Diego López.-
El cuerpo humano es una maravilla para la ciencia, como se ha escrito suficiente, pero también puede representar un reto de vida para cualquier ser que llega a enfrentarse con enfermedades peligrosas, tanto que ponen en riesgo la sobrevivencia.
Las hay de todo tipo, dada la complejidad de esta maravilla humana que es el cuerpo, y no son pocas las que acechan como enemigos silenciosos a los órganos vitales, como son los pulmones, el corazón y el cerebro, por citar a los más importantes.
Y la vida suele presentar retos de salud mayúsculos a cualquier persona, a cualquier edad y sin reconocer sexo ni raza; todos los seres humanos estamos expuestos a las enfermedades que pueden ser terminales, pero que activan luchas intensas por la vida misma.
Ella es Brenda Yamileth Maldonado Velázquez y solo tiene 25 años de edad, es decir, en plena flor de la juventud se topó con dos enfermedades que transformaron sus expectativas, pues era una jovencita cuando llegaron las…
MALAS NOTICIAS…
Brenda actualmente vive en el puerto de Veracruz, aunque es originaria de Papantla, en el mismo estado; su vida se transformó cuando recibió dos diagnósticos impensables para su corta edad; El Diario MX te presenta esta historia para conocer la vida, la lucha, de esta joven que no pierde la fe.
“Enfrentar la noticia de mi (primera) enfermedad, la hipertensión pulmonar (HP), fue para mí algo que me derrumbó; fui con el neumólogo particular, le entregué mis resultados que me mandó a realizar y me dijo: ‘Tienes HP pulmonar, no sabemos aún la causa por la que se te pudo desarrollar, hay muchos factores, te recomiendo que te atiendas en el Seguro (Instituto Mexicano de Seguro Social, IMSS), ya que es una enfermedad muy cara”, comienza a narrar esta joven veracruzana.
Todo esto sucedió no hace más de dos años; “en ese momento mi mente se bloqueó, el sentimiento era indescriptible, mis ganas de llorar eran demasiadas, lo primero que hice fue ir a sentarme a la orilla del mar, le marqué a mis padres, les dije el diagnóstico y lo que el doctor me había dicho”.
“Me derrumbé, lloré como una niña pequeña que quiere el consuelo de su madre, recibir una noticia sola es demasiado; esperé a que mi novio llegara por mí, le conté y me dijo: ‘No estás sola’, me abrazó y me dio un beso”, continúa esta guerrera de la vida al reconocer el soporte en que se convertiría su familia.
“Pero en ese momento no sabía que lo próximo que vendría sería más difícil para mí, de ahí en adelante fueron meses de angustia, acudí posteriormente al Seguro, me mandaron con el cardiólogo y él me mandó hacer un ecocardiograma transesofágico; para esto pasaron meses, ya en junio (2020) me diagnosticaron la cardiopatía congénita”, que es una comunicación interauricular (CIA) tipo ostium secundum, de 20 milímetros, corto circuito de izquierda-derecha, sin borde aórtico.
COMPAÑERO EN EL CAMINO…
El golpe fue muy duro, lamenta Brenda: “Me sentía morir, urgía que me hicieran un cateterismo para ver si aún era candidata a cirugía, en junio me doy cuenta que estoy embarazada, ahí fue donde tuve que dirigirme personalmente con el director y subdirector del hospital para que me hicieran envío de manera urgente; para esto tuve que acudir con mi cardiólogo que me estaba atendiendo en el Seguro, lo busqué de forma particular ya que él se encontraba de vacaciones…
“Fui con él y de verdad que Dios nos pone ángeles, el muy amable habló con el director y subdirector del hospital, me citaron al día siguiente, llevé todo, me mandaron con la directora de Cardiología del Seguro, habló personalmente conmigo, me dijo que lo que podría hacer era enviarme a consulta con especialidad y posteriormente el cardiólogo me diría qué procedería, ya que estaba embarazada y era de muy alto riesgo de mortalidad de parte mía y de mi bebé”, abunda Brenda al reconocer esos momentos como los más difíciles de su vida.
“Los próximos días acudí a la cita con especialidad, me tocó mi turno, ya era de noche, cuando pasé con el cardiólogo vio mi historial, me preguntó: ‘¿Estás embarazada?’; le dije que sí y me dijo: ‘Urge que te hagan el cateterismo, y urge que te hagan un legrado, no puedes tener a tu bebé y no podrás tener hijos por tu condición, esperemos que tus niveles de presión bajen para poder intervenirte quirúrgicamente, y esto no significa que después de la cirugía quedes bien’”; simplemente todo se derrumbó en los planes de esta valerosa joven que se enfrentaba a la muerte misma.
TIEMPO DE ACTUAR… ¡RÁPIDO!
“Cuando me dice el médico que tengo que quedarme ya internada tuve muchísimo miedo, miedo de la intervención, miedo de morir, miedo de tantas cosas; mi suegra me acompañaba, ella me ayudó al papeleo para ingresar al hospital y me acompañó a piso, me quedé internada; ya desde el hospital le hablé a mi mamá y le dije que ya me habían internado, me dijo que al día siguiente estaría conmigo; cabe mencionar que ellos viven en Papantla”, continúa nuestra entrevistada en su testimonio de vida.
