“Trabajamos muy duro para poder estar ahí y aun así llegamos a los penales y sinceramente hoy después de tantos años, ver los penales, grandes tiradores mis compañeros que hicieron cada uno su labor y eso es lo bonito, aparte de que mi hija ese día estaba cumpliendo tres meses de nacida, entonces esos recuerdos vienen siempre el 23 de junio”.
Francisco Cervantes, exjugador de Correcaminos
Su mirada estaba fija en la portería que cubría José de Jesús Torruco en el Estadio Azteca. Era el quinto tirador y sentía nervios, pero Francisco Cervantes se encaminó con aplomo y pateó con la derecha desde el manchón penal para vencer al portero queretano y sellar así el ascenso de Correcaminos a la Primera División luego de una larga final que se definió en tres partidos en un lapso de 43 días.
Era la tarde del martes 23 de junio de 1987 y aunque ya pasaron 34 años, es una fecha que no se olvida y que muchos aficionados “de la vieja guardia” aun recuerdan con nostalgia por todo lo que significó también para la entonces tranquila Ciudad Victoria, la Capital casi desconocida que se paralizaba los domingos cuando Correcaminos jugaba en el estadio Marte R. Gómez.
Y es precisamente Francisco Cervantes, uno de los protagonistas de aquella hazaña, quien nos relata esta historia que tuvo un inicio difícil, pues la temporada 1986-87 la inició Héctor Hugo Eugui como técnico, pero al cabo de unas jornadas fue relevado por Diego Malta, quien finalmente se llevó el mérito por aquel ascenso, aunque varios de aquellos jugadores, incluido quien portaba la playera “6”, siempre dieron el crédito al estratega charrúa.
El emblemático exmediocampista de Correcaminos refresca su memoria justamente a unos pasos de esa cancha que tantas veces recorrió en épocas buenas, regulares y malas para el equipo, pero que más allá de los resultados, muchos de aquellos jugadores se quedaron para siempre en la memoria y en el corazón de los aficionados.
LA FINAL
Sobre la final con Gallos Blancos, Francisco Cervantes refiere: “(Recuerdo) todo lo que vivimos en esa larga temporada, viajes pesados, difíciles, después el accidente lamentable de los muchachos de Querétaro, el jugar ahí en Querétaro (la vuelta) que fue un partido difícil con el arbitraje en contra y muchas cosas”, recuerda.
El ex mediocampista dice que al llegar al tercer partido, en lo personal confiaba plenamente en lograr el objetivo de ascender, sobre todo porque los jugadores formaron un grupo bastante unido donde al final cada uno terminó haciendo la parte que le correspondía.
“Trabajamos muy duro para poder estar ahí y aun así llegamos a los penales y sinceramente hoy después de tantos años, ver los penales, grandes tiradores mis compañeros que hicieron cada uno su labor y eso es lo bonito, aparte de que mi hija ese día estaba cumpliendo tres meses de nacida, entonces esos recuerdos vienen siempre el 23 de junio”.
Y menciona a quien considera el artífice de aquel ascenso: “El trabajo es de Héctor Eugui, viene Malta y está ahí, contribuye en algo, pero sinceramente el trabajo fue de Héctor”, afirma.
De regreso al tercer partido, disputado en el Estadio Azteca, ya no hubo goles en los 90 minutos ni en los tiempos extras, llegando entonces a los penales porque el empate a un gol en el global persistía.
Al darse la lista por parte del cuerpo técnico, Francisco Cervantes aparecía como el quinto tirador, anotando Treviño el primero, Serratos el segundo, “Pollo” Tobías fallaba el tercero y Garibaldi anotaba el cuarto.
Por Gallos Blancos habían acertado el segundo y el cuarto y Santiago Sansininea había atajado el primero y el tercero, tal y como lo había prometido minutos antes a sus compañeros, llegando el turno del playera “6” de Correcaminos.
Había nervios, reconoce Francisco Cervantes y en ese momento pasaban muchas cosas por su cabeza, “Yo creo que sino ascendíamos teníamos que habernos ido de Victoria y de Correcaminos, porque se cerraba un ciclo donde lo que deseábamos era el ascenso”.
La tensión subía de nivel entre todos los jugadores de los dos equipos y Cervantes explica su caso: “¿que si estaba nervioso? si estaba muy nervioso, traía unos zapatos de aluminio y yo creo que se escuchaba cuando inició la tanda de penales en todo el estadio que yo estaba temblando, pero conforme fue avanzando fui tranquilizándome”, relata, y recuerda que fue Eugui quien en su momento les enseñó a tirar penales.
Entonces fue su turno y logró contener las emociones, “Ya para cuando voy al manchón de penal en ese trayecto voy muy tranquilo, de hecho, el árbitro me dice ‘Panchito no hay quinto malo’ y le digo ‘no señor va a ver que no hay quinto malo’, entonces ya esa era la tranquilidad, la seguridad”.
Finalmente, cobró el penal a la derecha de Torruco, con esa fuerza contenida que en un instante se convirtió en una explosión de júbilo, empezando una carrera hacia donde estaban sus compañeros, aunque a los pocos metros el efusivo abrazo del portero Santiago Sansininea lo detuvo.
“Yo les platico a mis amigos que si no me abraza Sansininea, si no me detiene, yo creo que hubiera continuado corriendo hasta el día de hoy a Victoria”, dice en tono de broma.
