Ubicado en el semidesierto de Tamaulipas, el municipio de Jaumave tiene varios lugares y atractivos turísticos interesantes, aunque sin infraestructura, porque ni el ayuntamiento ni la Secretaría del ramo a nivel estatal aportan recursos, ni promueven inversiones privadas.
Rumbo a la reserva ecológica, la entrada desde el altiplano tamaulipeco, se encuentra lo que se llama “La Poza Azul”, o “Charco Azul”.
COMO LLEGAR:
De Jaumave dirigirse al ejido San Lorencito y, antes de cruzar el río (por lo general seco), aproximadamente a la mitad, sale a la derecha el camino que lo conducirá a este maravilloso lugar. Son cuatro kilómetros de terracería y luego 200 metros a pié.
La zona es virgen. Allí no hay nada que comprar, ningún changarro.
El balneario se ubica casi frente al ejido Padrón y Juárez, comunidad esta cuyas autoridades de vez en cuando efectúan labores de limpieza en el lugar con tal de cobrar la entrada a los visitantes, sobre todo en Semana Santa.
En época de estiaje es fácil dirigirse, dado que los vehículos pueden entrar río arriba, donde algunas administraciones municipales envían maquinaria para emparejar.
Sus aguas corresponden a lo que es el río Guayalejo que nace más arriba, en El Tray, municipio de Palmillas, y al cual se unen varios afluentes en su trayectoria.
Las aguas son de un azul intenso, aunque no esté hondo. En lo que es la poza, se habla de una profundidad de 12 metros.
El agua brota de una cavidad en la roca, en el cerro, donde se forma el charco y escurre por un cauce encajonado hasta que los agricultores la sacan con fines de riego.
Se menciona que un día un pescador fue a tirar su atarraya a la poza y lo que sustrajo le llamó la atención: Un pescado blanco, con las características del bagre, pero sin ojos.
Por eso la creencia de que se trata de una caverna y tiene una profundidad de hasta 80 metros, como mencionan otros vecinos que han frecuentado el lugar.
Y es que el río prácticamente nace de la roca. Si las aguas se ocultan poco mas bajo la cascada El Salto, en Palmillas, aparecen aquí, en la hoquedad del cerro. Al menos es lo que puede apreciar todo visitante y lo divulgan los vecinos.