abril 24, 2024
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julio 19, 2021 | 270 vistas

Valeria Maldonado Peña.-

Cd. Victoria, Tam.-
Los seres humanos siempre hemos encontrado la manera de comunicarnos, desde “garabatos” encontrados en cuevas hasta imágenes graciosas que a veces solo tienen unas cuantas palabras, la forma en que nos hacemos entender o transmitimos mensajes al mundo siempre va evolucionando, sin embargo las imágenes siempre han estado ahí.

Es por eso que para Mario Joel López Sánchez el ser pintor es más que solo plasmar algo en un cuadro, es dejar una idea, una sensación y una emoción que va a poder trascender y en su caso llegar a todas aquellas personas que puedan ver su trabajo artístico. Esta es una labor que lo llena de vida y le da todo lo que necesita.

Con más de medio siglo de experiencia y miles de anécdotas por contar, Mario Joel es un artista orgullosamente tamaulipeco que además de dedicarse a pintar, también se ha desarrollado en la escritura participando en diversos periódicos artísticos. De igual manera se encarga de salvaguardar la historia del municipio de San Carlos, pues es el cronista de dicha parte del estado.

Para conocer un poco más sobre él, tuvimos una plática en una cafetería local en donde pudimos descubrir la gran pasión que siente hacia su trabajo y el arte, tema en el que sintió interés desde que era un niño, mismo interés que decidió pulir y trabajar al pasar de los años, algo que lo llevó a vivir cosas que tal vez nunca podría haber imaginado.

Originario de San Carlos, el maestro López Sánchez inició sus enseñanzas artísticas en el lugar en donde (por lo general) todo artista tamaulipeco inicia: la Casa del Arte de Ciudad Victoria, escuela a la que tuvo la oportunidad de asistir debido a que su familia vivió por varios años en la Capital. Esto fue, sin saberlo, el primer paso en una carrera que le traería grandes aventuras y conocimientos.

 

LOS PRIMEROS PASOS

“Siempre he estado interesado en el arte, desde que estaba niño, mis tíos me compraban materiales para que dibujara y también buscaba libros que me tenían escondidos, porque eran ya muy avanzados, pero de todos modos yo los leía a escondidas, sobre todo eran libros de aventuras que hablaban de arte, de viajes. Me influyó mucho Julio Verne y algunos autores norteamericanos”, recordó.

Luego de tomar clases por un tiempo en la Casa del Arte y de conocer a varios maestros que le ayudaron a mejorar sus técnicas, logró trasladarse a la Ciudad de México con el apoyo y motivación de algunos de sus profesores de esos años. Debido a que esta experiencia ocurrió cuando era muy joven, las cosas que logró aprender fueron muy eficientes.

“Estando allá (en la Ciudad de México) mi aprendizaje fue más rápido, tuve muchas experiencias. Durante una temporada muy corta estuve pintando con óleo, pero cuando me trasladé a Estados Unidos a San Francisco, California, en el Centro Cultural “La Misión” me dieron la oportunidad de ser un artista residente”, contó Mario Joel sobre cómo su talento lo llevó a vivir casi 30 años fuera del país.

 

DE SAN CARLOS PARA EL MUNDO

Siempre orgulloso de sus raíces y consciente de que uno siempre regresa a la tierra que lo vio nacer, el también escritor tuvo la fortuna de estar en los lugares indicados y con las personas correctas para poder llegar un poco más lejos de lo que pensó que se podía y al mismo tiempo, seguir aprendiendo y hacer crecer sus técnicas como pintor.

“En aquella época no existían los apoyos como se conocen ahora, pero tuve la suerte de ir a San Francisco y enrolarme en un colegio que se llama John Adams Community College, fue para aprender inglés principalmente, pero también tuve mucha suerte, porque en esa época a los inmigrantes se les trataba muy bien, hubo facilidades y se nos apoyaba mucho”, mencionó.

