscalías conocieron también de 391 casos de violación simple, 69 de acoso sexual y 30 de hostigamiento sexual.
Otras 11 carpetas de investigación quedaron registradas en el apartado de, “Otros delitos que atentan contra la integridad y seguridad sexual”.
Al respecto, agentes del Ministerio Público sostienen que la cifra de delitos sexuales es mucho mayor, porque hay una gran cantidad de víctimas que no denuncian.
“Los delitos sexuales inhiben mucho a las víctimas, sobre todo por el temor a la crítica social. Una gran cantidad de personas prefieren ocultar lo sucedido para no verse expuestas al escarnio público” mencionó uno de los representantes sociales.
Recordó que la cifra negra de delitos, que se estima en un 97 por ciento, es mucho mayor en casos de violación, acoso sexual y hostigamiento.
Cabe señalar que, recientemente el Congreso del Estado aprobó una reforma al Código Penal, para castigar hasta con cinco años de cárcel a quien oculte la violación sexual en agravio de persona menor de 15 años de edad.
Para ese efecto, se adicionó el artículo 279 Quáter al Código Penal del Estado, para establecer que: “A quien le conste la comisión de los delitos de abuso sexual o violación, en perjuicio de una persona menor de quince años y no acuda ante la autoridad competente para denunciar el hecho, se le impondrá una pena de dos a cinco años de prisión y una multa de cien a doscientas veces el valor diario de la Unidad de Medida y Actualización”.
La reforma se hizo porque el abuso sexual se presenta en un gran número de hogares y desafortunadamente crece cada día, y muchos de los casos no son denunciados ante la autoridad, sobre todo porque los agresores comúnmente pueden ser personas de su entorno familiar con lazos sanguíneos o afectivos, tutores o maestros.