La cantante Britney Spears asegura que no es feliz, no puede dormir por la noche y quiere llevar a su padre a la cárcel por la tutela legal que desde hace 13 años controla todos los aspectos de su vida y sobre la que suplicó a la justicia este miércoles que llegue a su fin.
La estrella, durante una intervención telefónica en un juzgado de Los Ángeles, que marcó la primera vez que Spears se opuso públicamente a esta figura legal que comenzó en el año 2008, tras una mediática etapa marcada por un comportamiento errático.
Nadie sabía lo que la princesa del pop iba a decir en su primera aparición ante la justicia desde 2019. Spears indicó que no había vuelto a intervenir porque en la audiencia anterior no me sintió escuchada.
En su declaración de más de treinta minutos, hiló una lista de impactantes declaraciones que no se esperaban ni los fans ni la prensa presente en el juzgado.
“Esta tutela está pagando el sueldo de mucha gente. Estoy harta”, dijo.
Cuestionó el sentido de la tutela legal, una figura que en Estados Unidos se reserva para personas incapacitadas o con enfermedades graves que no pueden hacerse cargo de sí mismas.
Señaló que no tiene sentido que una persona bajo una tutela legal gane dinero; argumentó después de denunciar que estuvo obligada a trabajar contra su voluntad durante su exitoso espectáculo de Las Vegas, que entre los años 2013 y 2017, que fue una de las principales atracciones de la ciudad.
Retrató la tutela como una especie de secuestro del que se beneficia su familia y un grupo de abogados que llevan años recibiendo el dinero que ella ha ganado con su “duro trabajo”.
Spears tiene una fortuna valorada en más de 50 millones de dólares, paga todos los costes derivados de esta figura legal.
La cantante indicó que: “No soy feliz, no duermo y lloro todos los días”.
La intérprete de ‘Toxic’ afirmó que no tiene libertad para hablar con la prensa, dar entrevistas, casarse o formar una familia junto a su actual pareja.
Posteriormente hizo una de sus declaraciones más impactantes: “Tengo un DIU (dispositivo intrauterino) en mi cuerpo en este momento que no me deja tener un bebé, y mis tutores no me dejan ir al médico para que me lo saque”.
Spears recordó que mientras se preparaba en el año 2018 para otro espectáculo -que finalmente no se estrenó- su medicación llegó a ser tan fuerte que se sentía drogada y era incapaz de tener una conversación con su madre, pero aun así tenía que acudir a los ensayos.
Brenda Penny, la jueza que supervisa la tutela, tuvo que pedir en varias ocasiones que Spears hablara más despacio para tomar nota de todo lo que estaba diciendo. A lo que la estrella suplicó: “Solo quiero tener mi propio dinero y poner fin a esto, que mi novio me lleve en su jodido coche”.
La jueza solo agradeció el testimonio de la estrella, que calificó de valiente, y acordó con las distintas partes implicadas una nueva sesión cuya fecha está por determinar.
Samuel Ingham, abogado de Spears, podrá entonces formalizar la petición de poner fin a la tutela legal.
El equipo legal del padre, Jamie Spears, se negó a responder al testimonio de Spears para “preservar su privacidad” y no sacar a la luz “detalles de su estado de salud” en una audiencia pública y con presencia de periodistas.
Mientras un centenar de personas se manifestó a la puerta de los juzgados, convocados bajo el lema #FreeBritney.
Una de sus seguidoras señaló: “Estoy enojada, pero a la vez me siento feliz porque ella pudo hablar después de tantos años y el mundo pudo escuchar todo lo que le están haciendo”.
La carrera de Spears, su tutela legal y el lema “#FreeBritney” (Libertad para Britney) tomaron impulso este año tras el estreno del documental “Framing Britney”, una cinta elaborada por The New York Times que repasa los aspectos más ásperos de la carrera de la artista.
Con información de: lopezdoriga.com
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