diciembre 12, 2024
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septiembre 28, 2021 | 2184 vistas

Diego López Bernal.-

La palabra cáncer puede matar a cualquiera. El solo hecho de recibir la noticia de tener esta enfermedad en el cuerpo es un golpe tan duro que puede llegar a ser mentalmente irreversible para iniciar la lucha por vencerla, por ello es una batalla colectiva, en la que por lo regular la familia es el puntal y baluarte a la vez para sobrevivir.

Las historias de éxito suelen estar llenas de héroes que, sin capa ni espada, son fundamentales para quien ha sido diagnosticado con este que es uno de los males más temidos de los últimos tiempos; y así, “armados” de paciencia, sabiduría y amor incondicional se libran día a día los obstáculos para vencer al cáncer.

Tal es el caso de Enrique Valderrama Sánchez, quien a los 53 años de edad libra ya una batalla de más de tres años y medio en contra del cáncer de colon, que le fue diagnosticado en diciembre de 2017, y del cual ahora mismo las secuelas de los agresivos tratamientos le recuerdan que no hay tiempo que perder.

Casado y con dos hijos varones, el mayor de 25 años y el segundo 23, ellos han sido su sostén, en quienes ha encontrado el apoyo necesario desde el inicio; tanto que el menor, Alejandro, dejó de cursar un semestre de la Licenciatura en Economía, porque era el más viable para acompañar a su padre en las quimioterapias y radiaciones.

“Además, el apoyo siempre de mi esposa, que desde el inicio del diagnóstico ha sido mi bastión, mi fortaleza y mi motivación para seguir adelante”, así comienza Enrique a compartir para los lectores de El Diario MX lo que ha sido su vida, su lucha, en los últimos tres años y diez meses. Conozcamos su historia.

EL DIAGNÓSTICO QUE NADIE ESPERA TARDÓ EN LLEGAR

“Mi diagnóstico de cáncer fue el 21 de diciembre de 2017. Meses atrás había tenido problemas de sangrado al defecar, no le di mucha importancia, lo relacioné con estrés, pero el problema siguió y tuve que buscar a un especialista, un gastroenterólogo, a quien le confié lo que me estaba sucediendo.

“Desafortunadamente solo hizo una revisión manual de mi estómago, diagnosticándome una úlcera gástrica y me da tratamiento. Por unos días el sangrado desapareció, pero para mi mala fortuna regresó y con ello pérdida de peso y mucho cansancio, hasta que mi familia tomó la decisión que necesitaba otro tipo de estudios y fue así que llegué con el doctor Lorenzo Hinojosa Montemayor, un reconocido gastroenterólogo en esta Ciudad.

“Le platiqué mi situación e inmediatamente solicitó la realización de una biopsia, que es un procedimiento que se realiza para extraer una pequeña muestra de tejido o de células del cuerpo para su análisis en un laboratorio. Se realizó a mediados del mes de diciembre del año anteriormente mencionado, teniendo mi resultado el día 21 de diciembre de 2017”, señala Enrique al enfatizar que llegó acompañado de toda la familia, sus hijos y esposa, para saber el resultado.

“Después de esperar ansioso mi turno, por más de media hora, me dicen que me recibirá el doctor, yo traía los resultados de la biopsia en un sobre sellado, dirigidos al doctor Hinojosa Montemayor, inmediatamente me los pidió y leyó.

“Haciendo una expresión de asombro sacó del cajón de su escritorio una imagen completa del aparato digestivo, explicándome cada una de sus funciones. Fue muy preciso centrarse en el colon, hablándome de la tarea importante que hace. Poco a poco los nervios me fueron invadiendo. Interrumpí al doctor casi exigiéndole el resultado; muy tranquilo y con una voz muy pausada me dijo: ‘El resultado es positivo, tiene usted un tumor canceroso’.

“Sentí que me faltaba aire, que me caía de la silla; mi esposa, que estaba conmigo, me agarró fuertemente del brazo, inmediatamente me pasaron mil cosas por la cabeza, desafortunadamente todas negativas. Le pregunté: ¿Cáncer, doctor? ‘Sí’, me contestó todavía muy serio.

“Cerró el sobre de los resultados y se lo entregó a mi esposa. Lo volví a interrogar: ¿Qué hacemos doctor, cómo me puede ayudar? Tengo solo 50 años, estoy muy joven. Aún con mucha seriedad me comentó que existían varias opciones, que la ciencia ha avanzado, pero yo quería escuchar ‘lo vamos a combatir así, esto es lo que vas a hacer’, pero no, sólo se limitó a recomendarme a uno de los mejores cirujanos de la ciudad, muy amigo de él. Nos dio su dirección y nos despedimos”, ahí empezó la verdadera lucha, pero Enrique no estaba solo, bien lo sabía desde entonces.

“Al salir mis hijos inmediatamente notaron la expresión de los rostros de mi esposa y el mío, no había mucho qué decir, me abrazaron y preguntaron ‘¿qué fue papá?’, las lágrimas y el llanto me invadieron, no me salían las palabras para responderles, fue mi esposa quien les dijo: ‘Su papá está mal, tiene cáncer de colon’”.

