Martha Liria Sepúlveda Campo, de 51 años, sabe que se va a morir. Pero, a diferencia del resto, ella ya fijó la fecha exacta. Será el próximo domingo y pidió que sea temprano, así ese mismo día pueden cremarla y entregarle las cenizas a sus familiares.
Sepúlveda Campo es colombiana y, en 2019, le diagnosticaron una esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad degenerativa que afecta al sistema nervioso y por lo general tiende a reducir progresivamente la movilidad del cuerpo o afectar funciones como el habla. Es la misma enfermedad que atraviesa el senador Esteban Bullrich.
El monseñor Francisco Ceballos, obispo de la ciudad colombiana de Riohacha, le pidió a Sepúlveda Campo que reflexione sobre su decisión:
“De acuerdo con nuestras más profundas convicciones cristianas, la muerte no puede ser la respuesta terapéutica al dolor y al sufrimiento en ningún caso. La muerte propiciada mediante el suicidio asistido o la eutanasia no resulta compatible con nuestra interpretación de la dignidad de la vida humana, como sí lo es la utilización de los cuidados paliativos”.
De este modo, ella será la primera persona en Colombia sin una enfermedad terminal en acceder a la eutanasia; un país profundamente católico, pero que aún así es pionero en América Latina en brindar el derecho a la muerte asistida.
“Desde el plano espiritual, estoy totalmente tranquila. Soy católica y muy creyente, pero a Dios no le gusta verme sufrir, ni a mí ni a nadie, ningún padre quiere ver sufrir a sus hijos. En el estado en el que estoy, lo mejor que me puede pasar es descansar“, dijo en una entrevista que brindó al noticiero colombiano Noticias Caracol, mientras almuerza junto a su hijo y se la ve sonriendo y conversando animadamente. En su caso, el ELA no le afectó la capacidad para hablar, pero apenas puede caminar y su movilidad depende de una silla de ruedas.
Un aspecto complejo de su decisión fue comunicárselo a su familia. Según cuenta en la entrevista, su madre aún no puede comprender que haya solicitado el suicidio asistido. Mientras que su hijo la apoya. “Necesito a mi mamá, la quiero conmigo en cualquier condición, pero sé que, como dijo, ella ya no vive, sino que sobrevive”, dijo Federico Redondo Sepúlveda, su hijo, a ese medio local.