El huevo es uno de los alimentos más consumidos a nivel nacional. Según recientes datos de ChileHuevos, más de 13 millones de unidades se consumen diariamente en nuestro país, cifra que se traduce en una ingesta per cápita anual de 247.
“El huevo es un alimento natural y nutritivo que contiene en la clara proteínas de alto valor biológico, vitaminas y minerales como la niacina, riboflavina, magnesio y potasio; y en la yema, encontramos grasas, carotenoides y xantofilas que son responsables del color y tienen un efecto antioxidante”, explica Alexia Hananias, directora de la Carrera de Nutrición de Dietética de Sede La Florida de Universidad de Las Américas.
La profesional añade que “el reglamento sanitario de los alimentos, indica que un huevo fresco es el huevo entero en su cáscara que no ha sufrido ningún proceso de conservación y que tiene un periodo de almacenaje no superior a 8 días”.
Para detectar posibles alteraciones en este producto, que al ser consumido en mal estado puede provocar intoxicaciones en el organismo, la experta de UDLA indica que los huevos alterados presentan las siguientes características:
- Manchas
- Cáscara fisurada
- Cáscara trizada o rota
- Signos de putrefacción
- Presencia de cuerpos extraños
- Manchas de sangre
Por otra parte, para aprender a identificar un huevo fresco, Alexia Hananias entrega los siguientes consejos:
Sin romper la cáscara:
- Sumergir en solución salada al 10%, si el huevo se va al fondo rápidamente es fresco, si se queda a la mitad o baja lentamente es medianamente fresco y si flota está en mal estado.
- Sacudir el huevo y oír si la yema se desplaza o no en su interior, el chapoteo es evidencia de un huevo con cierto grado de envejecimiento.
Al romper la cascara:
- Al quebrar y colocarlo en un plato, se debe observar la yema bien definida en forma de esfera y que no se rompa al caer. La clara debe presentar cierta consistencia y con bordes bien definidos.
Finalmente, la académica de UDLA comenta que “una vez comprados los huevos, se deben almacenar en el refrigerador y en su envoltorio que, generalmente, son cajas. No se recomienda almacenarlos en la puerta, ya que les perjudican los cambios bruscos de temperatura al abrir y cerrarla, y es por este motivo, que no se mantienen refrigerados durante su almacenamiento y distribución, solo se recomienda refrigerarlos cuando los llevamos al hogar para consumirlos”.
“Tampoco deben lavarse para guardarlos en el refrigerador, ya que favorece la entrada de contaminación de microorganismos del exterior al interior a través de los poros, sin embargo, pueden lavarse antes de ser consumidos para eliminar cualquier resto de suciedad de su cascara. También es importante almacenarlos en su envase original, ya que contiene información importante como la fecha de consumo y medidas de higiene”, concluye Alexia Hananias.