De acuerdo al dermatólogo, antes de la pendemia, los casos eran anecdóticos y casi siempre vinculados a colectivos determinados y en las capas sociales más pobres; hoy, según su testimonio, ya se identifica en todos los estratos sociales y condiciones debido a una pandemia de coronavirus que cree que ha creado un «caldo de cultivo» para que los brotes de sarna exploten.

Las causas, según reflexiona Casas en El Món, deben buscarse en los duros confinamientos que ha generado la pandemia de coronavirus. Esto es, núcleos familiares o sociales encerrados mucho tiempo entre las mismas cuatro paredes, creando así focos de transmisión.

Según los cálculos del doctor, la incidencia de sarna en Catalunya se ha multiplicado, como mínimo, por diez desde la pandemia. La mayoría de casos se registran en pisos de estudiantes, residencias, centros de días o familias.

A ello hay que sumar que el estigma social que acompaña a la enfermedad provoca que muchas veces haya casos no declarados por vergüenza, o que se identifican tarde, retrasando y complicando el tratamiento, a lo que cabe añadir el colapso que han sufrido los CAP a raíz de la covid, especialmente en las últimas semanas.