Chantal Martínez Díaz.-
Cd. Victoria, Tam.-
Ha pasado un año desde que se detectó el primer caso de covid19 en Tamaulipas. Con ello el sentido de la vida de todos ha cambiado, uno de los retos primeros fue aprender a vivir en el encierro, lidiar con ello y gestionar las emociones que se convirtieron en un vaivén, sobre todo el miedo a lo desconocido.
Paralelamente se reforzaba la fe, la solidaridad y la unión ante la adversidad de quienes no contaban con un empleo formal que le sustentara los costos del encierro de toda la familia que implicó más gastos y consumos de servicios mayores, por ejemplo.
Desde los primeros días en Ciudad Victoria y en todo Tamaulipas comenzaron los grupos de personas (algunos conocidos entre sí, pero la mayoría sin que fuera así) a tender una red de apoyo humanitario para las personas que menos tienen. Ya sea organizados en Facebook, por Whatsapp o a través de los medios convencionales de comunicación social, los victorenses apoyaron.
Fue el 16 de marzo del 2020 que se detectó el primer caso del virus SARS CoV 19 que es el síndrome agudo respiratorio severo, un síndrome altamente contagioso y muy letal. La confirmación la hizo la Secretaría de Salud local hasta el 20 de marzo.
De acuerdo con un comunicado de prensa, según los estudios del Laboratorio Estatal de Salud Pública y el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE), un hombre originario de Malasia que labora en una empresa trasnacional en Tampico, fue el paciente cero aquí.
Entonces, dijo el comunicado, se habrían activado los protocolos “de bioseguridad”, según informaron. El paciente tenía 55 años de edad y en un principio presentó solo dolor de garganta y fue aislado socialmente para evitar la propagación. Llamaron “a no entrar en pánico y a mantenerse informado solo por las fuentes oficiales”.
Días después, el 24 de marzo para ser exactos, se prendían las alarmas en Ciudad Victoria y las voces se corrían por doquier al conocerse que ya estaba la enfermedad en Ciudad Victoria, en una persona de la tercera edad que acaba de regresar de un largo viaje dentro de la República Mexicana.
Las autoridades en ese momento lejos de brindar seguridad, generaron más caos por la desinformación, por lo escueto de los comunicados y aún más por no dar la cara, pues la titular de la Secretaría, Gloria Molina Gamboa, no apareció sino hasta después.
Las recomendaciones fueron (y siguen siendo) no bajar la guardia, extremar medidas como el lavado frecuente de manos con agua y jabón o alcohol gel al 70 por ciento, limpiar y desinfectar superficies y objetos de uso común en casas, oficinas, sitios cerrados, transporte y centros de reunión.
Pidieron acudir al médico si se presentaban síntomas como fiebre mayor a 38 grados centígrados, dolor de cabeza, garganta, escurrimiento nasal, entre otros y permanecer en casa si el médico así lo indica.
En esos días los negocios habían bajado ya la cortina, se suspendió la movilidad de la mayoría de la gente, adelantaron las vacaciones de Semana Santa y comenzó lo que llamarían en un principio cuarentena y después lo que conocemos como el confinamiento o aislamiento social.
Con ello el sentimiento de pérdida de libertad se acrecentó al igual que las dudas y los miedos, miedos al contagio y miedo a no librarla económicamente en la mayoría de los hogares.
PUESTOS A PRUEBA
Para José Luis Loperena, presidente de la Cámara Nacional de Comercio en Victoria (CANACO), todos “fuimos puestos a prueba”: las instituciones, la economía, lo político y lo social.
Señala que en este primer año de pandemia en el caso del comercio organizado ha sido uno de los sectores más perdedores y ganadores.
Y explica: Se ha ganado porque muchos tuvieron que reinventarse, reacomodar sus procesos de producción y atención y, sobre todo de selección de personal y considerar de fondo que detrás de cada empleado hay una familia qué sostener.
Los grandes perdedores porque fueron y han sido de los más golpeados, se han perdido en este año un total de siete mil empleos formales de acuerdo a los indicadores del Instituto Mexicano del Seguro Social y han bajado la cortina permanentemente 560 establecimientos que se perdieron.
