Francisco Ramos Aguirre.-
La Unión de Comerciantes e Industriales Mexicanos de Ciudad Victoria, surgió en 1926 durante el gobierno de Emilio Portes Gil. Uno de sus objetivos era contrarrestar la presencia de empresarios extranjeros en el país. Esta organización evidentemente nacionalista, excluía de sus estatutos a mercaderes chinos, árabes, norteamericanos, italianos y españoles de esta Capital. Además de las desventajas económicas y competencia desleal, los negociantes locales argumentaban que algunos foráneos tenían: «… buenas intenciones y otros mala fe…con más preparación que nosotros para el comercio porque han procedido de países más viejos que el nuestro…»
Entre los creadores de este agrupamiento que congregaba a dueños de tiendas de diversos giros mercantiles, figuraban Francisco C. Velázquez, Plácido Guerrero, Agapito H. Ramírez, Fernando Gómez, Paulino López, Higinio Cárdenas, Daniel Sánchez, Agapito Montantes, Cruz Bernal, Francisco Cárdenas Tovar, Enrique Sánchez, Marcelino López, María Sánchez, Donaciano Charles y otros.
Después de varios problemas, en 1930 surgió un proceso de reestructura en dicha organización con la esperanza que el comercio victorense, mejorara en todos los ramos. En esa época, surgió la memorable campaña anti-extranjera contra los chinos, auspiciada por Plutarco Elías Calles. Sin embargo, los directivos de la agrupación local aclararon que ellos no actuaban bajo consignas gubernamentales: «…no hemos ido contra nadie, sino buscando las formas más adecuadas dentro de las leyes humanas y naturales y por eso estamos satisfechos. Ahora sí podemos decir que tenemos comercios mexicanos en todos los ramos, como puede verse en el territorio de los miembros de esta Organización».
De cualquier manera, la Unión de Comerciantes e Industriales de Victoria, también representó un contrapeso a la Cámara de Comercio que aglutinaba a empresarios capitalistas de la localidad. En 1940, durante el festejo de su fundación sus dirigentes José García López -Presidente- y Francisco C. Castro -secretario- mostraron su optimismo al anunciar la construcción de un edificio propio, ubicado en el Once Matamoros y Guerrero. Dicho local fue diseñado en estilo art decó por el arquitecto Enrique León de la Barra.
Para entonces los afiliados ascendían a más de doscientos, muchos de ellos locatarios del Mercado Argüelles. Todos se convirtieron en acreditados comerciantes de abarrotes, ferreterías, ropa, calzado, materiales para construcción, talabarterías, boticas, tostadores y molinos para café, mercerías, restaurantes, frutas, legumbres, papelerías, imprentas, panaderías y otros. Lo mismo terminaron por adherirse representantes de agencias y franquicias famosas, por ejemplo la Cervecería Cuauhtémoc de Monterrey de José Sierra Torres.
En pocos años, la Unión de Comerciantes logró buena presencia entre la sociedad victorense. En cuanto a su participación política, el comité directivo fijó su postura con los personajes emanados del Partido Nacional Revolucionario y PRI. De alguna manera, apoyó las propuestas mientras el pacto social tuvo vigencia durante los gobiernos revolucionarios: «La Industria y el Comercio Nacional son los factores del primer orden, para la verdadera liberación económica de nuestro país. Fomentar la industria existente, abrir nuevas industrias para dar ocupación a los desocupados que mendigan por las calles pidiendo trabajo por favor, cuando debían pedirlo con orgullo…».
La gestión administrativa de los presidentes duraba un año, suficiente para desarrollar el plan de trabajo en favor de sus agremiados. Entre 1926 y 1940 asumieron ese cargo: Francisco C. Velázquez (Presidente fundador/1926), Higinio Cárdenas (1930), Paulino B. López (1931), Daniel Sánchez (1932), Manuel Quintero (1933), Marcelino López (1934 y 1937), Refugio V. García (1935), Agapito H. Ramírez (1936), Luis Cervantes (1938), Pedro Montelongo (1939) y José García López (1940).
