En un partido clave para seguir sumando puntos buscando asegurar la liguilla, el Atlético de San Luis recibía la visita de los irregulares Tigres de Miguel Herrera ante un Lastras que vio incrementado su aforo y vio en sus grandes a un gran número de aficionados felinos que hacían sentir a los suyos como en casa.
El motivado San Luis hacía creer a los muchos que se dieron cita en un horario poco habitual y en medio de su jornada laboral, las ganas por ver a Berterame y los demás eran máximas, sobre todo por las buena imagen mostrada en anteriores duelos y las dudas que dejaban los Tigres… pero en la práctica las cosas fueron ‘un poco diferentes’.
Sin sus franceses, Tigres tiró de su basto plantel para hacer frente al Atlético que vio muy pronto como le arrebataban el balón. Los norteños eran amos y señores del encuentro tocando el arco de Barovero con apenas peligro, frente a un San Luis obligado a replegarse para evitar las llegadas de Aquino y Quiñones por la banda.
Y fue al 31 cuando los extremos se conectaron, Aquino envió un centro raso, Quiñones se la encontró en el área y con un disparo al poste izquierdo ponía el 1-0 que daba justicia al marcador. Los de Herrera eran mejores y San Luis pudo responder hasta que ya le habían dado el primer golpe.
El Atlético recuperó la posesión del balón, porque Tigres tiró hacia atrás sus líneas, se veían cómodos y los locales no encontraban como romper el cerco defensivo enviado por Herrera. Al 38, Berterame se animó de lejos, pero Nahuel rechazó de puños el disparo.
En la segunda parte, fue más de lo mismo. San Luis con la pelota, Tigres esperando paciente el contraataque para liquidar el partido. Apenas al 54, un contragolpe comandado por González finalizó en un rechace de Barovero, que aprovechó Vigón para el 2-0. El ex jugador del San Luis pidió ‘perdón’ tras su gol, y no festejó por respeto a la que un día fue su afición.
Y al 64, comenzó a caer la tormenta… y la tarde para el San Luis. Carlos González entró solito en el área y definió con clase ante la salida de Barovero. Un 3-0 lapidario debe ser un punto de inflexión, porque no es normal vencer con toda claridad al segundo de la tabla y caer goleado en casa.
La lluvia empapó el Lastras, dejando a su paso un rastro de melancolía en un tarde muy triste. La expectativa y el potencial está ahí, pero poco se puede hacer ante un plantel tan profundo. San Luis debe mejorar si quiere aspirar a llegar lejos, mientras que los Tigres no pierden esa vieja de costumbre heredada de dejar lo mejor para el final.