Diego López Bernal.-
El cáncer es una enfermedad que no respeta edad, condición social ni género; puede llegar en cualquier momento para estropear la vida o incluso arrebatarla a quien se topa con ella; puede presentarse en cualquier parte del cuerpo para inutilizar órganos vitales.
Y toparse con el cáncer suele representar la apertura de dos caminos en la vida: uno que lleva a la muerte por el pesimismo de perder toda esperanza y otro en el que se decide dar la batalla con todas las fuerzas necesarias; al término de este suele haber recompensas, pero también nuevos retos.
En el caso de la joven Gabriela Haces Suárez no bastó con sentarse a dar las gracias por haber vencido a la temida enfermedad y disfrutar de la recompensa de una nueva vida tras padecer cáncer de ovario; no, esta victorense no soltó sus “armas de esta dura batalla” y las comparte con cualquiera que puede necesitarlas. Conozcamos su historia, su Vida, su Lucha.
UN INVASOR DESCONOCIDO
“Después de meses de dolor, luego una cirugía mayor, la primera en mi vida, donde retiran de entre mi abdomen un tumor de 15 centímetros sin saber qué es, durante la difícil recuperación sostengo el resultado del estudio de la patología, que pasa desapercibido en mis manos”, así comienza Gaby a compartir su experiencia con los lectores de El Diario MX.
“Es el doctor Vázquez a los diez días de la cirugía que nos tiene no tan buenas noticias. Eran mis 30 años, apunto de los 31, y con mi madre a un lado recibimos la noticia: el tumor que me quitaron es cáncer. Cuando sale esa palabra del tan consultado horóscopo y forma parte del vocabulario propio te crea un nudo en la garganta.
“Ni siquiera recuerdo si nos volteamos a ver ella y yo, o solo lo sentimos, porque enmudecimos, ¿cómo cáncer?, es un tumor, pero qué no era benigno, durante la operación se dijo. Pero se confirmó, es cáncer. Bueno se quitó todo, no quedó rastro.
“¿No quedó rastro? ¿Qué sigue? ‘Te dirigirás al Centro Oncológico, ahí te dirán qué hacer’. Esto era una broma, sí, era una bola que no tenía que estar ahí, pero lo que era asustaba; ¿cuánto tiempo estuvo en mi, cuánto creció, cómo creció, cómo dolió? El camino a casa fue entre en silencio, en formular con palabras qué se va a decir al llegar a ver los demás”, recuerda Gaby sobre lo que representó el inicio de un camino inesperado.
UN MAR DE DUDAS PARA UNA JOVEN
“El tumor que se te retiró está encapsulado y salió todo». Detrás estas alentadoras palabras el horizonte para la joven victorense cambia de rumbo; está a punto de tomar decisiones que marcarán su vida.
“Al haber tenido un resultado benigno en el estudio durante la cirugía hubo un alivio, pero algo no había salido bien, la muestra solo fue una parte, y al estudiarlo completo resultó ser malo, maligno. ¿Entonces qué hago? ¿Esperas? O decides.
“Opciones como darle seguimiento, observar tu cuerpo, cuidarte, esperar; parecía una buena, ‘esperar’, pero la espera se hacía tediosa, nerviosa y acababan demasiadas ideas en la cabeza, que hacían más daño, asustaban más.
“El proceso de quimioterapia sería esperando en el mejor de los casos preventivo, cinco días seguidos, tres semanas de descanso y de nuevo. ¿En verdad estoy por recibir quimios? ¿Qué este sueño es ahora una pesadilla? Vamos adelante”, así se armó de valor Gaby para enfrentar al destino.
QUIMIOTERAPIAS: UN TÚNEL DIFUSO
Esta etapa es difícil para cualquier persona con cáncer, pero puede resultar un poco más incomprensible para quien en la teoría médica ya no tiene un tumor en su cuerpo, pero Gaby demuestra valentía para aceptarla y recuerda que sus “síntomas fueron abdomen rígido, presión en recto e intestino, dolor. ¿Será colitis, será estrés?, jamás piensas que es cáncer.
“La entrada a la sala de quimioterapias es de golpe frío, no quieres voltear, porque te empiezas a ver ahí sentada, no sabes que ese frío pronto será congelante y nauseabundo. Habían pasado ya unos años de entrar de lleno al negocio familiar, y había una gran actividad de mi parte para el crecimiento que se estaba teniendo; no puedo dejarlo, no quiero, es mi trabajo, mi proyecto y sueño compartido, no puedo alejarme.
