La saga de “Resident Evil” es como una vaca lechera a la que nadie quiere dejar de ordeñar, lo cual no deja de tener su lógica: es una franquicia cinematográfica que no ha demandado presupuestos tan altos y que ha cosechado recaudaciones económicas bastante consistentes. De ahí que no sea extraño que las compañías fílmicas que poseen los derechos como Sony Pictures y Constantin Film entre ellas intenten revivirla a pocos años del supuesto cierre que era “Resident Evil: Capítulo Final”.
Sin embargo, no deja de ser llamativo que lo hagan mediante una precuela que busca reescribir un poco la saga original, aunque no vaya a fondo en su propuesta. “Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City” está ambientada en 1998, en la ciudad que era la base de operaciones de la corporación Umbrella, que en ese momento está trasladando sus instalaciones principales y abandonando el lugar. Allí retorna, Claire Redfield (Kaya Scodelario), quien carga con un pasado infantil bastante traumático en relación con ese diminuto pueblo.
Sus intenciones no son solo reunirse con su distante hermano Chris (Robbie Amell), sino también indagar en las acciones de la compañía, sobre la que le llegó rumores cuando menos inquietantes. La llegada de Claire se da justo en una noche donde todos los experimentos secretos de Umbrella terminan de salirse de control. A partir de ahí, la ciudad se convertirá en una trampa de la cual los hermanos protagonistas deberán huir antes del estallido definitivo junto con un pequeño grupo de compañeros y aliados circunstanciales.
En la película escrita y dirigida por Johannes Roberts hay una intención de conectarse más con las tonalidades de horror de la serie de videojuegos que dio origen a la franquicia cinematográfica. De ahí que “Resident evil: bienvenidos a Raccoon City”, en especial en su primera mitad, sea más una película de terror que de acción, preocupada por generar climas de incertidumbre y suspenso antes que por el espectáculo explosivo. Pero, además, Roberts se plantea a sí mismo un referente claro, que es el cine de John Carpenter.
Desde el diseño de los títulos que van marcando el horario, la banda sonora, los diálogos secos entre algunos de los personajes y la estructura coral nos remiten a títulos como “Asalto al Precinto 13”, “La niebla” y “Escape de Nueva York”. Sin embargo, esas conexiones no van más allá del guiño superficial, ya que la puesta en escena no consigue darle verdadera entidad a los protagonistas y las relaciones que entablan. Hay un problema adicional, que es el hecho de que, para asimilar el verosímil narrativo que propone el filme, hay que hacerse el distraído con una respetable cantidad de inconsistencias.
Y es que a lo largo de la trama vemos personajes que tardan más de una hora en recorrer distancias que deberían tomarles no más de unos minutos; explosiones y tiroteos que no son escuchados a unas pocas decenas de metros; eventos que tienen lugar sin que nadie explique por qué, pero sin que tampoco nadie pregunte. Y, si bien es cierto que la película entrega algunas secuencias interesantes desde los climas generados o el impacto visual, estos no son más que chispazos de lucidez en un relato con demasiadas arbitrariedades como para ser creíble.
La estructura narrativa y estética que sostiene a “Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City” es muy endeble y, aunque no termina de derrumbarse por completo, se nota que prevalece el apuro por sentar las bases para nuevas entregas por sobre la configuración de una mitología sólida a partir de personajes atractivos. Apenas si hay una suma de estereotipos, algunas ideas visuales aisladas y demasiados cabos sueltos. Aun así puedes disfrutar ya en cartelera del nuevo capítulo de la saga “Resident Evil” con la historia que se desarrolla en lo que fue la Corporación Umbrella, que hoy en día es Raccoon City.
Le otorgo un 7.5 de calificación a este filme del cineasta Johannes Roberts, quien es un amante declarado de las películas de terror de bajo presupuesto de los años 70 y 80, y el director de algunas cintas realmente efectivas como “Terror a 47 Metros”, “Los Extraños: Cacería Nocturna” y de uno que otro producto deplorable “El Bosque de Los Malditos”, “El Otro Lado de La Puerta”, es el encargado de resucitar la recalcitrante e insufrible saga de “Resident Evil”, la exitosa serie que en su momento fue protagonizada por Milla Jovovich.
Uno de los muchos errores imperdonables de las películas de “Resident Evil” estaba en que alejaban muchísimo del espíritu del popular videojuego en el que estaban basados por esta razón, los gamers le cargaron un rencor adicional a estas cintas. Roberts regresa a los orígenes de “Resident Evil” y nos entrega una cinta muy cercana al videojuego de los años noventa, pero también una cinta de terror clase “B” que bien parece el trabajo perdido de un director infame como Lucio Fulci o Lamberto Bava, producido por Ovidio G. Assonitis.
Mientras que la podrida saga de “Resident Evil” siempre lució estilizada y futurista, “Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City” luce podrida, algo fundamental para que se convierta en una fascinante pieza retro para todos los amantes del cine de terror de antaño hay que recordar que el juego se inspiró en el clásico “Evil Dead” de Sam Raimi. La precuela de “Resident Evil” nos muestra a un pueblo enfermo y decadente gracias a la corporación Umbrella, que como todos sabemos, fue la causante del apocalipsis por experimentar con muertos vivientes.
La primera mitad de la cinta está bien lograda, pues tenemos un buen uso del suspenso, en el que te pueden llegar a transmitir claustrofobia al ver lugares vacíos llenos de secretos, frialdad y paranoia, pero siempre guardando la esperanza de sobrevivir, justo las mismas emociones que despiertan cuando estás frente a tu consola con alguno de los videojuegos. La película está basada en los primeros dos juegos de la saga, RE1 y RE2, por eso brilla tanto en la película la estética gamer, por todo el terror que engloban las escenas de suspenso, provocando ansiedad en tu butaca. Los cinéfilos veteranos que han seguido la saga, seguramente la van a criticar duramente.