Chantal Martínez Díaz.-
Cd. Victoria, Tam.-
El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) señaló que los nutriólogos son los grandes ejecutores del proceso de reeducación alimentaria de la población, impulsado para mejorar desde sus causas las condiciones de salud de la población.
Existe suficiente evidencia científica avalada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el sentido de que la reeducación nutricional, alimentaria y de los estilos de vida, pueden mejorar el control y reducir la incidencia de las enfermedades no transmisibles a largo plazo.
Los especialistas, de acuerdo a la información del a Delegación, refieren que una correcta y balanceada alimentación complementada con activación física regular puede prevenir estas enfermedades y en caso de que la patología se presente puede detener su evolución.
Por ello, la mejor recompensa para las personas de tomar en sus manos la responsabilidad de cuidar su nutrición y condición física es generar condiciones óptimas de salud y bienestar.
La alimentación cambia constantemente en la sociedad. “En las últimas décadas ha habido una tendencia a tener una dieta rápida e industrializada”, agregó el ISSSTE.
Reportan que ha aumentado el consumo de alimentos muy energéticos, altos en grasas y con mayor proporción de grasas saturadas, además de ricos en azúcares y carbohidratos refinados, situación que combinada con estilos de vida sedentarios, “ha derivado en la epidemia actual de sobrepeso y obesidad que afecta a los mexicanos”.
“Estamos acostumbrados a consumir alimentos chatarra, a no mantener horarios específicos de alimentación y al hecho de no llevar una actividad física constante, lo que favorece que se desencadenen estas enfermedades y cuando ya se tienen, que causen complicaciones y deterioro de la calidad de vida”, señaló el Instituto.
Refirió que el sedentarismo se ha incrementado por el uso excesivo del automóvil, mayor empleo de la tecnología en el trabajo, alto índice de uso de computadoras para fines laborales, educativos, de interacción social y ocio, lo que ha repercutido también en la aparición de ECNT a edades más tempranas.
Ante esta situación, afirmó, “es necesario regresar a una dieta mediterránea donde el consumo de vegetales, frutas, cereales, leguminosas y alimentos de origen animal no procesados sean la principal fuente de alimentación” y hacer de la activación física regular un hábito de vida diario.
Destacó que una dieta saludable debe cumplir con seis características: ser variada; completa, es decir contener todos los nutrientes que el organismo necesita; inocua para no causar daño; suficiente, debe incluir tres comidas completas al día, dos colaciones intermedias, y de 1.5 a dos litros de agua.