En toda Latinoamérica la suba de precios es una noticia recurrente y México no es la excepción. Según el informe del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), el Índice Nacional de Precios al Consumidor (IPC) va en aumento, presionado por la suba en el costo de los alimentos y el gas doméstico licuado de petróleo. El alza inflacionario registrado es el más alto de los últimos 20 años, con incrementos de 0,84 puntos porcentuales en octubre del 2021.
Luego de más de un año de pandemia el panorama es complicado, con una inflación del 6,24%, según el último informe del INEGI. Los efectos del aislamiento social obligatorio, los cierres de comercios y el poco aumento salarial, sacudieron fuertemente la economía mexicana, que se desplomó un 8,5% en 2020. Los productos de consumo diario que más se encarecieron en el último mes son: el gas LP (8,2%), la cebolla (19,33%), el huevo (4,51%), el tomate verde (25,55%), la carne de res, (1,23%) y servicios como el transporte aéreo (10,27%).
Según la encuesta mensual que realiza el Banco de México a los especialistas del sector privado, las expectativas ante la inflación se han elevado a un 6,60%, completando un ciclo de alzas que cerrará con un mes de diciembre aún más complicado.
En consecuencia a la suba constante de los índices de inflación los diversos sectores de la economía se han visto afectados, debiendo ajustar sus precios. En el caso del sector financiero, los productos a corto plazo son los que se vieron mayormente afectados, teniendo que aumentar sus tasas de interés, en productos como tarjetas de crédito.
Por su parte, Daniel Becker, presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), declaró que “lo que tiene que ver con productos de más corto plazo como tarjetas de crédito, créditos personales u otros tipos de crédito que están sujetos a tasa variable evidentemente pueden sufrir un cambio».
El líder de la asociación sostuvo también creer que las personas sí podrán afrontar los pagos de las cuotas antes de su vencimiento, viéndose poco afectadas por la suba de las tasas de interés. Sumado a esto, la Asociación de Bancos de México asegura contar con “indicadores solvencia y liquidez por encima de los mínimos regulatorios así como una morosidad acotada, lo que le permite mantener la oferta de crédito sin descuidar la calidad de la cartera”.
Por otra parte, los créditos personales e hipotecarios no sufrirán cambios en sus alícuotas, debido a que sus intereses son en tasas fijas. Además los bancos sostienen que la demanda crediticia se está recuperando gradualmente, y esperan altos niveles para el 2022. El Banco Central afirma haber tomado una posición muy balanceada, que ha generado las señales correctas de que va a anclar las expectativas inflacionarias”.
