Rogelio Rodríguez Mendoza.-
Cd. Victoria, Tam.-
La ola guinda, con mariachi incluido, invadió la sede del Poder Legislativo desde muy temprano, este miércoles, para festejar lo que llamaron “triunfo inobjetable” del candidato a la gubernatura, Américo Villarreal Anaya.
Los gritos de: “¿Se pudo? Claro que se pudo” y “Cuarta Transformación, Cuarta Transformación” se escucharon desde casi una hora antes de que iniciara la sesión ordinaria del Pleno Legislativo, cuando la bancada morenista llegó al inmueble para dar una conferencia de prensa.
Los diputados desbordaban triunfalismo. Algunos, como Humberto Prieto Herrera, aprovecharon el momento para “bullear” a sus pares del PAN y PRI, a quienes gritaban, “de que se van, se van”. Olvidaron la máxima de que hay que ser humildes en la victoria y dignos en la derrota.
Los morenistas habían citado a los periodistas para un propósito central: advertir que defenderán la victoria del candidato de la alianza, “Juntos Hacemos Historia”.
“No se les olvide que la decisión del pueblo no se cambia. Vamos a defender el voto de cada tamaulipeco, lo que con lágrimas, sudor y trabajo, el pueblo ha ganado. Quieren ganar a billetazos y en la mesa lo que no pudieron en las urnas”, advirtió la coordinadora de la bancada guinda, Úrsula Patricia Salazar Mojica.
Y sentenció: “El pueblo es sabio y no permitirá una canallada más. El triunfo mayoritario fue contundente. No hay marcha atrás”.
Acabado el encuentro con los reporteros, los morenistas se dirigieron a la zona de galerías del Salón de Plenos, donde ya estaban apostados cientos de simpatizantes.
Juntos, diputados y acarreados, corearon: “Es un honor estar con el doctor”.
Poco antes de que iniciara la sesión del Pleno, llegó al recinto un mariachi. Aunque el personal de seguridad intentó impedirles a los músicos el acceso, al final lo permitieron.
Ahí comenzó la fiesta. El mariachi abrió entonando “Las Golondrinas”, y le siguió con “El Rey” y “El Cielito Lindo”, para terminar con “El Mariachi loco”, lo que aumentó la euforia de los asistentes, y de los legisladores de Morena, que para entonces ya estaban en sus curules.
El festejo pudo haberse prolongado, pero la presidenta de la Mesa Directiva, la panista Imelda Sanmiguel Sánchez, llamó al orden para iniciar los trabajos de la sesión.
La asamblea plenaria transcurrió en tranquilidad relativa, hasta que llegó el punto de asuntos generales.
El panista Raúl Rodrigo Pérez Luévano fue el primero en usar la tribuna. Hizo un pronunciamiento sobre la libertad de expresión, cuya celebración ocurrió el pasado martes, y arremetió contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, por el desprecio hacia los periodistas, provocando los gritos de “fuera, fuera” por parte de los morenistas instalados en galerías.
La también panista Lidia Martínez López llegó a continuar la embestida contra el gobierno de la llamada “Cuarta Transformación”.
Agradeció a los miles de tamaulipecos que votaron por el PAN y PRI y se pronunciaron en contra de un gobierno emanado de Morena.
La presidenta de la Mesa Directiva tuvo que interrumpir a la oradora para llamar al orden a los simpatizantes morenistas, que desde galerías gritaban insultos contra Martínez López. Les advirtió que los podía desalojar del recinto o dar por terminada la sesión.
“Seguimos en la lucha y seguimos de pie y con orgullo de pertenecer al PAN”, cerró la mantense.
El diputado de Morena, Juan Ovidio García García, pidió turno en la tribuna, para recordar las cifras con que, de acuerdo con el Ietam, Villarreal Anaya ganó la gubernatura.
Dijo que el doctor obtuvo 710 mil 952 votos que representan casi el 50 por ciento del total de sufragios, y destacó que la del domingo fue la votación con más participación ciudadana, con el 53.32 de asistencia de votantes.
“De nada les sirvió utilizar millones de pesos para comprar votos. De nada les sirvieron sus campañas negras, y las carpetas de investigación inventadas, tratando de desprestigiar a nuestro candidato”, sentenció.
El matamorense pidió permiso para tratar otro asunto. Se lo dieron y se fue entonces contra el panista, Carlos Fernández Altamirano, a quien le recordó presuntas inconsistencias financieras durante su gestión como titular del Instituto Tamaulipeco del Deporte.
Lo retó a que presente la documentación que acredite que aclaró las observaciones por más de 96 millones de pesos que le hizo la Auditoría Superior.
“El Instituto del Deporte ha sido la caja chica del gobierno estatal”, acusó.
El aludido, Fernández Altamirano, pidió permiso para subir a tribuna: “por alusiones personales”, dijo.
Sin embargo, apenas se estaba defendiendo de los ataques del morenista, cuándo Sanmiguel Sánchez clausuró los trabajos, porque quienes estaban en tribuna nunca atendieron su exigencia de guardar el orden.
La decisión de la presidenta directiva enardeció a los morenistas, quienes la abuchearon y lanzaron consignas de, “como quiera ya se van”.
A pesar de la clausura de los trabajos, los diputados de Morena continuaron en el recinto y desahogaron los discursos que llevaban preparados.
La más agresiva fue la reynosene Magaly Guillermina Deandar.
“Se les acabó la ubre. No comprendo cómo siguen pataleando. Se creían eternos”, dijo, desatando la gritería en galerías.
No paró: “Deberían estar formados en la fila de la Profeco, denunciando que los votos que compraron no fueron los que les dieron”.
Eliphalet Gómez Lozano la secundó, señalando con sarcasmo: “Huele a muerto y aún no estamos en noviembre”.
Cuando la riobravense Casandra de los Santos reclamaba que los panistas se hubieran retirado del Salón de Plenos, el personal del Congreso les cerró el micrófono, por lo que de inmediato Humberto Prieto Herrera y Alberto Granados se enfilaron hacia la zona donde se localizan los controles del sonido.
Ambos diputados amenazaron a los empleados y los obligaron a encender nuevamente el micrófono.
“Les ganamos, aunque les duela. Se les acabó la ubre que alimentaba sus bolsillos”, dijo De los Santos.
El Pleno Legislativo fue convocado a sesión la próxima semana. Para entonces ya habrá gobernador electo, y seguramente los morenistas llegarán todavía más envalentonados.