DON CUCO CARACOL
La estructura administrativa de la asociación, era muy completa. El contador Francisco Casas y el abogado Tomás Guillén Peña, fueron asesores y representantes en asuntos fiscales y jurídicos. Entre los personajes célebres de la Unión de Comerciantes estaba Refugio V. García -Cuco Caracol-, propietario de una dulcería del Seis Hidalgo frente al mercado municipal, «…conocidísimo en todos los círculos sociales de C. Victoria». En el mismo edificio que abarcaba varios metros de la acera oriente, operaban los Billares Salón Monte Carlo, preferidos de los deportistas. Don Refugio, siempre deseó convertirse en presidente municipal de Victoria. Al acercarse las elecciones, en un afán de ser nominado pre-candidato, dentro de su campaña proselitista organizaba verdaderas comilonas campestres de carnes asadas, chicharrones, guisos de puerco y barbacoas acompañadas de cervezas y mezcal de San Carlos, con asistencia de «fuerzas vivas» y líderes sociales.
Desafortunadamente, la falta de apoyo político de Emilio Portes Gil y otros protagonistas del partido en el poder, frustraron sus pretensiones. Por ejemplo, en 1936, don Refugio echó toda la carne al asador, sin alcanzar cuando menos una regiduría, por lo que decidió dedicarse a sus negocios. No obstante, en trienios posteriores el célebre victorense insistió en su nominación.
Ante su desventura, para animarlo un poco su amigo y vecino el poeta popular Arnulfo Martínez, le dedicó un mordaz epigrama que resume sus permanentes anhelos de navegar en la política, ignorando que se trataba de un océano de tiburones:
Si el PRI no hace truco,
será presidente Cuco.
Otro célebre personaje del organismo, era José García López propietario de El Vergel del Camino Real de Tamatán, un comercio bien surtido de abarrotes, ropa, calzado y compra-venta de productos regionales. Don Pepe era uno de los personajes más populares de esa zona aledaña al río San Marcos y Las Vegas de Treto feudo de la familia Berrones. Lo mismo tenía amistad entre los alumnos y maestros de la Escuela Normal Rural de Tamatán.
Para obtener recursos económicos, durante varias décadas el salón donde sesionaban los comerciantes, era alquilado para bailes populares y festejos sociales. Lo mismo fue sede de la Arena Victoria para funciones de box y lucha. Una de ellas se realizó la noche del siete de noviembre de 1950, cuando se presentaron los boxeadores Baby Martínez -de Chihuahua- Vs. Raúl El Tlacuache Contreras Técnico de Monterrey; Tahonero Chico de Linares N.L. -Vs- Felipe López de la Escuela Industrial; Kid Gavilán -Vs- José Flores y Martín Vázquez -Vs- Chico Deen.
Varias ocasiones, los vecinos aledaños al Once Matamoros y Guerrero donde se localizaba esta arena, se quejaron del ruido escandaloso durante las peleas nocturnas: «…no hallan a que santo encomendarse para ver de lograr que se les haga estropajo la lengua y se les reseque el gaznate, a los desparpajados reseñistas de la función de box de la Arena Victoria, pues dicen que los martes por la noche les es materialmente imposible conciliar el sueño, por la escandalera que arman por el magnavoz del equipo que tienen a la mano… Los radio-habladores a grito abierto señalan los puñetazos, los porrazos, los aventones contra las cuerdas…».
A casi un siglo de fundada, dicha asociación empresarial continúa vigente aunque con menos presencia. Lo cierto es que aún permanecen de pie los viejos muros del edificio, guardianes de recuerdos de aquellas asambleas cuando fueron elegidos los líderes de la vieja guardia: Eusebio Elizondo, Lázaro Riestra, José Sierra Torres, Rafael J. Bermúdez, Luis Cervantes, Guadalupe Cavazos, Pedro Montelongo, Enrique Sánchez, Tomás Quiroz y otros de enorme prestigio en el comercio local.