Keith Davison, de hoy 94 años, residente de Minnesota, en el 2016 perdió a su esposa Evy por un cáncer después de 66 años de matrimonio. Tras varios días de mucha tristeza y noches de lamentos, le llegó una extraña paz y tranquilidad que parecía ser un descanso ante el duelo que aún sufría.
Durante los primeros meses tras la pérdida de su esposa, comenzó a beber, hasta que a finales de la primavera del año 2017, Keith, un juez retirado, decidió instalar una piscina en el suelo de su jardín para invitar a todos los niños del vecindario.
Y es que tras cansarse de la depresión que le causo tanto silencio, pues entendió que necesitaba mucho ruido y alegría para salir de ese hoyo de lamentos en el que se encontraba. Y es que para él no existe nada más ruidoso y alegre que los niños.
Jessica Huebner, vecina del señor, fue la primera aliada ante su idea. A pesar de que muchos pensaron que se trata de una broma, la realidad fue otra y desde su apertura en julio del 2019, es habitual ver su casa, especialmente la piscina, llena de pequeños nadando y lanzándose clavados.
Con casi 10 metros de largo y hasta casi 3 metros de profundidad en algunas partes, esta piscina que cuenta con un trampolín, se convirtió en una adición bienvenida por todos en una ciudad donde no había una piscina pública al aire libre.
Keith Davison a sus casi 100 años no tiene nietos. Su única descendencia son tres hijos adultos que todavía no han tenido hijos.
“Adoptó a todo nuestros niños del vecindario, estos son sus nietos”, declaró Jessica Huebner.
Con información de: infobae.com