Redacción / Hora Cero.-
Es el primer domingo de mayo en la frontera de Tamaulipas. En algunos países se festejó a las mamás. En México la fecha se conmemora el día 10, pero, independientemente de eso, hay personas que no tienen nada que celebrar, que padecen, que llevan a cuestas la pena de tener un familiar desaparecido.
Los recuerdos ahogan los sentimientos, machacan el corazón y sacan a cada rato dolorosas lágrimas.
En Reynosa, estas mismas madres se reunieron. Unánimes caminaron hacia la plaza principal Miguel Hidalgo y Costilla para presentar su clamor: que las autoridades les ayuden a encontrar a sus hijos.
No son pocas. Decenas y forman parte de varios colectivos. Con playeras, fotografías y pancartas enseñan su sufrimiento para ver si crean conciencia, si logran algo que parece imposible, hallar al menos los restos de los niños y niñas que con ilusión llevaron en su vientre.
Si algunas veces el Día de las Madres fue uno de los momentos más bellos de sus vidas es ahora uno de los más tormentosos. No han vuelto más las felicitaciones, las llamadas con amor, las voces que les alegraban el alma.
Muertas en vida, estas mujeres repentinamente fueron alcanzadas por el odio que arrebata, pero también pasaron a ser víctimas del muro de la indiferencia.
Las Fiscalías y los Ministerios Públicos son bodegas para archivar expedientes. En un mes más de cien personas fueron privadas de manera forzosa de su libertad, aseguran.
Entre las desaparecidas hay mujeres, jóvenes y trabajadores, pero todos los procesos son muy lentos; existe una gran infraestructura gubernamental, pero pocos resultados.
Las madres buscadoras de Reynosa escudriñan por su cuenta. Han gastado todo, se han endeudado tanto para obtener los recursos necesarios para seguir investigando y tocando puertas.
Algunos grupos en contra de la violencia de género les acompañaron ayer en el centro de Reynosa. Entre las manifestantes hay quienes buscan un hijo, hija o esposo, pero también están aquellas que sí pudieron enterrarlos porque se los mataron.
Los cartelones con los que anuncian sus casos son tantos que parecen una alfombra al frente de la presidencia municipal. Un tapiz de muertos y desaparecidos.
Y peor aún, en esta ciudad lejos frenarse los asesinatos y feminicidios, se siguen consumando. No tan lejos, el mes de mayo inició con la decapitación de una mujer en un condominio del fraccionamiento La Cima.
Abigail tenía 30 años. Su cuerpo fue a la morgue. Le practicaron la necropsia de ley y, de acuerdo con las autoridades, se abrió una carpeta de investigación, otra más, que muy seguramente quedará impune.
Es así que mientras todo el mundo festeja a las mamás por su día, hay muchas que pasarán esta fecha sumidas en la depresión y el resentimiento. Poco o nada han hecho para ayudarlas, para tener al menos una tumba a donde ir a llorar.