Estando en el país vecino pudo codearse con artistas que poseían grandes conocimientos, como Carlos Lorca o Luis Cervantes, “ellos me introdujeron en el uso del acrílico, porque más que nada me estaban entrenando como ayudante para pintar murales”, una actividad que realizaría en los primeros años de su estadía en el estado de California.

“Pinté un mural en el Centro Cultural de San Diego, pinté un mural con unos jóvenes de una secundaria en National City y fui ayudante de Carlos Lorca que también hizo murales, en esa época era una persona muy famosa, aunque tenía un carácter muy amable no era de los que permitían que se le acercara mucha gente, no le gustaba que cualquier persona le ayudara con sus obras”, dijo.

Con el paso de los años las obras de López empezaron a llamar la atención, es así como logró exhibir varias de sus pinturas en otras partes del mundo, como Francia, Alemania y otras partes de Europa. En San Francisco llegó a tener una galería llamada “Balazo” que se ubicó en el distrito latino de dicha ciudad; de igual manera, cubrió diversos festivales de cine para medios especializados.

 

VOLVIENDO A CASA

Luego de vivir durante tres décadas en una ciudad montañosa en California, Mario Joel decidió cambiar de aires y volver a la sierra que lo vio nacer. Después de permanecer casi la mitad de su vida alejado de San Carlos, el maestro tomó la decisión de que era tiempo de regresar a su hogar, en parte por el anhelo de un estilo de vida más calmado, y en otra porque estas tierras siempre se extrañan.

“Después de 30 años de andar en Estados Unidos y otras partes del mundo porque tuve la oportunidad de exhibir en Europa, volví a San Francisco, en donde participé en muchos eventos culturales, estuve en centros culturales comunitarios, incluso tuve la oportunidad de abrir una galería gracias a inversionistas privados, estuve como dos años y luego ya seguí por mi lado porque me quitaba mucho tiempo… mi pintura iba disminuyendo y mejor me dediqué a pintar”, expresó.

Aunque las cosas iban bien para él en el extranjero, el paso de los años empezó a tomar peso. Las amistades que conoció dejaron de estar, cada vez había menos tiempo para pintar, el ritmo en general de las cosas ya no iba al mismo que a él le hubieran gustado por lo que volvió al país y se asentó en San Carlos, donde lleva su vida justo como quiere.

“Ahora me dedico a mis obras a tiempo completo, pinto y hago esculturas. También puedo dar caminatas largas y despejarme. Siempre he sido un artista independiente y he tengo la fortuna de que a las personas les gustan mis obras y las compran, de hecho, algunas de las más recientes se están exhibiendo en galerías de Estados Unidos”, enfatizó.

 

TAMAULIPAS ARTE EXPRESIONISTA

La obra más reciente de Mario Joel son cuadros expresionistas, mismos en los que estuvo trabajando el año pasado y que tenían planeada una exhibición en el atrio del Centro Cultural Tamaulipas, pero que debido a la pandemia no se pudo llevar a cabo; sin embargo, las obras pueden ser vistas a través de la página de Facebook del maestro.

“La realidad de la vida solamente puede ser expresada a través del Arte. Me gusta pintar, no solamente como artista visual, sino también en el viaje de los signos de independencia. Me gusta imaginar el cuerpo humano en su divinidad y como un paisaje infinito. Para mí, la función más importante de una obra artística es que logra alterar nuestra percepción de las cosas, aunque el cambio sea insignificante con mis pinturas cobra importancia”, mencionó.

Para Mario Joel López Sánchez la creatividad es más un tema de improvisación, en sus propias palabras: “Has de partir de una imagen para suscitar un mundo de imágenes en donde con la interacción de lo imposible y lo posible, ampliamos nuestra gama de posibilidades, creo y presento mis pinturas como si tuvieran muchas vidas, en un viaje visual al mundo espiritual y de la imaginación”.

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