“Antes de que te sometan a cualquier estudio primero deben monitorearte y sacarte estudios de sangre, y para mi mala suerte salí con bajas plaquetas, le comenté a los doctores que las plaquetas de mi sangre reaccionaban con el anticoagulante del frasco, que no era la primera vez que mis plaquetas salían así, súper bajas, y para mi suerte se atravesaba el fin de semana…
“Pasé viernes, sábado, domingo, lunes y martes internada; una vez que verificaron que mis plaquetas estaban bien, después de tanta sangre que me sacaron, me sometieron a cateterismo; antes de salir del quirófano le pregunté al doctor que me había realizado el cateterismo si mis niveles de presión habían bajado, su respuesta fue devastadora para mí, me dijo: ‘Lamentablemente no bajaron como nosotros hubiéramos querido”, fue un momento complicadísimo pues las pocas opciones médicas se agotaban en la mente de esta guerrera de corazón.
UNA DOLOROSA DESPEDIDA…
“Sentí que estaba muerta en vida, sin embargo afronté la decisión y agradecí a Dios porque aún seguía viva; pasé toda esa noche inmóvil, ya que me realizaron el cateterismo por una arteria de la pierna y si me movía podía desangrarme, esa noche fue la que pensé que sería lo más difícil de mi vida, pero no”, señala Brenda para El Diario MX.
“Los días posteriores me hicieron envío a Ginecología para la interrupción de mi embarazo, me tuvieron en observación y sometieron mi caso a junta, ya que no era fácil mi situación, me subieron a piso y los días siguientes me provocaron los dolores para que pudieran someterme a la interrupción”, así había llegado otro momento doloroso: la pérdida de su bebé.
“Ese día que me aplicaron el medicamento me dio fiebre, me retorcía del dolor, lo peor es que como cardiópata y con HP pulmonar no puedo tomar cualquier medicamento así que tuve que aguantarme; una vez que ya estaba lista me bajaron a quirófano, me tuvieron en observación, pasó a hablar conmigo la ginecóloga y el anestesiólogo…
“Él me dijo que no podía anestesiarme toda porque podría darme un paro cardiorrespiratorio y podría morir, me dijo que tendría que anestesiar directamente en mi útero; la doctora me dijo que tendría que ser valiente, que ella sería cuidadosa pero que yo tendría que aguantar el dolor, pasaron a hablar con mi esposo, que en ese momento era mi novio, le hicieron firmar una carta de responsabilidad a él, le dijeron que podría morir y todos los riesgos que contraería mi interrupción…
“Una vez pasada a quirófano me amarraron las piernas, no lloré porque eso iba a complicar las cosas, fui valiente, no me moví, le pedí a Dios que me diera fuerzas; gracias a Él salí bien, me tuvieron en observación toda la noche y los días posteriores me dieron de alta, ahí fue donde me di cuenta de lo valiosa que es la vida, de lo difícil que puede ser, pero que Dios nunca nos deja solos”; así ve Brenda la vida, así tuvo una dolorosa lección que le daría fuerzas para continuar su lucha.
DIOS NUNCA SUELTA…
Para terminar este increíble testimonio de lucha por la vida dejemos que Brenda nos obsequie su valioso mensaje, con el cual El Diario MX busca brindar a nuestros lectores la visión de personas que no lo han pasado nada bien, pero que aún así sacan fuerzas de donde parecía ya no haber más.
“Todo esto ha sido tan difícil, pero Dios nunca me dejó sola; a mi lado mi madre y mi padre, junto con el que hoy es mi esposo, saber de dos enfermedades que jamás había escuchado, el que me dijeran que era una enfermedad costosa, el saber que no podría tener hijos, saber que mi cuerpo me limita a muchas cosas…
“El año 2020 para mí fue devastador, lleno de lágrimas, lleno de angustia y de miedo, pero también lleno de alegría porque me casé con el amor de mi vida y lo hermoso, que mi esposo me aceptara así, con defectos, además de saber que tenía el apoyo de mi familia, saber que Dios me puso ángeles a mi alrededor…
“Hoy en día estoy casada, disfrutando de cada cosa que Dios me ponga, sea buena o mala, espero que este año pueda titularme como licenciada en Nutrición, ya que he tenido que posponerlo por el seguro que me brinda la escuela…
“Espero poder adoptar en un futuro, al igual que poder tener un hijo a través del vientre de mi hermana, que con amor me ha dicho que si algún día nos decidimos ella me apoya con ese gesto de amor tan infinito.
“Espero en Dios poder trabajar en el área de la salud, que es lo que me encanta y que mi cuerpo no sea impedimento, tal vez no de la manera normal en que lo hacen las personas, pero sí a mi ritmo, porque sí se puede vivir con un corazón diferente”, abunda Brenda sobre las nuevas expectativas de su vida.
“Agradezco infinitamente al doctor Alejandro Fernández, que es cardiólogo, por ayudarme en todo este proceso, por ayudarme a que el proceso fuera más rápido; al IMSS que me atendió, a todos esos médicos y enfermeras que hacen una labor tan maravillosa, a esos doctores que aman su trabajo y tratan a sus pacientes con amor”.
CONSEJOS DE ORO…
“A toda la gente que tiene algún problema, que tiene un diagnóstico devastador en su vida pongan su vida en manos de Dios, tal vez nos sintamos en un pozo profundo sin salida, tal vez por nuestra mente piensen ¿por qué yo?, ¿por qué mi hijo?, pero solo Dios sabe por qué pasan las cosas…
“Porque a pesar de la tormenta siempre sale el sol, siempre hay una luz de esperanza y siempre hay ángeles en nuestro camino; seamos amables con las personas porque no sabemos por los problemas que están pasando, tal vez los veamos perfectos, pero no sabemos en su interior qué pasa… Una sonrisa y un gesto de amabilidad te cambia el día”, finaliza Brenda Yamileth Maldonado Velázquez en este testimonio que El Diario MX agradece, por tener el valor de compartirlo con nuestros lectores.