No obstante a ello, Loperena explica que hay detrás de estos números oficiales una “cifra negra” que se estima sea de dos veces más que lo registrado.
Aun así a un año de distancia y de haber llegado la pandemia, “ya se ve luz al final del túnel” y aunque hay una reactivación, ésta es lenta y calcula que se lleve de dos a tres años volver a estabilizarse.
AÑO PERDIDO EN LA ESCUELA
Mientras que en lo oficial las autoridades consideran que se rescató el año escolar y que ha habido una productividad, de acuerdo a algunos representantes de asociaciones de padres de familia como Sadoy Hernández, hablan sobre la necesidad de cancelar el año escolar.
Expresó que cuando hablamos de un balance en este primer año de pandemia, en el sistema educativo mexicano lo primero que se debe reconocer son tres cosas: el gran desaseo operacional a través de plataformas digitales, junto con una guía de aplicación y efectividad, sin basarse en la equidad de oportunidades de alcance de medios de comunicación para los padres de familia, para la gente que batalla día a día.
Para los maestros incluso y eso ha sido una inconformidad constante desde que se arrancó.
Otra, es el desfase de planes y programas sometidos a la estadística de relleno, acuerdos secretariales que ponen la calidad de la evaluación sin un propósito pero sí con mucho contenido.
Y la última, la capacidad profesional del maestro de base para remediar en forma rescatable el pobre papel del Estado y la Federación en materia educativa donde solo se han limitado a echar culpas, a intereses políticos, a tapar el trabajo administrativo de los supervisores para justificar un ingreso.
“A un año de arrancada la pandemia hay que valorar lo siguiente, que las más de 500 escuelas en el municipio del área básica, marcan un abandono total y al ver el tema, ya se hable incluso de un regreso semipresencial, pero antes debe hacerse una valoración si se cancela el año escolar, que sería muy apropiado, incluso una manera de corregir el daño generacional en la atención educativa.
“La verdad lo creemos así los padres de familia y nosotros no es que estemos cansados, sino que estamos conscientes en materia de educación, y con gusto siempre vamos a atender, para rescatar el trabajo en favor de los hijos”, dijo.
HÉROES Y HEROÍNAS
Sin duda, en este año quienes más han dado muestra del valor de ser mexicano y tamaulipeco son los llamados héroes de la salud que se encuentran desde hace un año enfrentando la batalla contra el covid-19.
Son todos esos médicos, enfermeras y enfermeros, camilleros, personal de radiodiagnóstico, de especialidad, así como de todos los que atienden en las unidades y hospitales covid-19.
A muchos se les ha reconocido, pero hasta la fecha sigue siendo insuficiente los reconocimientos ante la labor que desempeñan, las vidas que salvan, sobre todo quienes están en la despedida de quienes pierden la batalla contra esta enfermedad.
El tránsito por este año ha sido arduo pero al final, se ha logrado salir adelante.
Hoy las despedidas de los seres queridos que no la libran son más difíciles, no hay sepelios ni abrazos y mucho menos condolencias presenciales, las familias no logran ver por última vez a los padres, madres, hijos, hermanos, tíos, abuelos. No obstante, la fe se ha fortalecido al igual que el sentido de la vida misma.
VACUNAS
Desde hace unas semanas, en algunos municipios de Tamaulipas ya se aplican las vacunas contra el covid-19 a la población de 60 años y mayores, esto una vez que se cumplió con la doble aplicación al personal de salud que trabaja en la primera línea de batalla, aunque el trecho aun es largo y miles de tamaulipecos de otras edades, siguen a la espera del ansiado biológico que proviene de distintos laboratorios de otros países, pero mientras tanto, el primer paso ya está dado en busca de frenar esta enfermedad que tantos estragos ha causado.
NUMERALIA
Hasta ayer por la tarde, lunes 15 de marzo, de acuerdo a cifras de la Secretaría de Salud en Tamaulipas, en la entidad se han registrado 50 mil 426 casos positivos a covid-19, de los cuales 45 mil 130 se han recuperado y cuatro mil 561 personas han perdido la batalla contra esta enfermedad.