Islandia, con un promedio de 1.5 homicidios anuales, es considerado uno de los países más seguros del planeta.
Cien de los volcanes más activos se encuentran ahí, pero más que un riesgo, han ayudado a desarrollar una industria geotérmica, generadora de más del 80 por ciento de su energía, producida con recursos renovables.
No hay mosquitos, serpientes ni osos. El mayor depredador es el zorro islandés.
No tienen ejército, sólo cuentan con la policía local y la guardia costera (ICG).
En Islandia tienen una excepcional tolerancia y respeto a la comunidad gay. En Reykjavik, su capital, se encuentra una avenida peatonal que tiene los colores del orgullo LGTB.
En donde al final de ésta puedes ver la imponente catedral Hallgrímur. Aunque es en realidad una iglesia luterana, la llaman catedral por ser el edificio más alto del país. Tiene 74.5 metros de altura y un impresionante órgano de tubos construido por el alemán Johannes Klais de Bonn. Dedicada al poeta islandés Hallgrímur Pétursson.
Se comenta que el arquitecto de la iglesia, Guðjón Samúelsson, se inspiró en los flujos de lava basáltica del paisaje de Islandia para construir la fachada.
El centro de conciertos y conferencias Harpa es otro de los lugares de interés. Diseño en que participaron el estudio de arquitectura Henning Larsen, el artista Olafur Eliasson y Artec Consultants Inc. Es la sede de la Orquesta Sinfónica de Islandia.
Tiene impresionante estructura de cristales, con formas hexagonales de distintos colores, con un juego de reflejos y espejos que cambian con la luz del sol.
Se encuentra junto al mar, disfrutando del aire cristalino. Cerca de ahí se encuentra la escultura Sun Voyager que representa una embarcación vikinga.
Sumamente recomendable es comer una variedad de platillos como hamburguesas, costillas de cordero, pizzas, tacos árabes, y los famosos “fish and chips” o pescado frito con papas a la francesa (Islandia es uno de los pocos países que no hay McDonalds ni Starbucks). También puedes probar el tradicional y original yogurt islandés Skyr.
Hay tiendas que venden peluches, todo tipo de curiosidades, así como una gran variedad de sweaters de lana, para llevar como souvenirs.
En la calle los policías no están armados. El índice de criminalidad es muy bajo. En caso de necesitar sus armas, las sacan de una caja de seguridad que tienen dentro de sus patrullas. Incluso la policía de Reykjavik tiene una interesante y divertida página en Instagram que puedes visitar en @logreglan.
La velocidad máxima para conducir en Islandia en carretera es de 90 km por hora y en los túneles que atraviesan las montañas es de 70 km por hora.
Las multas por exceso de velocidad son carísimas.
Un ejemplo de ello es un túnel de unos seis km de distancia habían varios carteles que indicaban la ubicación de las cámaras de seguridad que monitorean los coches.
Por cada foto de cada cámara te cobran una multa, entonces atravesar un túnel a exceso de velocidad te podría costar varios cientos de dólares.
El invierno dura 6 meses en Islandia y es un paraíso para observar las auroras boreales. Durante el verano no se pueden ver porque la noche sólo dura un par de horas.
Reykjavik es una ciudad de 220 mil habitantes y se encuentra más al norte que cualquier otra ciudad en el mundo.
En Islandia actualmente los fallecidos por Covid-19 son poco más de 30 personas. Esto por el alto porcentaje de vacunación (más del 80 por ciento de adultos mayores de 18 años).
Tienen regulaciones muy estrictas para la entrada de turistas: deben llevar prueba de antígenos y comprobante de vacunación (aceptan Pfizer, Moderna, Johnson and Johnson y AstraZeneca).
Con información de: lopezdoriga.com
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