PASOS FIRMES, FAMILIA UNIDA Y UN ‘ÁNGEL’ EN SU CAMINO

“Entre lágrimas, reproches y pensamientos negativos nos trasladamos a la clínica del doctor recomendado, una clínica que tanto mi esposa y yo desconocíamos, nueva y moderna, Providencia Clínica. Pero, ya estábamos ahí para el siguiente paso”, narra nuestro entrevistado sobre el inicio de la lucha, a finales de 2017.

“El cirujano tenía conocimiento del diagnóstico porque venía recomendado del doctor Hinojosa Montemayor, pero al platicar con él me sugirió buscar un oncólogo cirujano y fue así; tras buscar información y recomendaciones llegó mi ‘Ángel de la Guarda’, como yo le digo; es el doctor Carlos Orlando Pacheco González, con quien hasta el día de hoy hemos caminado juntos, tal y como lo propuso desde el primer día en que ambos nos comprometimos a combatir esta enfermedad.

“En marzo del 2018 ya me estaba operando en el IMSS, donde él trabajaba, me realizó una colostomía, una abertura en el vientre con la finalidad de que el tránsito intestinal sea derivado hacia el exterior y las materias fecales pueden llegar a una prótesis específica y no dañar más el colon.

“Posteriormente fui trasladado a la clínica regional del IMSS de Ciudad Madero, donde fue atendido clínicamente por una oncóloga clínica, quien fue la encargada de decidir el tratamiento a seguir, que fueron las quimioterapias; posteriormente, el 19 de de noviembre de 2019, fui intervenido quirúrgicamente para extraer el tumor del colon, una cirugía que duró más de ocho horas, pero todo salió bien.

“Ese mismo año se me asignó por parte de la oncóloga clínica de Madero el proceso de radioterapias, las cuales se llevaron a cabo en el Hospital Universitario de Monterrey, Nuevo León, del 26 de diciembre de 2019 al 13 de octubre del 2020, donde fue sometido a un proceso de 25 radios, las cuales a priori trajeron otras consecuencias a mi organismo.

“Precisamente el 13 de febrero del 2020 inicié ya con mi procedimiento de vigilancia, que durará cinco años, cumpliendo esta fase seré dado de alta como persona sin cáncer. Hoy en día llevo un año y siete meses”, comparte Enrique con esperanza clara, pero consciente de los efectos que pueden dejar los procedimientos.

NUEVO RETO EN FORMA DE CIRUGÍA

“Un paciente con historial de cáncer está consciente de las consecuencias a las que se puede enfrentar por el tratamiento que recibe para combatirlo; en lo personal a mí, desafortunadamente la serie de radioterapias que recibí trajo consigo un nuevo problema de salud. Recientemente se me diagnosticó una obstrucción intestinal, es un bloqueo que no permite que pase comida ni líquido a través del intestino delgado o intestino grueso (colon).

“Por lo tanto fui sometido nuevamente a una cirugía el 16 de agosto del presente año, la cual estuvo a cargo nuevamente del doctor Carlos Orlando Pacheco González, de la cual aún estoy en una etapa de recuperación por lo delicada y complicada de la misma. El ánimo sigue positivo y así tiene que seguir para enfrentar esta enfermedad que llega a uno sin avisar.

“Como derechohabiente del IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social) estoy sumamente agradecido, con los directivos, doctores y enfermeras que me han tratado clínicamente, por su invaluable apoyo de cada uno ellos, afortunadamente he recibido excelente atención por parte de esta institución médica, desde el inicio de mi proceso hasta hoy en día.

“En lo personal a mi doctor, a mi ‘Ángel de la Guarda’, porque así lo considero, Carlos Orlando Pacheco González, que en ningún momento me ha soltado de la mano para superar esta enfermedad y llegar hasta donde hoy estoy”, reafirma Enrique para valorar el apoyo que se necesita para luchar contra el cáncer y revivir la esperanza de vivir de nueva cuenta a plenitud.

“Hoy en día estamos luchando para lograr nuestro objetivo, que es la no recurrencia del cáncer, o sea que no regrese, cumplir al pie de la letra con los tratamientos médicos, alimenticios, los procesos de descanso que necesita el cuerpo para recuperar energías, pero, sobre todo que no desaparezca el ánimo, la actitud y esperanza en el paciente para salir triunfante.

“No voy a mentir, por mi cabeza ha pasado la idea de ‘tirar la toalla’ como se dice coloquialmente, es un proceso lento y muy cansado, pero he aprendido que no hay mejor lucha que la que no se hace”, señala tomando fuerzas de cada parte de su cuerpo para cumplir su misión y dejar un mensaje a quienes lean sobre su vida, su lucha.

“Creo que el cáncer es una dura batalla para luchar solo o con otra persona a tu lado, pero diré que tener a alguien que te levante cuando te caes, que esté a tu lado en cada cita y en cada entrega de malas noticias, no tiene precio”.

Y remata con un sabio consejo: “Recuerden que la esperanza es la mejor música del dolor”.

Así concluye Enrique Valderrama esta historia, a quien El Diario MX agradece por tener el coraje y la fuerza para compartirla como un testimonio que con toda seguridad servirá para brindar aliento a muchas personas que están en luchas similares y que necesitan ese respaldo lleno de ánimo.

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