LOS ÁNGELES, EU; marzo 9 (Agencias)
Las mujeres siempre marcan la pauta en todo tipo de ámbitos: desde la moda hasta la tecnología, ciencia, y en el mundo empresarial, imprimiendo su fuerza, poder e ingenio en cada proyecto como lo reflejaron Gabrielle Chanel, Estée Lauder y Helena Rubinstein, íconos de la belleza.
GABRIELLE CHANEL
Coco Chanel, como también era conocida, no solo cambió el mundo de la moda, sino también el de la belleza. La francesa nació en 1883 y fue criada en un orfanato de monjas, a raíz de la muerte de su madre a los 12 años y la poca fortuna de su padre.
Su personalidad fuerte, determinada, competitiva y altamente curiosa la llevó a escaparse del convento para convertirse en cantante de cabaret. Su talento en la costura y bordados la motivaron a abrir su primera boutique de sombreros en París en 1913.
Solo un tiempo después, Gabrielle inauguró su primer taller de costura, el cual revolucionó la moda femenina, volviéndola minimalista, elegante y práctica, plasmando la visión feminista de la mujer moderna… esto fue solo el comienzo de un legado.
Después, la francesa creó el primer perfume de una Maison en 1921. El encargo de Coco al perfumista Ernst Beaux fue sencillo, pero directo: lo que quería era “un perfume de mujer con olor a mujer”. Ernst le presentó una serie de pruebas numeradas del 1 al 5 y del 20 al 24, y fue la botella número 5 la que la cautivó a Chanel.
Con toque de jazmín y una botella de cristal elegante (ideada por la propia Chanel), su nueva creación se volvió en un éxito rotundo, que incluso se limitó su venta a las clientas exclusivas de la firma, al no tener la producción suficiente para cubrir la demanda; lo demás, es historia.
ESTÉE LAUDER
“Nunca soñé con el éxito. Trabajé para llegar a él”, dijo Estée Lauder en una entrevista, y casi sin querer, se convirtió en una de las mejores frases para reflejar su esencia emprendedora y proactiva. Su nombre real era Josephine Esther Mentzer, el cual cambió al casarse con Joseph Lauter (quien también modificó su apellido a Lauder).
Estée nació en Queens de madre húngara y padre checo, siendo uno de sus tíos húngaros su gran inspiración para convertirse en una gran vendedora, al promover las cremas que creaba a cualquier parte que iba. La empresaria se convirtió en toda una experta de crear sus propias fórmulas y aplicarlas a sus clientas.
Se alió con su esposo para crear Estée Lauder, una de las marcas más famosas y queridas entre las apasionadas de la belleza. Se convirtió en la primera mujer estadounidense en ser condecorada con la Legión de Honor, en grado de caballero, en 1978.
HELENA RUBINSTEIN
Una de las pioneras de la cosmética, Helena Rubinstein nació en Polonia como Chaja Rubinstein. Sin saber inglés, pero con un espíritu curioso, emigró a Australia a los 20 años en donde capturó la atención gracias a su piel perfecta.
De esa manera, Helena (especialmente su piel) fue la clave para vender las cremas que llevaba en su equipaje hechas con una fórmula original de los hermanos Lykusky, unos amigos de la familia de Cracovia.
¿Su ingrediente secreto? La lanolina, además de ofrecer un tratamiento especializado en Melbourne, algo que se trasladó a Londres, París, Nueva York, para luego volverse global. En 1932, Helena fue nombrada como una de las mujeres más ricas del mundo.