Rubén Jasso.-
Es un hombre de fe a toda prueba, que lejos de quejarse por las dificultades de la vida, agradece a Dios por cada oportunidad de brindar un momento de alegría o de distracción a cientos de automovilistas y motociclistas que pasan diariamente por los cruceros en los cuales se ubica.
Su nombre es Víctor Isaí Espinoza Ramos, originario del estado vecino de Nuevo León, pero radicado desde hace siete años en Victoria, donde ya formó una familia, integrada por su esposa y su pequeño hijo, quienes son su mejor impulso para salir a las calles a buscar el sustento de cada día.
Ataviado con una playera llamativa, bermudas y gorra, con maquillaje en su rostro y utilizando un silbato, Víctor desempeña con mucho orgullo el papel de un payasito al que ya conocen muchos victorenses, a quienes siempre ofrece una sonrisa en el corto tiempo que hace su rutina mientras cambia la luz del semáforo.
En cuestión de segundos hace malabares con tres pelotas, mientras brinca y hace sonar su silbato, terminando su acto para agradecer a su público en ese momento, ya sean los ocupantes de un vehículo, de dos, de tres, de cuatro o más coches, así como algunos tripulantes de motos y también ciclistas.
Víctor enfila sus pasos hacia su público y agradece la ayuda que los victorenses le brindan, pero no solo eso, también les ofrece sus bendiciones, deseando siempre lo mejor a cada una de las personas que se cruzan en su camino, lo apoyen o no lo apoyen.
NACIÓ EN NUEVO LEÓN
Una calurosa mañana de viernes, entablamos un diálogo con Víctor Isaí, quien amablemente accede a la entrevista en el crucero del 17 Juárez y empieza por contarnos parte de su historia y como a su llegada a esta Capital su vida empezó a cambiar radicalmente.
“Soy de Guadalupe, Nuevo León, y llegué aquí a Victoria hace siete años”, dice al comenzar su historia.
Y agrega: “Yo tenía un problema, una enfermedad que era la del alcoholismo, entonces llegué a una casa de rehabilitación que se llama Cipad, incluso aquí está en el 11 y 12 Juárez, ahí estuve un lapso de un año, salí y conocí a una mujer que el día de hoy es mi esposa, y bendito Dios que me ha dado un niño que el día de hoy tiene dos años cinco meses con aproximadamente 17 días”, dice con alegría.
Sobre su jornada, explica que comienza entre 7:30 y ocho de la mañana y termina al filo del mediodía, trasladándose a diferentes cruceros como el 19 y el 22 Carrera Torres, los semáforos de la gasolinera Japalma y por supuesto en el 17 Juárez.
Con la frente en alto, el joven oriundo de Nuevo León dice que la faceta que desempeña le ha permitido cubrir las necesidades de su familia y nunca se ha avergonzado de hacer el papel de un payasito, que, dicho sea de paso, es bastante carismático y con mucha facilidad de palabra para entablar un diálogo con cualquier persona.
“Lo hago también por necesidad, pero más que nada lo hago por mi hijo, yo tengo que sacar adelante a mi niño para que el día de mañana él sea alguien en la vida, que él pueda estudiar, que él pueda tener algo, que no ande batallando el día de mañana”, dice convencido.
LA FUERZA QUE LO IMPULSA
Sin dudar, dice que su esposa y su hijo son el motor que lo impulsa en el día a día para salir a ganarse el pan con el sudor de su frente.
“Claro que sí, me dan fuerzas para seguir adelante, luchando en esta vida y como también se los deseo a todos los padres de familia aquí en Ciudad Victoria que hasta el día de hoy se han portado con ganas conmigo”.
En ese sentido, Víctor Isaí reconoce y agradece a cada uno de los conductores, mujeres y hombres que le dan una moneda, que es de gran ayuda para él y su familia.
“Y de igual manera yo lo que hago es bendecirlos, no deseándoles la suerte, deseándoles la bendición, porque la bendición de Dios es la que enriquece, no añade tristeza con ella, entonces yo les deseo eso a quienes van en un carro, en una camioneta, pues de igual manera se nos regresa a uno mismo y a mi familia”.
De corazón, reitera su agradecimiento a todas aquellas personas que lo ayudan con una moneda para sacar adelante a su niño Víctor Manuel Espinoza Mares y a su esposa Estrella Vianey.
Plenamente convencido, el artista urbano también reconoce que Dios es su mejor fortaleza y es a él a quien se le debe honrar en cada una de las actividades que realiza.
“Yo reconozco que el día de hoy estoy de pie por Dios nuestro padre, a veces uno comete el error de (decir) ‘me voy a festejar’ como el día domingo (Día del Padre), pero sinceramente al que debemos de festejar es a él, que nos da la vida”, afirma.
Cuestionado acerca de lo que ha pasado cuando ha llegado a coincidir con otro payasito o algún artista urbano en el mismo crucero, considera que eso no representa ningún problema, “todos somos hijos de Dios y todos tenemos una oportunidad en esta vida”, dice.
Durante la plática, Víctor Isaí también recuerda que en ocasiones algunas personas lo han tratado de convencer para que deje ese personaje y se dedique a otro oficio, pero él está plenamente convencido de lo que hace y desea que todas las personas, lo ayuden o no, sean llenas de bendiciones.
“A veces me decían ‘ponte a hacer otra cosa’, pero sinceramente yo lo que les deseo es lo mejor para todos los que me dan y los no me dan, yo les deseo bendiciones y mucha salud para sus familias, ya que con esta contingencia pues yo sé que hemos sufrido todos los victorenses, todos los de Nuevo León, en México, en todas partes, pero estamos aquí de pie los que Dios así lo ha permitido, yo lo creo así y yo creo que todos los que pasan por aquí es porque Dios se los ha permitido”, sostiene.
SIEMPRE ALEGRE
Su carácter también hace más sencilla su labor, pues a leguas se le nota que es “amiguero” por naturaleza, condición que puede cambiar el momento de cualquier persona que quizás atraviese por alguna dificultad.
“Sí me lo han dicho, ‘no cambies esa actitud’, ‘no la cambies’, ‘échale ganas campeón’, esas son las palabras de muchos, aquí pasan y me dan a mí ánimos al yo dárselos a ellos”.
Con una emoción especial en su voz, Víctor también refiere que cuando ve pasar a un niño, de inmediato se le viene a la mente su propio hijo y es cuando recuerda que su familia es el motivo que lo impulsa a seguir adelante en el día a día.
Para concluir la charla, Víctor Isaí reitera su agradecimiento a todos los victorenses, quienes desde su llegada le abrieron las puertas y lo han arropado como un tamaulipeco más.
“Que Dios los bendiga a ellos y a sus familias, que Dios los guarde en su casa, en su hogar, y yo lo que les puedo decir es que se los agradezco con todo mi corazón, ya que como les vuelvo a repetir, gracias a todos aquí en Ciudad Victoria yo sigo adelante con mi familia, con mi niño que es mi motor, así como todo el motor de ellos son sus hijos”, concluye.
Enseguida vienen las respectivas fotografías y acto seguido Víctor Isaí hace de nuevo sus malabares en los carriles que van de sur a norte por la Avenida Francisco I. Madero y calle Juárez, agradeciendo a cada instante el buen gesto de los victorenses de apoyarlo con una o varias monedas que son para su familia.