CIUDAD DE MÉXICO, marzo 10 (Agencias)
La justicia requiere un lenguaje para volverse efectiva y la escritora tamaulipeca Cristina Rivera Garza fraguó el suyo para ser escuchada; es así como convirtió su escritura en una verdadera arma del activismo femenino.
Lo anterior lo logró al contar, de manera novelada, el doloroso asesinato de su propia hermana, impune desde hace tres décadas. “Una de las razones más importantes para escribir esta historia fueron las ansias de que se haga justicia”, confesó Rivera Garza.
Menos de un año después de la aparición del libro “El invencible verano de Liliana”, la autora logró que su reclamo fuera escuchado: a través de redes sociales dio a conocer un mensaje en el que actualizó la situación de la investigación que enmudeció a su familia.
“Ángel González Ramos, el presunto feminicida de Liliana Rivera Garza, mi hermana, probablemente se hizo llamar Mitchell Angelo Giovanni mientras vivió, como prófugo de la justicia, en el sur de California, durante casi 30 años. Equipos de investigación trabajan para comprobar si efectivamente murió ahogado el dos de mayo del 2020”, escribió.
La voz de la autora se convirtió en la de miles de mujeres mexicanas, pues aseguró que “mi historia es compartida con al menos diez familias al día, diez familias al día pierden a mujeres a manos de la violencia en este país, por desgracia es una historia compartida”; una que dese llegue a su fin eventualmente.
La originara de Matamoros, Tamaulipas (aunque vive en el extranjero desde hace años), piensa que parte de la capacidad que tuvo para exigir justicia se debe “al lenguaje que han ido fraguando las movilizaciones de mujeres en México y el mundo, las feministas del pasado y las activistas de ahora”.