Dejar de fumar siempre traerá beneficios para la persona que fuma y para su entorno. La Organización Mundial de la Salud (OMS), En base a estudios científicos, informó que la cesación del consumo de tabaco permite aumentar los años de esperanza de vida para los fumadores. La cantidad de años varía según la edad en la que se deja de fumar. Lo ideal es no empezar a fumar nunca. Pero, si ya se empezó a consumir, dejar el cigarrillo durante la juventud es más favorable: se ganan más años.
Si se deja de fumar a los 30 años de edad, ganará casi 10 años de esperanza de vida. En tanto, si lo abandona a los 40 años de edad, se ganan 9 años de esperanza de vida, según la OMS.
Cuando los fumadores ya tienen 50 años y dejan de hacerlo se ganan 6 años de esperanza de vida. Hacia los 60 años de edad, se ganan tres años de esperanza de vida. En el caso de que le haya diagnosticado una enfermedad potencialmente mortal al fumador, dejar el cigarrillo (incluyendo el cigarrillo electrónico) brinda un beneficio rápido: las personas que dejan de fumar después de haber sufrido un ataque cardiaco tienen una probabilidad un 50% inferior de sufrir otro ataque cardíaco.
Las personas que conviven con el fumador también será beneficiadas. Porque dejar de fumar disminuye el riesgo adicional de muchas enfermedades relacionadas con el tabaquismo pasivo en los niños, tales como las enfermedades respiratorias (por ejemplo, el asma) y otitis.
Dejar de fumar, además de aumentar la expectativa de vida, disminuye la probabilidad de sufrir impotencia en el fumador, de tener dificultades para quedarse embarazada, tener partos prematuros, o abortos espontáneos.
El beneficio de dejar de fumar es casi inmediato. Después de solo 20 minutos de dejar de fumar, su ritmo cardíaco desciende. En 12 horas, el nivel de monóxido de carbono en la sangre se normaliza. Entre dos y 12 semanas, la circulación mejora y la función pulmonar aumenta. En un plazo de uno a nueve meses, la tos y la dificultad para respirar disminuyen.
En un lapso de cinco a 15 años, el riesgo de sufrir un ataque cerebrovascular (ACV) se reduce al de un no fumador. En 10 años, la tasa de mortalidad por cáncer de pulmón se reduce a la mitad de la de un fumador. En 15 años, el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca es el mismo que el de un no fumador.
Sin embargo, los fumadores a pesar de saber estos beneficios no siempre lo abandonan realmente. El consumo puede ser ya una adicción. Además, algunos le dan aún crédito a un mito que recientemente la investigación científica derribó. Fue una revisión de 102 estudios científicos publicada en la Biblioteca Cochrane.
Incluso profesionales de la salud creen que fumar ayuda a reducir el estrés y otros síntomas psicológicos y que dejar de fumar podría empeorar sus problemas de salud mental. También piensan que se podrían dañar las relaciones con amigos, familiares y compañeros de trabajo.
Pero la revisión de los estudios científicos de Cochrane reveló que las personas que dejan de fumar durante, al menos, seis semanas sienten menos depresión, ansiedad y estrés que las personas que siguieron fumando. También experimentaron más sentimientos positivos y un mayor bienestar psicológico. Dejar de fumar no tuvo efecto negativo en la calidad de las relaciones sociales de las personas.
En los estudios participó un amplio abanico de personas, incluidas personas con enfermedades mentales y con enfermedades físicas de larga duración. El período de tiempo de seguimiento de los participantes varió, siendo el más corto de seis semanas, aunque en algunos estudios el seguimiento duró hasta seis años. La certeza de la evidencia varió de muy baja a moderada.
Muchos fumadores intentan dejar por su propia cuenta. Otros buscan ayuda, pero no reciben el tratamiento adecuado o el apoyo que necesitan para dejarlo, por lo que se sienten frustrados. Pero la investigación científica demuestra que si se pide ayuda y se accede a un tratamiento correcto, se puede dejar de fumar sin sufrirlo.
Un tratamiento correcto para dejar de fumar incluye fármacos y psicoterapia de apoyo. Las guías con recomendaciones de la mayoría de los países incluyen la terapia de reemplazo nicotínico, como parches o chicles de nicotina. “La psicoterapia de apoyo es especial para acompañar la cesación del tabaco. Tiene un protocolo que implica entre 6 y 10 encuentros con la persona que quiere dejar de fumar. Puede ser individual o grupal”, agregó la doctora.
Con información de: infobae.com
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