“Y entonces los padres se hacen los más fuertes y están enfrentando retos. La familia un poco distante está cerca. Mucho se detiene, los días empezaron a ser lentos. Dicen que la actitud positiva hace mucho y mi ser siempre ha sido de risas, de reacciones absurdas que sueltan una sonrisa o carcajada con lágrimas.
“Una semana me tumbaba pero las otras tres me ponía al día y seguía. No íbamos a dejar que apareciera por ahí otra célula mala. A darle batalla”, así fue la actitud, esa forma de atacar el reto del cáncer, enfermedad que sabría con el tiempo que enfrentarse a esta joven victorense fue algo fuera de serie, tanto que pasaron tres aplicaciones de quimioterapias “y le dije adiós a esa sala fría. Le dije hola a mis nuevos cabellos, crecieron tipo rizados como nunca”.
UNA VIDA RENOVADA PARA GABY
“De pronto estábamos formando un grupo de apoyo para personas de escasos recursos luchando contra el cáncer; era ya, junto con muchos otros, ‘Héroes contra el Cáncer’. Me di cuenta que lo que ha sido una difícil experiencia se convertía en un camino de esperanza para otros.
“Compartí mi caso desde el primer día y recibí mensajes queriendo saber más, para tener menos miedo, de mujeres de mi misma ciudad, de otros estados, de otros países y hasta de otros continentes. Sabía que si una sola persona sentía alivio, apoyo o certidumbre, habría servido mi proceso. Y así fue.
“Volví a mis actividades, reforcé mis ganas de seguir en el negocio familiar y seguir creciendo. Ya pasamos ese escalón. No te quedes, avanza, y avancé”, recuerda Gaby Haces sobre esos primeros pasos tras superar la adversidad y la oportunidad de ayudar… pero no sin agradecer.
“Tuve la fortuna de tener atención rápida, de tener acceso a servicios de salud del estado, con personal capacitado, cálido; especialistas con respuestas completas, y aunque a veces podría ser frustrante que la atención del médico tenía que ser muy rápida, porque había mucho más pacientes que atender, logré ver desde dentro la actitud de servicio de parte de todos en las diferentes áreas del Centro Oncológico de Tamaulipas”.
EL PODER DE LA EMPATÍA
Y así, de la adversidad nacen casos de éxito, personas que no se quedan cruzadas de brazos para ver a otros sufrir lo que ellos tuvieron que pasar; por el contrario, se ponen sus zapatos con ganas de ayudar.
“Me propuse tomar esta experiencia para advertir a los demás, regularmente pensamos que no nos pasará, pero en el momento en que lo estás viviendo te urge decirle a los demás: Cuídate, chécate, presta atención a los susurros de tu cuerpo. No esperes a sentir un dolor mayor, no lo dejes para después.
“Los chequeos médicos regulares son importantes, estamos rodeados de tanto alimento casi artificial que poco a poco vamos contaminando más nuestro cuerpo. Cuídate por favor. Y si puedes, comparte la información con la que te topes, a alguien le va a servir”.
Esa es la filosofía de Gaby Haces, es su nueva forma de ver a la vida, de disfrutarla y atajarla cuando los tiempos son difíciles por lo que termina de compartir su Vida, su Lucha, con una frase que llega: “En verdad creo que a la vida hay que hacerle cosquillas, y sonreír más”.
Actualmente Gaby Haces continúa en una valiosa labor junto a muchas personas; de una buena idea en el Centro Oncológico de Tamaulipas nació “Héroes contra el Cáncer”, un grupo de apoyo que da más de lo que alguien puede esperar.
Por eso, si en las redes sociales nuestros lectores ven convocatorias para actividades para ayudar a pacientes con cáncer en problemas que organiza “Héroes contra el cáncer” ahora sabes cómo nació este grupo, quienes además de una férrea voluntad tienen junto a Gaby uno y muchos motivos más para ayudar.
El Diario MX agradece a Gaby Haces Suárez y todos quienes se suman a este movimiento por compartir esta historia, que motiva en este mes en que se refuerza la lucha contra el tipo de cáncer más común, el de mama, por lo que juntos, sociedad y medios, aún tenemos muchos retos por delante.