diciembre 14, 2024
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octubre 31, 2021 | 117 vistas

Chantal Martínez Díaz.-

Cd. Victoria, Tam.- Pese a que el tema del interés superior del niño y la niña es uno de los temas que más se pregona en tratados nacionales e internacionales, lo cierto es que en la realidad aún falta mucho por hacer.

Lo anterior sobre todo en el caso de los juicios de divorcio, custodia y alimento, que en lugar de protegerles se vulneran sus derechos, tanto por la impreparación del personal de los tribunales y a la irresponsabilidad de los padres de estos menores que no buscan ponerse de acuerdo para evitar que sus hijos sufran las anomalías del sistema.

Ejemplos hay muchos, desde el caso de un juez de lo familiar que fue omiso en darle lectura a un expediente donde se asentaba que el menor sufría autismo, y al momento de comparecer, el juzgador lo regañó por no contestar a sus preguntas.

El abogado Jorge González Garcés, quien lleva 25 años litigando asuntos de lo familiar, opinó que la realidad es que los jueces de lo familiar no siguen el ordenamiento en la materia, que no es otra cosa que el Protocolo de Actuación para quienes imparten justicia en casos que afecten a niños, niñas y adolescentes, por ejemplo.

Este protocolo ordena, entre muchas cosas, que los menores deben estar acompañados de personal calificado, en un área distinta a la que comúnmente acuden con hacinamiento en donde hay adultos declarando dentro de sus procesos que nada tienen que ver con el menor.

Esa misma entrevista del menor, debe ser grabada para evitar numerosos procedimientos de este tipo, sin embargo, no se hace porque no se ha destinado recurso para equipamiento.

Si bien los jueces ya establecieron que la madre o el padre deban traer a una persona para que se lleve al menor, y que en los procesos penales esté presente un psicólogo, en lo familiar eso no sucede.

Es así como en el contexto de las comparecencias de menores en los juzgados de lo familiar, muchas veces no acuden los psicólogos cuya presencia es muy importante porque son quienes avalan las preguntas que hará el juez.

Lo peor es que si uno de los conyugues en proceso de divorcio se queja, el personal le levanta un reporte que es enviado al juzgador que lleva el asunto.

Una de estas fallas, incluso provocó que la juez adelantara el fallo de custodia a favor del padre por el reclamo de la madre al ver que le entregaban a sus hijos dormidos por el desvelo que habían sufrido en casa de su papá a causa de una fiesta que terminó a las 6:00 a.m., según el relato de los menores, comentó el abogado.

Dijo también que, en el tema de salvaguarda de la integridad de los menores, la sociedad entera es responsable, especialmente quienes intervienen en estos procesos, desde psicólogos, jueces, el personal de los centros de convivencia familiar y los padres de familia, y quien tenga conocimientos de anomalías y no lo haga público, es una irresponsabilidad grave para con la niñez.

Dijo que, dentro de las comparecencias, muchas veces los jueces pretextan mucha carga de trabajo, o por apatía no investigan a fondo cuales son las mejores circunstancias donde deberá convivir el menor.

Señaló que los jueces deben ordenar inspecciones, exámenes psicológicos o visitas domiciliarias; desgraciadamente, por lo general esperan a que las partes promuevan y si no lo hacen, estos jueces se quedan cortos por exceso de trabajo, apatía o cansancio.

“En estas condiciones tan deplorables, los derechos de los menores quedan al final de la lista de prioridades, creo que es una gran falla en contra de nuestros niños y niñas, empezando por los papás que no tienen la sensibilidad de ponerse de acuerdo”, dijo.

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