Agencias.-
El mes de marzo es el indicado para hablar de Rigo Tovar, esto porque se conmemora tanto su natalicio (29 marzo 1946) como su fallecimiento (27 marzo 2005), y también porque sigue siendo un ícono musical, a pesar de los años que han pasado desde su partida.
Quien fue una figura relevante de la música tropical, creador de los éxitos más bailados de la historia y que también expresó sus sentimientos a ritmo de baladas, año con año es recordado no solo por su natal Matamoros, sino por todo el país, pues sus canciones llegaron a cada rincón de México.
En esta ocasión, para homenajear al artista tamaulipeco, se hablará del libro “Rigo es amor. Una rocola a dieciséis voces” que escribió Cristina Rivera Garza, también originaria de Matamoros, y quien expuso una serie de evocaciones que reescriben la vida y canciones de Rigoberto Tovar García.
Lo que el libro ofrece, a través del ensayo, el cuento, el teatro y la poesía, son dieciséis voces que reelaboran sus experiencias con Tovar. Algunos, como Élmer Mendoza y Daniela Tarazona, utilizan las herramientas más finas de la ficción para recrear el mundo “rigotovarista” de sus tiempos y sus gustos.
Otros, como Lizzy Cantú o Betto Arcos reviven una época que hará palpitar a aquellos que la vivieron. Irma Pineda, Eduardo de Gortari y Carlos del Castillo intervienen sus canciones más conocidas con las enunciaciones del lenguaje personal; y algo parecido practican Minerva Reynosa y Benjamín Moreno.
Julio Pesina, Fabrizio Mejía Madrid y Pepe Rojo amalgaman géneros literarios y yuxtaponen experiencia e imagen para entregar a Rigo Tovar en toda su complejidad y todo su humor. Por otro lado, mientras Alisma de León recrea el mítico pináculo de su fama, Yuri Herrera y Susana Iglesias optan por el lado más oscuro del “rigotovarismo”.