Y añade: “Fue una gran emoción, una liberación de mucha presión, de un estrés tremendo que vives en ese momento, el partido aquí, lo que se pospuso por el accidente de los muchachos, después lo que vivimos en Querétaro y los 120 minutos más los penales, o sea era algo muy difícil”.
El recibimiento un día después fue multitudinario, con las emociones desbordadas, pero con una felicidad genuina y absoluta en donde no había distinciones sociales y todo un pueblo se volcaba a celebrar esta hazaña.
JUGADOR DE PRIMERA
Al paso de las semanas y meses, ya en Primera División en aquella Temporada 1987-88, el ambiente que se vivía en torno al equipo fue una gran experiencia para todos, desde jugadores, directivos, los aficionados y los victorenses en general y muchos tamaulipecos que estaban al pendiente de Correcaminos, vivencias que guarda en su corazón Francisco Cervantes.
“Fue algo muy bonito y lo recuerdo, el hecho de que la gente se venía a dormir acá, que estaban desde el sábado en la tarde, nosotros llegábamos a las 10 de la mañana o 9:30 de la mañana y ya el estadio estaba lleno, es algo impresionante, es algo tan bonito que te digo, hoy a mi edad y todos los años que han pasado sigo sintiendo esa emoción”.
Y al recordar esa época, manifiesta uno de sus deseos: “Me encantaría que volvieran esos tiempos, que esta gente que integra a Correcaminos valorara y le diera ese sentido y le diera eso que necesita esta afición y que necesita esta Ciudad, la verdad ojalá y lo vivan porque lo que nosotros vivimos bendito Dios”.
En lo personal, el exmediocampista dice haber disfrutado al máximo esa etapa jugando en Primera División con Correcaminos, que sufrió en su temporada de debut, pero también ofreció muy gratos momentos a su afición, convirtiendo el Marte R. Gómez en una “aduana” difícil para la mayoría de los equipos, sobre todo porque hacían valer esa condición de jugar a las 12 del mediodía bajo ese calor “infernal” que era la pesadilla de los visitantes.
Con el paso del tiempo se cerraría su ciclo en Correcaminos, buscando otros horizontes con el equipo de Santos, luego regresaría a esta Capital y posteriormente jugaría con Tampico Madero.
Sin embargo, los años en el balompié empezarían a cobrarle factura, sufriendo algunas lesiones, “Ya mis rodillas no podían mucho, mi pensamiento iba hacia un lado y mi cuerpo hacia otro”.
Fue entonces que decidió retirarse y retomar las enseñanzas como director técnico, una faceta que ya había experimentado dirigiendo a un equipo de Tercera División, se estableció metas, se preparó aún más y se desempeñó como entrenador por varios años, hasta que tomó la decisión de buscar otros horizontes de trabajo.
GRANDES AMISTADES
“Y bendito Dios encontré ese espacio, hoy gracias a Dios estoy en el Instituto del Deporte trabajando, tengo once años, saludos a mis compañeros, a mis compañeras, en especial a Betty, Marina, Irene, ‘Carito’, Silvia, Martha, Juanita, Rocío, la verdad son grandes compañeras y compañeros todos”.
En ese sentido, las amistades que le ha dejado el futbol también son bastantes, mencionando a ex futbolistas que jugaron en Tampico y otros en Victoria como Javier Quintero, ‘Ray’ Rodríguez, Ricardo Moreno, ‘Pancho’ Fernández, el ‘Huevo’ Santiago, Sergio Lira, ‘Chiquilin’ Cabrera, René Mendieta y muchos más.
Igualmente goza de la amistad de personalidades del beisbol, como el señor Pepe Maiz, dueño de los Sultanes de Monterrey, con quien convivió en fechas recientes.
UN SUEÑO
Volviendo al presente, si algo le ilusiona a Francisco Cervantes es poder dirigir un día a Correcaminos, pues ya tiene experiencia en el banquillo, además de sentirse con la capacidad de sacar adelante a un equipo que ha venido dando tumbos en los últimos años.
“La verdad si y yo les he dicho que puedo hacer lo mismo que han venido haciendo desde hace 20 años, si me equivoco me voy a equivocar ascendiendo al equipo a Primera División, aunque en este momento no hay ascenso, pero esa es la forma como yo les digo, que estoy preparado, que me siento (capaz) y que a lo mejor me quedan tres o cuatro años con esa vitalidad, aprovéchenme porque me voy”, dice.
Sobre el cariño que la gente le demuestra, dice estar muy agradecido, dejando en claro que siempre ha sido y será un hombre sencillo y le da gusto que la gente lo siga recordando.
“Definitivamente es agradecerle a Dios por lo que me ha dado, no soy una persona creída porque ante Dios, ricos y pobres somos iguales ante la muerte, entonces yo les digo a mis amigos, a mi familia, que el mayor reconocimiento que yo tengo es el que me hace la gente día a día, el saludarme, mi hija la mayor cuando estaba pequeña me decía ‘papá quien eres tú, porque vamos a tal lado te saludan, vamos a este lado y te saludan’, entonces gracias a Dios, gracias a ustedes, gracias a la gente por todo lo que me ha dado”.
Por último, Francisco Cervantes dice sin dudar que el estar en Victoria y vivir en esta Ciudad es algo maravilloso.
“El estar en Victoria te da una cosa increíble de reconocimiento, porque te pueden hacer, entregar una placa, pero el mayor reconocimiento lo tengo a diario y la verdad estoy agradecido con la gente, con ustedes y con Dios por supuesto por lo que me ha dado”, concluye.