Chantal Martínez Díaz
Ciudad Victoria, Tam.- Los buscadores de personas desaparecidas se encuentran en permanente riesgo dado que en la localización de su familiares y de justicia en México, hay quienes han perdido la vida.
Las instituciones del Estado continúan fallando y no garantizan de forma efectiva ni sus derechos ni sus vidas, advirtió la Red de Desaparecidos de Tamaulipas.
«Desde #REDETAM hacemos el exhorto a las instituciones involucradas a que hagan lo que indican las leyes y protocolos que las familias hicieron, hagan solo su trabajo’.
Además, lanzaron un llamado a los frentes políticos:
“Les recordamos que las víctimas no son un botín ni un estandarte cual peldaño sea utilizado para fines ajenos de la verdad.
Justica y Memoria. Solo ejerzan su voluntad y poder para sacar adelante esta crisis de Derechos Humanos”.
De acuerdo con el proyecto “A dónde van los desaparecidos», por lo menos 12 personas —madres, padres, esposas, maridos y hermanos— que buscaban a sus familiares desaparecidos en México han sido asesinadas.
Informaron que tan sólo en julio del 2021 mataron a la sonorense Aranza Ramos y al zacatecano José Nicanor Araiza.
De acuerdo al Proyecto A dónde van los desaparecidos, se explica las penurias y los riesgos que atraviesan las y los familiares de las personas de desaparecidos.
«Por meses o años mostraron carteles con las fotografías de su familiar desaparecido. Nunca dejaron de recorrer ciudades, fiscalías, hospitales, cárceles, montes, anfiteatros o de excavar debajo de la tierra. En su camino estas 12 personas buscadoras encontraron desdén, amenazas, persecución y la muerte.
En esta lista fatal está un ranchero que en el norte buscaba a su hijo y sus secuestradores le dieron la muerte, un vendedor de mariscos que caminó por todo el país con el pendón en el que llevaba la foto de su hijo, una comerciante que buscó en silencio 12 años y los últimos excavó buscando huesos, un padre que en 15 días localizó 15 fosas clandestinas, dos madres que acecharon a quienes desaparecieron a sus hijas, un mecánico en busca de su hermano mayor y una madre en busca de un hijo a quienes les ofrecieron información y les tendieron una trampa.
Los asesinatos ocurrieron en Chihuahua, Durango, Sonora, Veracruz, Sinaloa, Guerrero, Tamaulipas, Jalisco, Michoacán y Guanajuato. A pesar de que en distintos casos advirtieron en público, ante la prensa o las autoridades del riesgo que corrían, sus muertes no fueron evitadas.
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